En Corea como en todas partes, desgraciadamente

Relatos. Lo que más llama la atención del libro es que su contenido no está narrado desde la venganza; por encima de la denuncia brilla el inmenso amor con que la autora impregna las figuras femeninas

Enrique García Fuentes

Viernes, 31 de enero 2025, 23:14

A que «acabo de descubrir el Mediterráneo» sonaría empezar este texto diciendo que Corea (del Sur, no nos engañemos) lleva de moda, en lo que ... al ámbito cultural se refiere, desde un tiempo a esta parte. Desde lo más popular (ese «K-pop» que rompe pistas, redes sociales y corazones adolescentes), pasando por diversas facetas como el cómic (esas delicias tan trágicas que realiza Keum Suk Gendry-Kim, como 'Hierba' o 'La espera', tan terribles como necesarias) y no digamos ya el cine ('Parásitos', que abrió la veda y hasta ganó el Oscar, o series de esas que todo mundo que tiene plataformas televisivas ve, como 'El juego del calamar'). Evidentemente la literatura no es una excepción y ya era hora de ir conociendo (y reconociendo) esta forma de escribir alejada que, por fin, como nos ocurre con los japoneses, empieza a engrosar nuestras estanterías. El Premio Nobel concedido a Hang Kang (el primero que la academia sueca otorga a esta nación) abre puertas a ese reconocimiento literario, pero ya aquí íbamos teniendo noticia de autoras, sobre todo, que estaban llamando la atención de lectores y crítica especializada. De ellas la más relevante, quizá sea Cho Nam-Joo (Seúl 1978), cuya primera novela aquí publicada, Kim Ji-young, nacida en 1982, dio el clarinazo de salida avisando del advenimiento de un llamativo nombre relativamente nuevo; esta colección de relatos que hoy traemos confirma esa circunstancia.

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Tal vez los que conocieron aquel primer encuentro esperasen una continuación de lo allí narrado, donde se ponía especial énfasis en el sometimiento de la mujer a las atávicas costumbres de sumisión y anulación de la misma tanto en su condición profesional, laboral como estrictamente personal, en aras del cuidado del hogar, el marido y los hijos. Pues lo que vamos a encontrar en estos ocho relatos es, efectivamente, una ampliación del asunto, solo que más matizada y extendida a otros campos. La conclusión no se hace esperar, de ahí la tragedia del título que pongo: en la aparentemente avanzada Corea del Sur seguimos en la prehistoria en esta esfera de la igualdad de la mujer. Como en todas partes del mundo.

Con todo, lo que más llama la atención del libro es que su contenido no está narrado desde la venganza y el ataque directo; por encima de la denuncia –pese a ser fácilmente detectable– brilla el inmenso amor con que la autora impregna las figuras femeninas que los protagonizan. Valga como muestra de lo que digo 'Noche de la aurora boreal', el más extenso de los relatos aquí contenidos –casi una novelita corta– pleno de magia y emoción que, sobre todo, nos invita a reflexionar sobre la brevedad de la vida y la necesidad de esforzarnos en cumplir aquellos objetivos que nos proponemos, por nimios que puedan parecer a los demás. Se ha puesto muy de relieve el hecho de que muchas de las protagonistas de las historias lleven por nombre Kim, que es el más repetido en el país, pero, lejos de pensar que se trata de un descuido, debemos interpretarlo como una manera de hacer patente la intención que el aserto contiene: a cualquier mujer, independientemente de su procedencia, condición, preparación o circunstancias, le termina ocurriendo lo que aquí se critica, esto es, su situación siempre inferior respecto al hombre en general y –lo que es casi más importante– que la tradición cultural del propio país, promovida muchas veces por las mismas familias –en especial las mujeres mayores– es la que busca mantener su estatus por debajo. Todas las narraciones transcurren en un tiempo actual, lo que confirma la existencia aún de un patriarcado nocivo (o un matriarcado sumiso que no ejerce como tal) que no ha cambiado pese al signo de los tiempos actuales; tampoco en esta zona del mundo.

Lo que sabe la señorita Kim

  • Autora: Cho Nam-Joo

  • Editorial: Alfaguara: Barcelona. 2024

  • Páginas: 232

  • Precio 19,90 euros

Al final del libro, en una nota, la autora confiesa que fueron escritos durante casi diez años, y en ellos, como dije, se cuentan historias que abordan temas diversos como la vejez y la soledad que comporta ('Bajo el ciruelo'), la violencia –física o psicológica (el cínico pero previsible, y no es desdoro, 'Para Hyeonnam (Estimado ex)':–, el trabajo –especialmente la explotación y la falta de consideración del valor del realizado por las mujeres, como el que da título a la colección–, o el mundo de la pareja, con sus amores, desamores y hasta el abandono del hogar, con lo que se convierten en un poliedro en el que cualquiera de sus caras y ángulos está soportado por una mujer que, la mayor parte de las veces, ha renunciado a su propia felicidad para contentar a un hombre, satisfacer a su familia o encajar en un entorno laboral opresivo. Son mujeres que, independientemente de que provengan de cualquier generación, algunas ya fortalecidas por la experiencia y la sabiduría de la vejez, que aparentemente, han tenido unas expectativas muy claras desde jóvenes, al cabo se han visto frustradas con el paso del tiempo. La esperanza a la que asirse son aquellas (que también aparecen) que piensan en sí mismas y resisten frente a las críticas que reciben por parte de su entorno, como palmariamente le espeta a una su propia madre: «¿De veras crees que una mujer puede vivir la vida que desea teniendo marido e hijos?». A ellas, insisto, hay que agarrarse.

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