Gente que interesa
Un portugués en Puerta Palmas ·
Abrió La Unión, un bar iberista, en tiempos difíciles y ha triunfadoPedro Oliveira (Estoril, 1972) quedó huérfano de madre a los cinco años y de padre, a los ocho. Una tía suya crio a sus dos ... hijos, a Pedro y a sus dos hermanas. Los tres huérfanos emigraron en cuanto crecieron: una hermana de Pedro está a Suiza, otra en Reino Unido y él, en Badajoz. Pedro regenta el bar La Unión, en Puerta Palmas, donde antes estuvo el Metralla. La Unión se llama así porque su dueño quiere simbolizar la fusión de Badajoz y Portugal, un bar iberista y singular donde lo mismo cenan los profesionales liberales que toman vino de Feria en copas estilizadas los clientes mayores de toda la vida o entra una señora con una bicicleta e intenta vendérnosla por 50 euros.
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–¿Puerta Palmas?
–Me enorgullezco de que cuando nadie apostaba por esta zona, me instalé, perseveré y 18 años después, tras un tiempo de mala imagen, una pandemia y las obras de la plataforma única, Puerta Palmas está de moda y se han instalado en la zona restaurantes italianos y japoneses, kebabs, los locales del río, El Convento y La Unión. Lo que había aquí era duro, los hijos del barrio se habían ido, estaba mal visto por la droga y la prostitución, pero mi estudio de mercado era que donde hay agua, sea un pantano, un río o una playa, la hostelería triunfa.
–¿Por qué se vino a Badajoz?
–Primero me fui a Palencia confundido, creí que iba a una fábrica y me encontré con un matadero de pollos. Cada noche cargaba camiones de 7.500 kilos con pollos para llevarlos a un matadero. Pero mejoré mi español, me adapté a la cultura, quise acercarme a Portugal y acabé en Badajoz: primero de camarero en el complejo Sancha Brava, después de comercial de empresas de bricolaje (Maderpa y Maderesa). Me casé con una española y pusimos la multitienda Mafi, por Mafalda, en Melchor de Évora. Era zona universitaria, vendíamos muchísimos perritos calientes, tuvimos éxito y en 2007 nos vinimos a este local junto a Puerta Palmas.
–¿El bar?
–Aquí estaba el Metralla desde 1965. Al principio teníamos multitienda y un bar de 35 metros cuadrados. Ahora es un bar de 96 metros cuadrados con terraza. Acabo de reformarlo para hacerlo más luminoso, con el azul de azulejo portugués en las paredes y fotos históricas de la Puerta de Palmas. Aposté por conciertos de fado y flamenco. El Ayuntamiento me consideró punto de información turística donde entregaba folletos y me dirigía a los turistas en las cuatro lenguas que hablo. Hice una carta en siete idiomas. Aposté por la gastronomía española y portuguesa. Traigo pulpo, el choco de Setúbal, las lulas, preparo cinco tipos de bacalao, arroces caldosos… Y con la plataforma única, tengo una terraza amplia en un lugar privilegiado.
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–¿Las reseñas en las redes sociales?
–Generalmente son buenas. Curiosamente, el cliente portugués se fía mucho de las reseñas de Trip Advisor. Cuando entra en La Unión, se siente como en casa, nos dirigimos a él en su idioma y le aportamos confianza. En cuanto a las reseñas, solo hemos detectado críticas coincidiendo con grandes eventos como Los Palomos, el Carnaval o La Noche en Blanco, cuando la terraza está llena y se cansan de esperar. Deberían entender que con tanta clientela es difícil atender enseguida.
–¿El cliente de Badajoz?
–Es alegre, exigente, algo impaciente, educado, le gustan las novedades y por eso tengo sugerencias todos los fines de semana. En Badajoz, la novedad gusta. Al cliente de aquí hay que ofrecerle algo nuevo todos los días o se aburre. Mis hijos se cansan de que salude por la calle a tantas personas, pero yo me enorgullezco de que la gente de Badajoz siga diciendo: «Vamos al bar del portugués».
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