Badajoz 2 - Azuaga 1: El Badajoz sobrevive bajo presión

En los primeros tres minutos ya había buscado con determinación la portería contraria en un desmarque tirado por Álex Alegría dentro del área que recibiría muy pasado de Montori, el remate de cabeza de Jesús Sánchez tras un saque de equina y el tímido disparo desde la frontal de Montori que atajó abajo Jaime sin mayores complicaciones. Este ritmo alto y ambición por llegar al área rival que tanto gusta en el Nuevo Vivero hacían pasar apuros al Azuaga. En pocos minutos ya había visto más fútbol que en las dos temporadas anteriores. Pero esa alegría en el juego no evitaba que también se llevara algún que otro susto. Como el de Júnior tras un error de Ginés en el despeje que le dejaba solo al borde del área, pero su golpeo le salió rozando al poste derecho de Alonso.

El Badajoz respondía a la afrenta como no podía ser de otro modo y Bermu se sacó una falta directa que obligó a volar a Jaime a la misma escuadra para enviar a córner en un paradón antológico.

Pero esa fulgurante efervescencia inicial se fue diluyendo en el ecuador del primer acto. El Azuaga apretaba bien sus líneas atrás y atascaba la ofensiva blanquinegra. El equipo de Luis Oliver Sierra ya no circulaba con tanta fluidez y le costaba más aproximarse a las inmediaciones de Jaime. En esos momentos de zozobra solo se contabilizó un acercamiento en una combinación entre Álex Alegría y Montori dentro del área que anulaba el portero visitante. No percutía por las bandas tan ricamente como en el estreno liguero. Y sin centros laterales Álex Alegría es un islote perdido en medio del océano.

Tenía el Badajoz su primera gran prueba de fuego ante uno de los siempre aspirantes al playoff y no encontraba el modo de imponer su ley. Al Azuaga le venían muy bien los parones y ese juego lento que tanto desesperaba a los blanquinegros.

Y pasó lo que se empezaba a barruntar en estos casos. De nuevo un fallo en el despeje habilitaba a Ingoma, que soltó un latigazo desde la media que limpió todas las telarañas de la red de Alonso. Un golazo impecable. El Nuevo Vivero se quedó frío.

Se presentaba un nuevo escenario para el Badajoz y ver cómo se desenvolvía bajo presión. Tocaba remar a contracorriente. Y para el Azuaga se le ponían mucho mejor las cosas. Pero los blanquinegros trataron de imprimir una marcha más, darle mayor velocidad al juego para sorprender el perfecto entramado defensivo de su rival. Lo buscó Bermu en una acción que el público reclamó penalti sin que el árbitro y el asistente vieran nada. Y seguidamente aparecería Ginés para arreglar el descosido en defensa para cabecear a la red un centro con temple de Álex Herrera a la olla y establecer la igualada ya con el tiempo cumplido. El Nuevo Vivero respiraba algo aliviado para irse al descanso con cierta tranquilidad.

El Badajoz volvía a poner su cuenta a cero. Empezar de nuevo. Con las mismas ideas y el mismo guion. Y así salió en la segunda mitad, aunque se llevó otro susto en el arranque en un centro de Juanpe que peinó Pimienta ligeramente desviado en un calco del tanto pacense.

Los de Oliver Sierra querían recuperar esa profundidad de sus laterales. Gurdiel arrancaba, pero no le salía como hace una semana. En un cambio de orientación con su compañero Álex Herrera, de banda a banda, el pacense la colgó sobre Álex Alegría que no llegó por poco en el segundo palo.

Después falló una clamorosa Fran Miranda en boca de gol. Bermu sacó una falta directa que despejó como pudo Jaime y la dejó muerta para que Miranda llegara forzado y atosigado por un defensa y enviara para asombro de todos al lateral de la red. Todavía con las manos en la cabeza por la ocasión perdida llegaría la alegría al Nuevo Vivero. Jorge Barba metía una diagonal imposible al segundo palo donde irrumpía Álex Alegría, desde posición dudosa, para cazarla y meterla en la red. Las aguas volvían a su cauce pese a la brava resistencia del Azuaga.

El técnico blanquinegro refrescó una de sus bandas con la entrada de Dani Cordero por un combativo Álex Herrera y oxigenó su ataque con Jorge Pérez en lugar de Montori dejando a Barba como engnche.

Al Azuaga le entraron las prisas y los nervios. Y esa tensión terminó sacar del partido a Júnior, que vio la segunda amarilla al propinarle un manotazo a Lobato. El partido se puso bronco y hasta los banquillos echaban chispas. Solo es la segunda jornada, pero los puntos valen oro.

En medio de las escaramuzas, el Badajoz buscaba el tanto de la tranquilidad. Y la tuvo Álex Alegría, solo y con tiempo para hacer lo que quisiera, colocársela y matar el partido, pero incomprensiblemente golpeó como le vino y la envió por encima del larguero con la portería vacía. Había probado suerte Fran Miranda con un potente disparo desde lejos y de nuevo el portero no conseguía atajarla para dejarla a merced del delantero placentino que hizo tirarse de los pelos al Nuevo Vivero.

El Badajoz no terminaba de cerrar el partido y empezó a sufrir en los minutos finales. Y aprendió a hacerlo como lección para el futuro de lo que le espera en otros campos en los que el camino del gol se torne sinuoso y más estrecho. Tres puntos más y pleno de victorias para los blanquinegros que se aislan de los problemas institucionales para seguir su marcha triunfal.