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Antonio Rodríguez: «Un barbero sangrador solventaba problemas sencillos»

Antonio Rodríguez explica, a sus 91 años, en qué consistía su oficio e ilustra con numerosas anécdotas toda su carrera profesional

Martes, 1 de agosto 2023, 07:50

Todo aquel que sea de San Vicente de Alcántara o que haya vivido en la localidad, sabrá seguro quién es Antonio Rodríguez o 'el miollo', ... apodo por el que se le conoce. A sus 91 años (nació en 1932) puede decirse que es la viva historia de la localidad. Es una persona de costumbres, sencilla, comprometida con la localidad y sus tradiciones.

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Al entrar en su casa nos muestra una estantería donde guarda y conserva todos los artilugios que usaba a la hora de practicar sus dos oficios: practicante y barbero. En ellos se pueden observar inyecciones reutilizables, sacamuelas, tijeras, navaja, suavizador y sus certificados académicos junto a sus libros de formación.

Antonio Rodríguez forma parte de la tercera generación de practicantes y 'barberos sangradores' de su familia. «El término de 'barbero sangrador' se remonta a cuando los reyes padecían enfermedades como la gota. Al estar familiarizados con la higiene y los utensilios, les concedieron la responsabilidad de poder solventar problemas sanitarios sencillos», explica.

Casi 120 años

Forma parte de la tercera generación. Comenzó con su abuelo en 1880 y terminó en 1997 con su jubilación

La actividad comenzó en 1880 por su abuelo y acabó en el año 1997, cuando Antonio Rodríguez se jubiló. «Mi abuelo estudió en Madrid y mi padre, en Salamanca. Yo realicé el Bachillerato elemental que se exigía por aquel entonces para acceder a la carrera y después hice las prácticas en el hospital de Cáceres. Se trataba de tres cursos: anatomía, cirugía y obstetricia; de este último no realicé las prácticas debido a que mi padre enfermó», lamenta.

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Aunque ese suceso no fue impedimento para que continuase con la profesión, ya que en la mili ejerció de practicante junto al médico de su brigada. A su vuelta, Rodríguez tenía que mantener por aquel entonces a su familia y decidió decantarse por la barbería. Nostálgico, comenta que a los 12 años, subido en un asiento de corcho, ya sabía cortar el pelo y afeitar. «Cuando me hice cargo de la barbería fueron unos de los mejores años de mi vida laboral. Aparte de clientes, hice amigos y, en muchas ocasiones, serví de confidente».

En el salón de su casa, junto a su mujer, el antiguo barbero no quita el ojo de un libro que tiene en su mesa camilla y que muestra orgulloso de su contenido. «Aquí he recogido a lo largo de toda mi trayectoria las vivencias, datos, anécdotas, clientes o acontecimientos que tuve que atender como practicante, e incluso las pesetas que ganaba. Además de todos los motes que hay en el pueblo y por los que hoy se conoce a la gente», señala entusiasta.

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Una vida de trabajo

«Cuando me hice cargo de la barbería fueron unos de los mejores años de mi vida laboral»

Una de las anécdotas que cuenta, en vísperas de cumplir 60 años de casados, es que casi no llega al día de su boda por estar afeitando y cortándoles el pelo a unos clientes en fechas de fiestas.

Otras de las pasiones de Antonio Rodríguez es el fútbol. En concreto por el equipo local C.P. Sanvicenteño, del cual ejerció como masajista oficial durante muchos años. Es una época que recuerda con mucho cariño. «Durante el transcurso de los años, el equipo me ha hecho varios reconocimientos a mi trayectoria e implicación con el equipo». «Uno de los momentos reseñables fue un partido que se disputó contra el Real Madrid y al que asistió Miguel Celdrán, que fue alcalde de Badajoz. A los diez minutos de empezar, un futbolista se lesionó y fracturó la clavícula, entonces me metí con él en la caseta y casi no pudimos ver el partido», recuerda entre risas.

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