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Colón cambió la historia al descubrir América

Biografía. Esteban Mira Caballos repasa la vida del marino genovés en una obra que enriquece con sustanciosos apéndices

Manuel Pecellín

Sábado, 26 de julio 2025, 10:37

La bibliografía sobre Cristóbal Colón resulta sencillamente abrumadora. Pasan de 20.000 los estudios, más o menos rigurosos, que a tan ilustre personaje han venido ... dedicándole ya desde el siglo XVI historiadores, antropólogos, sociólogos, políticos, literatos, artistas o simples admiradores. Obvia decir que en los mismos predominan a menudo las folias y filias suscitadas por la empresa colombina. ¿Tiene sentido abordar una nueva biografía del genial marino, más aún en los tiempos actuales, cuando parecen soplar vientos pocos favorables a su favor, especialmente en los territorios americanos?

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La lectura de Colón, el converso que cambió el mundo, disipará cualquier posible duda. Se cuenta con la garantía de un autor acreditado, que lleva tres decenios ocupándose de investigar las relaciones entre España y el Nuevo Mundo, sobre los que tiene publicados numerosos trabajos en acreditadas editoriales. Catedrático de Instituto en Almendralejo; miembro de la Academia Dominicana de la Historia (2004), del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas (2012) y de la Real Academia de Extremadura, asesor cultural de la Fundación Obra Pía de los Pizarro (Trujillo), entre los libros más recientes del doctor Mira Caballos, que hemos tenido el honor de reseñar en HOY, cabe recordar 'Hernando de Soto: el conquistador de las tres Américas' (2013), 'Francisco Pizarro, una nueva visión de la conquista del Perú' (2018), 'Las armadas del Imperio: poder y hegemonía en tiempo de los Austrias' (2019), 'Hernán Cortés. Una biografía para el siglo XXI' (2021) y 'El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el Viejo Mundo' (2023).

El que ahora nos ocupa es un volumen de 570 abigarradas páginas, generosamente anotado y enriquecido con sustanciosos apéndices (documental, bibliográfico, lingüístico y onomástico). Trasmite la certeza de que es producto compuesto tras luengos años de estudiar las biografías de Colón más valiosas (un buen centenar, desde la escrita por su propio hijo y gran bibliófilo, Hernando, o los apuntes del mismo Las Casas, un admirador incondicional, hasta las más recientes) junto con la revisión del extraordinario corpus colombino y el análisis personal de los últimos documentos que hace poco se le han venido sumando (v.c., la carta del portugués Juan II a los Reyes Católicos, anunciándoles el éxito del primer viaje de Colón a las Indias Occidentales).

Siempre con la precaución de contextualizar debidamente la época, esforzándose por distinguir lo cierto de lo sólo probable y con absoluta voluntad de oponerse a tantos mitos o errores como han ido deslizándose durante medio milenio sobre el descubrimiento (no duda en denominarlo así) de América y su gestor primordial, Mira ofrece un muy atractivo retrato de Colón (sin olvido de quienes le facilitaron la gesta: Fernando e Isabel, el judío Luis de Santángelo, los Pinzones onubenses, el padre Marchena y otros frailes de la Rábida, sus hermanos Bartolomé y Diego, los 'predescubridores', Bobadilla y Ovando (sus jueces), Américo Vespucio, etc. etc.).

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Señalaré lo que me ha parecido más relevante y mejor probado por el historiador en lo referente al protagonista: Nació en (c. 1446) en Génova, de familia trabajadora, aunque naturalizado castellano-leonés; de origen converso (su madre, Susana Fontanarosa, era judía, como su segunda 'mujer', Beatriz de Arana, con la que engendró a Diego). Parece confirmarse por su huella genética, según el polémico documental de J.A. Lorente para TV; católico fervoroso, de corte tradicional, incluso con inspiraciones místicas; excelente marino, gran experto en las artes de marear; autodidacta, buen conocedor de las obras de Ptolomeo, Pierre d'Ailly, Toscanelli, y otros defensores de la redondez de la tierra, aunque con cálculos erróneos sobre sus medidas); influido por los familiares de su esposa, la portuguesa Felipa Muñiz, y las hazañas de los marineros lusos; apoyado siempre los Reyes Católicos, que, al fin, le limitarían poderes previamente otorgados. (El primero de los cuatro viajes se pagó, al fin, con fondos de la bula de la cruzada del obispado de Badajoz); con magnífica capacidad de observación para dar cuenta por escrito de fenómenos múltiples; de endeble salud (artritis reumática, gota, posible diabetes, vejez prematura: muerte en Valladolid el 1506); mal administrador y de no muy abundante 'inteligencia emocional', seducido a menudo por la 'fiebre áurea'; orgulloso de haber descubierto inmensas 'terras nullius' y, por ende, susceptibles de ocupación (si bien creyera que el nuevo continente estaba próximo a Asia); víctima en ocasiones de deslealtades, motines y desacatos; dueño de un notable patrimonio (aunque fue siempre un 'quejica') y de una tenacidad encomiable; enterrado en Sevilla, tras numerosas peripecias y reducidos sus restos mortales a mínima expresión; inmerso todavía en no pocas lagunas, que nuevos hallazgos documentales tal vez puedan paliar.

Redactado en un lenguaje sencillo, voluntariamente pedagógico, sin ánimos de dogmatizar, pero tampoco de callarse ante las equivocaciones o las simples leyendas, cabría tal vez exigírsele mayor pulcritud literaria y la eliminación de numerosas repeticiones.

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Colón, el converso que cambió el mundo

Esteban Mira Caballos

Barcelona, Crítica, 2025

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