¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
Preparando su material de vuelo la semana pasada para despegar desde Montánchez. :: HOY

María Pérez Gil, pasión por volar

Piloto de parapente y profesora de FP

J. López-Lago

Lunes, 8 de mayo 2017, 07:35

Es de las pocas personas que puede decir que, cuando le apetece, Extremadura se pone a sus pies. Todo empezó en el verano de 2010, cuando realizó un viaje a Los Alpes franceses. Tenía pensado hacer 'puenting' y parapente. Lo primero le gustó, pero lo segundo le cautivó para siempre. «Me emocionó volar viendo el Mont Blanc, con ciervos bajo mis pies..., y lo mejor es que vi que esto no era para supermanes sino que era algo que se aprende y que el parapente lo practicaba gente de todas las edades», rememora ahora María Pérez Gil, de 35 años y a la que llaman Mamen.

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ALGUNOS DATOS

  • Personales.

  • María Pérez Gil nació en Cáceres en 1981. Está soltera y no tiene hijos. Estudió en el Sagrado Corazón de Jesús y en el instituto Profesor Hernández Pacheco de Cáceres, donde reside.

  • Profesionales.

  • Estudió Magisterio en la Universidad de Extremadura e hizo las especialidades de educación especial y educación infantil. También pasó un año en la Universidad de Granada con una beca Séneca. En la actualidad es profesora en el IES Santa Lucía del Trampal de Alcuéscar (Cáceres), donde es profesora de Formación Profesional.

  • Deportivos.

  • En 2014 hizo el récord de España femenino e distancia (155 km) y en 2016 el de tiempo y distancia en la modalidad de 'triángulo'.

En aquel vuelo inicial iba de pasajera, pero en cuanto regresó a Cáceres se propuso intentar volar por sí misma. Fue una sorpresa para ella que en su misma ciudad hubiera una escuela (Pangea) que se dedicara a enseñar a pilotar un parapente y ese mismo año, en noviembre, comenzó a recibir clases. «Primero empiezas a controlar el parapente desde tierra, luego sigues con vuelos rasantes hasta que llega el primer vuelo de altura. Imagínate poner en práctica todo lo que has aprendido y ver de repente el desnivel ¡uf!», exclama recordando aquel momento en que echó a volar sola con su parapente y se convirtió en una piloto autónoma.

Aquello fue en 2011 y la cacereña es ahora una de las más punteras del país. En 2014 consiguió el récord de distancia al recorrer por el aire 155 kilómetros entre Montánchez y Jabuguillo, en la Sierra de Aracena. El verano pasado consiguió otros dos récords femeninos más, esta vez en la modalidad de 'triángulo', lo que te exige avanzar con viento en contra y ella hizo el récord de tiempo y de distancia. Señal de que sigue en forma, el pasado fin de semana en Pegalajar (Jaén) fue primera en la clase 'club', superando a todos los chicos que compitieron con este tipo de vela.

Esta cacereña reconoce que hay debate cuando se plantea si hay que diferenciar entre hombres y mujeres en un deporte en el que cuenta básicamente la técnica, la destreza y la audacia. Se divide en dos categorías por sexo, dice ella, debido a que las mujeres suelen pesar menos y por eso usan parapentes con menor superficie, pero ni siquiera ella está plenamente convencida de ese argumento.

En realidad, afirma que estas competiciones no son nada competitivas, sino más bien una excusa para conocer más aficionados y parajes nuevos que sobrevolar. «Una vez te metes dentro da igual si eres hombre o mujer. Lo que sí ocurre es que apenas hay chicas practicando y a mí me gustaría que hubiera más mujeres. Yo intento animar a todas las que puedo. Que yo sepa en Extremadura han hecho el curso cuatro chicas en los seis años que llevo volando. En Badajoz no lo sé. Aquí no se necesita fuerza física. Yo creo que somos poquitas porque nos han educado para que seamos más conservadoras y por eso no hay afición a deportes de aventura que parece que tengan cierto riesgo. Pero esto ocurre con los deportes de montaña en general», dice.

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Anima a la gente a volar

En su familia no hay tradición en este deporte ni nada parecido, pero a su madre la tiene casi convencida para que vuele con ella. Su hermano ya probó, aunque le gustó tiene otras aficiones. De momento, para poder acompañar a gente volando se está sacando el título de biplaza. Lo que sí ha hecho para estimular a algunos de sus alumnos es llevarlos a probar este deporte si aprobaban en junio.

Mamen es profesora desde hace doce años en el instituto Santa Lucía del Trampal de Alcuéscar (Cáceres). Allí imparte un grado superior de Formación Profesional de Integración Social. Anteriormente era profesora de otro de grado medio de Atención a Personas en Situación de Dependencia.

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«Otra suerte de este trabajo -explica- es que le queda a pocos minutos de Montánchez, uno de los sitios de referencia para los que nos gusta el parapente junto con La Parra en Badajoz o el pico Pitolero en el Valle del Ambroz. Muchas veces me llevo las cosas en el coche y cuando salgo del instituto, si hace buen día, me pongo a volar».

Ahora empieza la época óptima para este deporte, que se prolonga prácticamente hasta el otoño.

¿Cómo es Extremadura desde el aire? «Se ve viva, cambia totalmente en las distintas estaciones. Unas veces ves Gredos nevado al fondo, luego la primavera en flor y ahora se nota que se seca un poco más. Cuando vas hacia el sur ves los olivares alineados y los viñedos cuando te acercas a Almendralejo, y si pasas por Miajadas y las Vegas Altas ves todo el regadío, los arrozales, ... es un paisaje muy diverso y vivo».

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Según cuenta, relajarse plenamente volando es complicado pero es posible. «Nosotros aprovechamos las corrientes de aire caliente y en esos térmicos tienes que estar más activo, siempre pendiente, pero si vuelas a última hora de la tarde o cerca del mar sobre las dunas, donde el viento es más constante te relajas más y es más placentero».

Pero lo que más le gusta a esta extremeña es que gracias a esta afición ha aprendido nociones de física, de aerología, meteorología, geografía extremeña y hasta de aves. «Es impresionante cuando compartimos térmicas con los buitres. Esto te pone en contacto no solo con las leyes físicas sino con tu entorno. Yo no lo llamo deporte de riesgo sino deporte de naturaleza. Y además sirve para juntarnos los amigos. Volar es toda una filosofía de vida».

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