El macho Komodo, en una fotografía tomada en julio en el valle del Matachel (Badajoz)

Komodo y Kodiac ya son pareja

El programa Life Iberlince trata de reintroducir una especie que no logra reproducirse en libertad en la región desde hace más de tres décadas

Claudio Mateos

Domingo, 24 de agosto 2014, 00:12

Se llaman Kodiac (hembra) y Komodo (macho) y si lo suyo fructifica y logran reproducirse se pueden convertir en una pareja legendaria en la historia de la fauna extremeña. Son dos de los ocho linces ibéricos que el pasado mes de junio fueron liberados en el valle del Matachel (Badajoz), dentro del programa Life Iberlince, con el que se está tratando de reintroducir por vez primera una especie considerada extinguida en la región. Hace más de 30 años que no se tiene noticia de que hayan conseguido reproducirse en libertad en este territorio.

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Kodiac y Komodo son aún muy jóvenes (un año de edad para una esperanza de vida de entre 12 y 14), pero ya se han emparejado y los responsables del programa esperan que su relación se consolide en el próximo periodo de celo, que comenzará en diciembre. Aunque ya se ha dado algún caso en Andalucía, es poco probable que se vayan a aparear a edad tan temprana, según explica María Jesús Palacios, jefa de la sección de Vida Silvestre en la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, encargada de supervisar el día a día de los linces liberados.

Además de Komodo y Kodiac, en junio se soltaron en la zona del río Matachel otros cinco ejemplares de un año, llamados Kakapo, Ketamina, K2, Kais y Kum. Todos empiezan por la letra K porque es la que en el sistema internacional corresponde a los individuos nacidos en el año 2013. El octavo lince liberado tiene dos años, de modo que nació en 2012, el año de la J. Su nombre es Jerez y fue criado en el centro La Olivilla, en Andalucía. Es el único de los ocho que ha tenido que ser capturado de nuevo porque apenas comía y estaba desnutrido.

Todos los demás, según afirma María Jesús Palacios, se encuentran «perfectamente» y están adaptándose bien a su nuevo entorno.

Su ubicación y rastro se controlan mediante un collar con GPS y antenas terrestres. La zona ha sido elegida porque cuenta con grandes superficies de bosque mediterráneo, pocas carreteras y una densidad de conejos, el principal alimento de los linces, que cumple los parámetros internacionales. Hay un mínimo de cuatro conejos por hectárea de terreno.

Los ocho ejemplares, de los cuales tres son hembras, se criaron en cautividad, pero sin contacto humano ni alimentación artificial, cinco de ellos en Portugal, dos en el centro de cría de Zarza de Granadilla (Cáceres) y uno en Andalucía. Se liberan juntos ejemplares de distintas zonas para conseguir en los cruces individuos reforzados genéticamente, ya que uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la recuperación del lince ibérico es precisamente su escasa variedad genética, lo que los hace vulnerables.

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Riesgo de atropellos

La otra gran amenaza son las carreteras. En Andalucía, la primera comunidad española donde se puso en marcha el programa de reintroducción del lince, ya han muerto 14 animales atropellados. El motivo es que la presencia de conejos es mayor junto a las carreteras porque está prohibida la caza, lo cual, unido a que hay zonas donde la población se ha reducido a dos conejos por hectárea, hace que los linces se arriesguen a acechar junto a la calzada y en ocasiones mueran atropellados.

En Extremadura aún no se ha producido ningún caso, aunque el riesgo existe. Por eso la Consejería de Medio Ambiente está firmando convenios con la DGT, la Diputación de Badajoz y ayuntamientos como los de Valencia de las Torres o Maguilla para que tomen en sus carreteras y caminos vecinales medidas que protejan a los linces. La principal es desbrozar las cunetas para que no se oculten allí los conejos y los linces puedan ver a los vehículos cuando se acercan. Además, se están colocando carteles de aviso para los conductores y reduciendo el límite de velocidad en los puntos negros de atropellos de animales silvestres.

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En la protección de los linces liberados también juegan un papel importante los dueños de las fincas y cotos de caza. Se les está avisando de la suelta de los felinos y recordándoles que para el control de depredadores la ley únicamente permite las artes homologadas a nivel nacional. «Si se usan esas artes no existe riesgo de que un lince quede atrapado en ellas», apunta Palacios, quien recuerda además que matar de forma intencionada un animal en grave peligro de extinción como es el lince es un delito perseguible penalmente. De hecho en Andalucía ya se ha producido alguna condena de cárcel por este motivo.

Por el momento son Komodo y Kodiac los únicos que han mostrado interés en emparejarse. Cada hembra necesita una extensión de unas 500 o 600 hectáreas, e incluso más si la densidad de conejos no alcanza los cuatro por hectárea. Existe la posibilidad de que el otro macho que fue liberado junto a ellos en la misma zona desafíe a Komodo cuando empiece el periodo de celo para hacerse con la hembra, en cuyo caso habría que esperar a ver quién sale victorioso. Incluso si llegaran a reproducirse hay veces que la madre mata a uno o más cachorros. En febrero de 2015 está previsto liberar en la zona otros cinco ejemplares, tres hembras y dos machos.

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