Los mineros cacereños no olvidan sus raíces
La festividad de Santa Bárbara reúne a descendientes de los trabajadores de las antiguas minas, que siguen reclamando que se recupere el poblado
Isabel Durán nació hace 73 años en la calle Montánchez, junto al poblado minero, en una casa en la que hoy vive. Preside la Asociación Cultural de Folklore de Aldea Moret y ayer no podía contener las lágrimas en el sentido homenaje que los descendientes de quienes trabajaron en las minas rinden cada año a la figura del minero, símbolo del barrio. «Para nosotros los mineros son muy importantes, muchas familias comieron de las minas. Los padres de casi todos los que estamos aquí trabajaron en ellas», contaba poco antes de entonar con el coro de la asociación la canción 'Santa Bárbara bendita', en la ofrenda floral que se realiza en la escultura de la rotonda de entrada a Aldea Moret.
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Como Isabel, Antonio Amado, Nicolás del Sol, Paco López, Manuel Marcos, Juan María Hinojal, Nicolás Guardado, Joaquín Palacios y otros muchos, no olvidan sus raíces. La festividad de Santa Bárbara, patrona de los mineros, volvió a congregarles un año más, orgullosos de un pasado próspero para la ciudad y difícil para ellos pero que recuerdan con nostalgia.
«El señor Aniceto era mi encargado. Yo me dedicaba a arreglar la vía de la vagoneta chica. Recuerdo cuando se bajaban las mulas al pozo y arrastraban la vagoneta», evocaba Joaquín Palacios, que trabajó en la Unión Española de Explosivos. Palacios emigró a Barcelona y tras jubilarse regresó a su tierra. Ayer fue uno de los homenajeados en el Festival de Flamenco de las Minas de Cáceres, cuyo cartel encabezó la cantaora María Toledo.
Nicolás Guardado, fue otro de los que recibió este reconocimiento de la Asociación Minas de Aldea Moret (Aman), organizadora de los actos. «Esto es una grandeza, estoy que no cojo en el pellejo», señalaba Guardado. «Yo trabajé en la fábrica del cobre unos cuatro o cinco años hasta que cerraron y nos tuvimos que ir. Mi padre trabajó en el pozo y mi abuelo en el torreón, en las bombas. Toda mi familia era de las minas».
Junto a Palacios y Guardado fueron homenajeados además Nicolás del Sol y Saturnina Baz, viuda de Martín Rosado.
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«Recuerdo ver desde niño a muchas mujeres vestidas de negro para toda la vida, por las cantidades de vidas que se quedaron enterradas a unos pocos de kilómetros de aquí. Y eso lo quiero significar porque es muy importante para mí», relataba Manuel Marcos, procedente de Castellón.
Desde Aman volvieron a reivindicar a las autoridades locales –que no asistieron a la ofrenda al minero pero sí al festival– la recuperación del poblado minero, Bien de Interés Cultural. «Está en el más absoluto abandono. No lo digo yo, se puede ver que las casas se están cayendo. Ahora se ha caído el tejado de una de ellas y cualquier día ocurre algo», advertía Francisco López, vicepresidente del colectivo.
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«Queremos que Cáceres le pague a las minas todo lo que le debe», así de rotundo se expresaba el cantaor Eugenio Cantero, uno de los impulsores de este reencuentro minero y su festival
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