El Miralvalle no tiene plantilla para competir

El Miralvalle volvió a evidenciar en Madrid que hoy por hoy no tiene plantilla para competir en Liga Femenina 2. Cayó con claridad en la pista de un recién ascendido como el Distrito Olímpico (69-48), en un partido que confirmó todas las alarmas abiertas tras la salida de Jasmine Payne por bajo rendimiento antes de empezar la competición. Si antes ya era un equipo corto y descompensado, ahora directamente sobrevive a base de voluntad, transiciones y acierto desde la línea de 3, sin recursos interiores ni rotación.

El conjunto placentino sufrió desde el inicio, siempre por detrás. Llegó a ir ocho abajo (21-13) en el primer cuarto, incapaz de contener el físico local. Fue en el segundo cuarto cuando se soltó con descaro, corriendo tras cada rebote defensivo y cuidando cada posesión, hasta llegar a ponerse cinco arriba (28-33). Pero con una rotación real de solo siete jugadoras —Adrijana Knežević prácticamente no utilizó a Ana Fernández— la caída física en la segunda parte estaba escrita. Y se notó donde más duele: el rebote. El Miralvalle renunció de inicio al ofensivo y, conforme avanzó el partido, tampoco sostuvo el defensivo.

El tercer cuarto fue un muro infranqueable: sin piernas, sin plan alternativo más allá de triples forzados, el equipo se desplomó. Dos bombazos consecutivos desde prácticamente ocho metros de Gómez sentenciaron psicológicamente (46-37). De ahí al final, un parcial de 14-0 y una máxima de 21 puntos. El marcador final, 69-48, habla por sí solo.

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