Womad repite formato y contrata una nueva edición por 482.000 euros

El coste total es el mismo del año pasado: 481.618,34 euros con IVA incluido, de los cuales casi 98.000 (sin IVA) están destinados a los cachés de los artistas que participen en el festival. El año pasado se llegó a un acuerdo para celebrar dos ediciones más de esta cita, la de 2024 y la de 2025, pero esta última dependía de una prórroga, un visto bueno que se ha concedido.

El formato previsto es el mismo que en otras ediciones, con tres días de conciertos (de jueves a sábado) en la Plaza Mayor y dos en el espacio de la plaza de San Jorge. El año pasado se recuperó la plaza de Santa María, aunque con un escenario que gestionó directamente el Instituto de la Juventud de Extremadura y no de la propia organización Womad. Para este año no se aclara si continuará de nuevo este espacio.

Aunque el convenio se firma con la organización británica, esta contrata a su vez a la productora local, que el año pasado fue la empresa Sonde3. Chema Fernández fue el director de esta cita el año pasado, el primer año que no lo hacía la empresa de Dania Dévora, el rostro más visible del festival en las últimas dos décadas. Fernández indica que la parte artística la lleva directamente Womad Internacional. «Depende más de ellos que de nosotros, nosotros hacemos más la parte de organización y de producción». Sí llevan una tarea de asesoramiento sobre los grupos españoles o extremeños. Él estima que hacia finales de febrero el festival habrá tomado más forma. Cuándo se sabrá el nombre de los artistas es un misterio. El año pasado la lista de artistas se dio a conocer a mediados de abril. En ciertas ocasiones

Además de la música en sí misma el programa de Womad abarca tres días talleres infantiles para los que aún no se ha decidido el espacio en el que se desarrollará. Los talleres de adultos de la plaza de San Jorge se desarrollarán durante dos jornadas y serán también dos jornadas en las que se desarrolle la actividad literaria 'Mundo de palabras' en una localización todavía por definir, igual que 'Lectores de mundos'. Se llevará a cabo el habitual ciclo de cine en colaboración con la Filmoteca de Extremadura.

Una de las actividades más coloristas y más arraigadas es el pasacalle final, que en las últimas ediciones se realiza el domingo por la tarde. En la presente no se determina su horario exacto. En él participan los niños que han elaborado distintos elementos en los talleres gratuitos, y que exhiben como una muestra del relevo generacional del festival Womad.

De jueves a domingo, durante cuatro días, se celebrará el Mercado Local, con exhibición y venta de artesanía en Veletas, Santa María y San Mateo. Habrá entre 10 y 25 artesanos.

También durante cuatro días días en Veletas y una sección de Santa María se establecerán los puestos de comidas del mundo. Según la información que aporta la consejería de Cultura Womad se reserva el derecho de obtener un espacio para explotar un puesto de comida o barra. En ella las consumiciones deberán ser dispensadas «solo y exclusivamente en vasos reutilizables de plástico duro». Un porcentaje del beneficio obtenido de esta explotación se destinará a una oenegé de Cáceres previamente acordada entre las partes y el resto del beneficio se destinará a cubrir contingencias surgidas de la producción.

Además de estos mercados el Ayuntamiento de Cáceres organiza el del Paseo de Cánovas, que contiene una oferta muy variada, aunque no puede dispensarse ni comida ni bebida. El plazo de solicitudes para conseguir un puesto expira el 31 de enero. Es el Ayuntamiento en su pliego de condiciones el que anuncia la fecha del Womad, la más habitual y que se ha mantenido estable prácticamente durante todos los años de vida de esta cita musical.

En el Foro de los Balbos se establecerá el área de organizaciones no gubernamentales, con carpas para un máximo de diez entidades que quieran dar a conocer su proyecto. El promotor será el encargado de invitar a cada una de estas organizaciones.

El primer Womad de Rafael Mateos como regidor, el año pasado, inauguró una nueva era de Womad con la prohibición de hacer botellón. Alegando que tanto los servicios de seguridad como los sanitarios habían puesto de manifiesto que esta práctica suponía un peligro para el público y que lo recomendable por el plan de seguridad era prohibirlo, llevó a cabo un giro total en la forma de desarrollarse esta cita, que atrajo menos público que en otras ocasiones pero se llevó a cabo con más civismo. Los locales de hostelería de la Plaza Mayor establecieron precios populares.