Manual de intervención
El libro de Roberto Saviano se organiza en capítulos que ahondan en temas como la censura o la desigualdad a través de grandes personajes
Pablo Martínez Zarracina
Viernes, 30 de mayo 2025, 23:19
Roberto Saviano comienza este libro dirigiéndose a un adolescente que estudia en el instituto Díaz de la ciudad de Caserta y que es él mismo. ... Se trata de una interlocución imposible que busca orientar al muchacho: «Darle un mapa, decirle lo que he aprendido, señalarle las trampas, los callejones sin salida, avisarle de que el camino más corto no siempre es el más seguro, ni el más largo el más justo».
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La brújula que el autor ofrece es eminentemente política y se traslada a las manos del lector, dando por hecho que se trata de «alguien que siente que no encaja y vive como a contracorriente». La descripción se pretende inclusiva pero remite a la juventud. 'Grita' es uno de esos manuales veloces y enfáticos que invitan a los jóvenes a cuestionar lo establecido e intervenir en la discusión pública. Dentro del mismo subgénero, su antecesor sería '¡Indignaos!', el libro de Stéphane Hessel para la generación que se politizó en la crisis de 2008. Sus inmediatos antecesores, los jóvenes del cambio de siglo, tuvieron más suerte con las 'Cartas a un joven disidente' de Christopher Hitchens.
Grita
Roberto Saviano
Editorial: Anagrama.
512 páginas.
22,90 euros
El libro de Saviano es extenso y se organiza en breves capítulos. Un suceso histórico propulsa en cada uno la reflexión directa sobre un tema candente: desigualdad, propaganda, identidad, xenofobia, censura… Saviano glosa en cada capítulo la figura de un gran personaje, que puede ser una inspiración por el lado del valor y el compromiso o una muestra de lo peor del género humano. Los primeros componen un catálogo vibrante que va desde Hipatia de Alejandría a Anna Politkóvskaya y pasa por Giordano Bruno, Zola, Martin Luther King, Pasolini o Jamal Kashoggi. Entre los segundos, aparecen Goebbels o el locutor de radio ruandés que mezcló el odio con el humor para lanzar a los hutus contra los tutsis. Saviano combina con viveza la historia con la actualidad y puede saltar de la persecución estalinista a Anna Ajmatova al incendio de la torre Grenfell en Londres. Lo hace de un modo que renuncia a la profundidad y persigue la emoción, el estímulo. Aunque por debajo del texto hay un conflicto que tiene que ver con la recomendación de una ética, o sea, de una vida buena, que al autor le ha llevado a vivir perseguido y amenazado por la mafia. Es probable que para el lector adulto lo más interesante del libro sea esta contradicción que Saviano resuelve consagrando lo individual a lo colectivo. «Las esperanzas de aquel Roberto –el estudiante del Díaz– se han desvanecido para siempre», escribe en unas emotivas páginas finales. «Pero, a lo largo del camino recorrido, solo en la lucha me he sentido hombre, solo en la lucha he experimentado un sentido profundo de pertenencia al género humano».
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