Hacia la reinserción estudiando FP entre rejas en Cáceres
Internos del Centro Penitenciario empiezan a recibir, en la cárcel, un curso de Formación Profesional de Fabricación y Montaje
Con una bata azul súper limpia sobre la ropa, Consuelo Pastoriza sonríe y pronuncia frases llenas de ilusión y esperanza, al preguntarle sobre el nuevo ... curso de Formación Profesional que está recibiendo en el Centro Penitenciario de Cáceres mientras cumple condena. «Es una oportunidad buena, a la hora de salir y reinsertarme en la sociedad», afirma esta joven de 28 años de Pinofranqueado, madre de una niña pequeña. Asegura que el curso le sirve para estar entretenida y prepararse para cuando vuelva a estar en libertad. «Gracias al curso paso la condena aprendiendo. No estoy encerrada en el módulo, aprovecho el tiempo de una manera positiva y cuando salga –dice con una amplia sonrisa– tengo un título para encontrar trabajo».
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Ella forma parte de los 15 internos que se están beneficiando de una novedad educativa, al ser alumnos de un curso de grado básico de Formación Profesional que ha comenzado a impartirse en la prisión. Es el ciclo de Formación Profesional de Fabricación y Montaje. Este miércoles, a las once de la mañana, los alumnos estaban en un aula atendiendo a las explicaciones del profesor que, tiza en mano, les enseñaba en el encerado conocimientos sobre mediciones.
El ciclo formativo está impartido por personal docente del CEPA Maestro Martín Cisneros de Cáceres, enseñando a los alumnos soldadura, carpintería metálica, fontanería y montajes de equipos de climatización, entre otras cosas.
«Las salidas laborales de este ciclo de Formación Profesional son muy buenas», recalca Fernando González, jefe de estudios de la escuela del Centro Penitenciario. Señala que una vez que terminen sus estudios en segundo año, además del título del ciclo obtienen el título de la ESO, y tienen la posibilidad de continuar sus estudios en bachillerato o en otro ciclo de grado medio.
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Clases a las nueve de la mañana
El curso a empezado a mediados de octubre. Las clases comienzan a las nueve de la mañana y terminan a la una y cuarto de la tarde, con un descanso en medio de las clases. Dos tardes a la semana también tienen clase, de cinco menos cuarto a las siete. Pueden estudiar en sus celdas y en la biblioteca.
En una amplia nave en donde realizan las prácticas, el cacereño Juan Núñez Valhondo, de 53 años, se muestra satisfecho por ser uno de los alumnos. «He venido a la cárcel a pagar una condena de cuatro años y tres meses –dice– y estas clases vienen realmente bien. Dejas de estar todo el día metido en el módulo y aquí coges enseñanzas que no tienes. Ahora estamos aprendiendo electricidad, y también aprenderemos soldadura, fontanería y carpintería metálica. Con esto, cuando salga en libertad, tengo más posibilidades de que me contraten».
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A su lado, también con una impoluta bata azul, está el joven colombiano Juan Manuel Flores, que vivía en Plasencia antes de ser detenido y juzgado. «Tengo una condena larga, 19 años –confiesa–, y la verdad es que me gusta recibir estas clases. Estoy emocionado. Aprendes fontanería, calefacción, te enseñan a montar la electricidad, cómo va todo, las funciones... Las verdad es que está muy bien. Me entretengo y no pienso mucho que estoy aquí encerrado. Son todo ventajas».
La consejera de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura, Esther Gutiérrez, visitó hace unos días a los alumnos y resaltó la importancia de fomentar esta educación en la prisión, al lograr dos objetivos que considera fundamentales: «Tener la posibilidad de mejorar la inserción social con esta formación, que le va a proporcionar un titulo; y también el mejorar sus posibilidad de encontrar un empleo cuando salgan a la calle», afirmó.
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Un requisito para ser alumno, es que tienen que tener una condena superior a dos años para poder completar la formación.
El jefe de estudios, Fernando González, señala que en este centro penitenciario se podría dar más ciclos de FP, ya que hay sitio para ello. «Tiene, por ejemplo, un buen taller de madera que se puede usar», apunta.
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