Tensión extrema en Granada
Novela. Susana Martín Gijón combina en su última obra datos históricos e imaginación creadora
Manuel Pecellín
Sábado, 18 de octubre 2025, 02:00
La de las Alpujarras fue otra de las guerras civiles que han asolado, parcial o totalmente, la sufrida 'Piel de Toro'. Los pobladores islámicos (o ... falsamente convertidos) de la montañosa comarca se rebelaron (1568) contra el poder real y durante un trienio trajeron en jaque a los ejércitos de Felipe II, comandados por D. Juan de Austria. El problema básico venía desde la conquista del reino de Granada (1492) y el trato que los cristianos vencedores impondrán a la población mora no pasada a Marruecos, «los moriscos», siempre atentos a posibles ayudas de sus hermanos musulmanes (el Imperio Turco, sobre todo).
Publicidad
La chispa de aquel alzamiento armado fue la Pragmática Sanción, aprobada en 1567 por impulso del arzobispo Pedro Guerrero tras el sínodo poco antes celebrado. En éste, los obispos del reino de Granada decidieron abandonar la política anterior de tolerancia, catequesis y evangelización pacíficas (poco fructífera, a entender de los prelados) y pasar a otra de fuerza. Se prohibieron los usos y costumbres, religiosos o civiles, que aún conservaban los 'cristianos nuevos', obligados con controles crecientes a seguir los que imponía la tradición de los 'cristianos viejos'.
Aunque vencidos, masacrados, vendidos como esclavos y/o dispersos en su mayoría (hacia Marruecos y el resto de la Península ibérica), aún quedarían numerosos familiares de la etnia mora en sus antiguos lugares. No pocos seguirán tramando nuevas rebeliones. Granada se constituye en el foco de los disconformes y su latente espíritu de liberación. Dados los antecedentes, era temible que la ola insurreccionaria no se quedase sólo en noticias como el descubrimiento, ya finalizado el s. XVI, de los Plomos del Sacromonte o los restos óseos de Torre Turpiana (falsificaciones históricas ingenuas, para cuya solución mucho tuvo que ver nuestro B. Arias Montano).
La Capitana
Susana Martín Gijón
Barcelona, Alfaguara, 2025
Agitan también la hermosa ciudad nazarí, tan bellamente descrita en estas páginas, otros factores, de las que la novela, documentada con rigor, se hace eco. Amén de los clásicos (lucha de clases, patriarcado, represión sexual, hambrunas, pandemias), uno agita desde comienzos de aquel siglo a la Iglesia católica, institución entonces dominante hasta el agobio: los deseos que tantos fieles sentían por reformarla, dada su indudable lejanía de las fuentes evangélicas. Entre aquellos ímpetus renovadores, con Lutero/Calvino y Trento como antítesis, cabe recordar uno típicamente español. Se conoce como la 'Descalcez', por la que religiosos franciscanos y carmelitas de ambos sexo van a combatir calurosamente, no sin encontrar fuerte oposición de las autoridades cívicas y eclesiásticas, incluso de sus propios correligionarios, bien poco compasivos. Al fondo, vigilantes, los Inquisidores. Este movimiento inspira la nueva obra de Susana Martín Gijón, hoy ya una de las voces más respetables de la «novela negra» española.
Publicidad
Tiene tres protagonistas: San Juan de la Cruz, Juan Ladino y sor Ana de Jesús. Coinciden en la capital granadina hacia 1580 y, combinando datos históricos con imaginación creadora, se verán envueltos en una vorágine de crímenes inexplicables hasta el final de la obra. Sin duda, el personaje principal es la mujer, conocida como la 'capitana de las prioras' por su energía, agudeza y fidelidad a la causa. Fue íntima Teresa de Ávila, cuyas directrices lucha por mantener en cuantos cenobios dirigió, uno de ellos el del Carmelo (1582), en Granada. Allí se produce la muerte por envenenamiento de una novicia.
Sor Ana (el papa Francisco la beatificó en septiembre de 2024) fue gran amiga de San Juan de la Cruz. El excelso poeta se encontraba también entonces junto al Genil, como 'prelado' de los carmelitas y los dos colaboran estrechamente. Al parecer, es Ana quien lo anima a escribir el Cántico Espiritual (1584) y a ella dedicó el conocido comentario. Los dos evocaban de modo permanente a la ya difunta Teresa y sufren las malas artes de Nicolás Doria, el general de la Orden. Como han de afrontar el mismo problema, pues dos frailes aparecen también envenados de la misma forma: con cantárida (tóxico afrodisíaco), producto de la 'mosca verde', las 'esmeraldas voladoras', que presagiaba el 'jofor' para una nueva insurrección islámica.
Publicidad
No habrían encontrado la explicación sin la ayuda de Juan Latino (1518-1594), otra figura histórica extraordinaria. Esclavo etíope, emancipado por Gonzalo de Córdoba, fue seguramente el primer negro que en Europa recibió estudios superiores. Llegó a ser catedrático de Latín en la Universidad de Granada. Casó con mujer de la nobleza y compuso una obra literaria notable.
Con el famoso trío contribuye Samira, joven sólo aparentemente conversa. Oculta por Ana en el convento para salvarla de los suyos, acaba por desenmascararlos y se pone fin a la sedición que urdían.
Susana Martín (Sevilla, 1981) ha sido directora del Instituto de la Juventud de Extremadura; directora del Comité contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia, y presidenta de la Asociación de Escritores de Extremadura. Si, tras amplia producción, se inició en el campo de la novela negra histórica, con Babilonia, 1580 (Alfaguara, 2023), viene a confirmar sus valores literarios con esta última entrega. Estructurada en forma de mosaico o patchwork, cada una de las 140 piezas que componen el volumen (436 páginas) se distingue por su riqueza léxica, agilidad narrativa, dominio del suspense y acierto en la conducción de los personajes.
Primer mes sólo 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión