José Garrido y Andrés Roca Rey, dos toreros a los que seguir de cerca
Gran festejo matinal en Olivenza, en el que la terna se repartió un total de ocho orejas y un rabo
Estefanía Zarallo
Lunes, 7 de marzo 2016, 07:17
El cartel de la corrida de toros matinal de Olivenza era un soplo de aire fresco para la afición. Especialmente, para la extremeña. El mexicano Joselito Adame, el pacense José Garrido y el peruano Andrés Roca Rey. Siempre es interesante ver a toreros en el inicio de su carrera, porque aportan detalles nuevos y tienen las ganas y la ambición propias de quien busca llegar a lo alto del escalafón.
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FICHA DEL FESTEJO
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uGanadería. Seis toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo, bien presentados y de buen juego en líneas generales. El primero, con clase. El segundo, repetidor. Especialmente buenos por su casta el tercero y el cuarto, premiados ambos con la vuelta al ruedo. El quinto y el sexto, nobles.
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uToreros. Joselito Adame (de blanco y plata) oreja y dos orejas. José Garrido (de fucsia mexicano y oro) dos orejas y oreja tras aviso. Andrés Roca Rey (rosa palo y oro), dos orejas y rabo y ovación tras petición de oreja.
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uCuadrillas. Se desmonteraron tras un buen tercio de banderillas Fernando Sánchez y Miguel Martín, en el cuarto del festejo. En el sexto hizo lo propio Juan José Domínguez.
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uPlaza. Olivenza. Segunda corrida de la feria. Matinal. Más de tres cuartos de entrada en una mañana soleada.
Si a eso se suma el talento, la constancia, el valor y el poderío, el resultado es apoteósico. Y si además esos buenos matadores de toros se encuentran a excelentes astados que les permiten mostrar con clase su concepto de la tauromaquia el triunfo se escribe con mayúsculas.
Y así, en letras grandes hay que anotar los nombres de José Garrido y Andrés Roca Rey, y también los de 'Dudosito' y 'Gastador', dos buenos ejemplares de la ganadería de Núñez del Cuvillo que ayer fueron premiados con la vuelta al ruedo en la plaza de toros de Olivenza.
Por su parte, la terna salió a hombros, aunque un triunfo especialmente merecido el de Garrido -tres orejas- y Roca Rey -dos orejas y rabo-. Joselito Adame paseó también tres orejas, si bien dejó la sensación de que aún podía haberle sacado más al segundo ejemplar de su lote, de magnífica embestida.
Bien presentado y de bonitas hechuras fue el que abrió plaza, 'Juguetón', al que recibió Joselito Adame con verónicas. Un tanto justo de fuerzas, cayó el animal tras el primer par de banderillas, aunque el mexicano logró entenderle muy bien y cuidarlo para que le durase toda la faena.
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Prácticamente quedó inédito en la suerte de varas este astado, que fue repetidor aunque sin exceso de clase en la embestida. Lo lidió en gran parte a media altura, administrándole los pases de uno en uno y dándole tiempo. El animal se desplazaba bien, por lo que la faena resultó resuelta. Quizás lo peor vino por el pitón izquierdo, porque el animal atropellaba al matador.
Terminó acortando distancias Joselito Adame y lo mató de una estocada entera algo trasera después de una ajustada tanda de manoletinas. Quizás el presidente puso el listón demasiado bajo premiando esa faena con una oreja. Un trofeo un tanto excesivo.
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'Dudosito' fue el segundo astado de su lote, el cuarto del festejo. Un extraordinario ejemplar de Núñez del Cuvillo herrado con el número 117 y al que recibió a la verónica en el saludo capotero. Ya desde esos primeros compases el animal dejó clara su buena condición. Tomaba el capote con codicia, repetía y se desplazaba con casta sin perder la nobleza. Un buen toro.
En el tercio de banderillas recogieron la ovación Fernando Sánchez y Miguel Martín. Joselito Adame brindó al público e inició la faena por estatuarios, pegado a las tablas. Ligaba los pases con mucha torería y el toro aceptaba que el diestro le fuese bajando la mano. Metía la cabeza y se desplazaba bien.
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Cuando probó suerte por el pitón izquierdo el toreo se rebosaba en la muleta. Fue una delicia. Siempre quedaba ese ejemplar colocado para el siguiente pase y torero le acompañaba con todo su cuerpo en la embestida. Se acoplaron toro y torero y llegó el triunfo. Hubo hasta quien pidió el indulto, pero hubiese sido excesivo e inapropiado, porque es cierto que el de Núñez del Cuvillo no se empleó en varas. Mató recibiendo aunque no demasiado bien. Un bajonazo. El presidente premió a Joselito Adame con las dos orejas y al toro con una merecida vuelta al ruedo.
Ambición
José Garrido debutó con picadores en la plaza de Olivenza y ayer hizo su primer paseíllo como matador de toros tras su alternativa en abril del pasado año. Desde entonces el diestro de Badajoz ha evolucionado notablemente, pero no ha perdido un ápice de su ambición, de su valentía y de su temple. A la verónica saludó a 'Zalamero', el primero de su lote, para terminar el recibo de rodillas en el centro del ruedo para rematar con una media.
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El extremeño mece con suavidad el capote y ayer dejó buena cuenta de ello no solo en el recibo sino también en el quite, de rodillas nuevamente, por gaoneras y rematado con faroles. Llevó la emoción a los tendidos y lo lanceó con gusto.
Brindó al público. Se acopló pronto con el astado, que repetía y al que siempre le dejaba la muleta puesta para el siguiente pase. Muy bien colocado el torero, encajados los dos, le dio distancias y no se alivió en ningún momento. Lo lidió por ambos pitones siempre de frente, muy cruzado y con soltura.
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Tras una buena estocada el toro dobló y José Garrido paseó sus dos primeros apéndices. Otro trofeo se llevaría del quinto de la corrida, 'Gastador', al que llevó con mucha torería por chicuelinas al paso al caballo de picar, donde cobró un leve puyazo. En el centro del ruedo inició la faena con ayudados por alto. Siempre lo llevó muy tapado, metido en los engaños. Fue un gran toro, aunque no con la casta y la clase de su antecesor, el cuarto ejemplar. Mirón por el pitón izquierdo, le aguantó mucho Garrido al natural, aunque el astado tenía un fondo de nobleza que le permitió ir acortando distancias.
El animal se fue quedando corto en la embestida por el pitón derecho, pero con firmeza el diestro de Badajoz cuajó una faena de pureza. Terminó con ayudados por alto e hizo que pareciese fácil algo harto difícil. Una gran faena de José Garrido que fue premiada con una oreja tras una buena estocada.
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Si hay que seguir de cerca la prometedora carrera de José Garrido, no hay que perderse un detalle del peruano Andrés Roca Rey. Apenas era un niño cuando estuvo en Badajoz, formándose unos meses en la Escuela Taurina. No han pasado muchos años porque en poco tiempo se ha convertido en una figura del toreo en ciernes.
No destacó especialmente en el capote su primero, 'Anaranjado', que salía muy suelto del engaño. Lo llevó galleando al caballo, con aroma de toreo añejo, para instrumentar después un quite por tafalleras. Tras un buen tercio de banderillas brindó al público y comenzó con el pase cambiado por la espalda. Fue alternando la muleta delante y detrás de su siempre compuesta figura.
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Roca Rey, al natural
Se encontró el de Lima con un gran toro al que bajó la mano desde los primeros compases de la faena. El animal repetía con clase por el pitón derecho pero fue extraordinario por el izquierdo, logrando Roca Rey naturales muy templados y de mano baja, arrastrando la muleta por el suelo y llevando los 'olés' a los tendidos. Repetía y se quedaba colocado, por lo que la faena resultó idílica por el acoplo entre toro y torero. Tras una estocada entera en buen sitio paseó las dos orejas y el rabo tras una petición mayoritaria. Vuelta al ruedo también para el astado, cuya faena quedará para el recuerdo de los aficionados.
Con mucha suavidad recibió con el capote al sexto, 'Madroñero', al que llevó al centro del ruedo a la verónica, terminando de rodillas con un farol. Perdía las manos ese toro cuando le bajaba las manos el torero, algo que ya mostró desde el capote. Saludó el torero de plata Juan José Domínguez tras un buen tercio de banderillas y pasó sin pena ni gloria por el de varas.
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No tuvo la misma suerte Andrés Roca Rey con ese segundo que con el primero de su lote, pues fue más protestón y parado, sin la calidad del resto del encierro en la embestida. Brusco, le sacó tantas por ambos pitones con solvencia y acortó distancias hasta terminar encajado entre pitones en labor de exposición.
Noble pero aplomado el toro, el peruano tiró de repertorio y lo pasaportó, tras un pinchazo y una estocada entera, después de haberle dado una tanda de manoletinas que terminó de rodillas. Ovación tras petición de oreja.
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