Carmen Sánchez-Risco | Historiadora y comunicadora
«La hija de Francisco Pizarro fue una mujer rica, fuerte y astuta»La historiadora y comunicadora Carmen Sánchez-Risco escribe 'La primera mestiza', para novelar la interesante vida de la única hija del conquistador extremeño
Licenciada en Geografía e Historia, la comunicadora Carmen Sánchez-Risco, de la que pronto saldrá en la Sexta un programa de divulgación histórica con Boris ... Izaguirre, es natural de Trujillo y cada vez que pasaba por la Plaza Mayor le llamaba la atención el Palacio de la Conquista, con su hermoso balcón esquinado en donde se encuentra la figura en piedra de su promotora: Francisca Pizarro Yupanqui, la única hija de Francisco Pizarro. Obsesionada por saber más sobre esta mujer, se dedicó a investigar su figura y fruto de ese estudio es la novela 'La primera mestiza', que ha salido al mercado el pasado 17 de mayo, y que el 2 de junio se presenta en la Feria del Libro de Madrid.
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–¿Cómo fue la relación de Francisca Pizarro con su padre?
–Fue su primogénita. Después Francisco Pizarro tuvo otro hijo, llamado Gonzalo, con la madre de Francisca, la infanta incaica Quispe Sisa, hermana de Huáscar, Atahualpa y Manco. Luego Francisco Pizarro se unió a la ñusta Cuxirimai, la que fuera esposa de Atahualpa, con quien tuvo dos hijos varones. Todos los hermanos de Francisca fallecieron. Ella nació en el año 1534. Pizarro debía rondar los 60 cuando se convierte en padre por primera vez, es significativo que se ocupó de pedir la legitimación a la corona tanto de la pequeña Francisca como de su hermano de manera urgente. Enseguida se preocupó también de otorgarles bienes y una educación completa. El asesinato de Francisco Pizarro se produce cuando su hija tiene 7 años de edad, lo que obligó a Francisca a huir. Ella peleó por hacer valer las ultimas voluntades de su padre, exigió justicia por su asesinato, y se esforzó en restablecer la memoria tanto de él como de su madre.
–¿Era una mujer inusual en su época?
–Debió ser una mujer muy fuerte para sobrevivir a todo lo que le tocó enfrentar; y tremendamente astuta, como muestra la súplica que hizo al emperador para manejar su hacienda y caudales sin necesidad de tutor o curador, mintiendo en su edad para obtener la venia. Me llamó la atención de ella, el modo en que mantuvo una férrea lealtad a los suyos, a pesar de que los suyos vivieran en guerra, y también la profunda relación de ayuda y lealtad a las mujeres que la rodearon, que la protegieron en los momentos en los que hubo de huir y hacerse invisible, y a las que ella protegió después. A día de hoy nos parece muy moderno esto de la sororidad, pero existió en la relación de Francisca con las mujeres. Esa solidaridad y mutua ayuda existen desde que el mundo es mundo, lo único moderno es el término.
–¿Llegó a tener poder y fortuna?
–Cuando murió su hermano Gonzalo, alrededor de 1546, se convirtió en una de las mujeres más ricas de Perú e incluso de Castilla. Su poder estaba en su condición de hija del gobernador y nieta del último gran inca Huayna Capac, lo que la convirtió en rehén de intereses políticos superiores. Se temió que su sangre pudiera justificar desacatos a la autoridad, y eso propició su destierro del Perú.
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–Se casó con su tío Hernando Pizarro. ¿Fue un matrimonio por amor?
–Tras ser desterrada del Perú, en España fue llamada al castillo de la Mota, allí cumplía prisión su único tío Pizarro vivo, Hernando. En un giro inesperado ambos contraen matrimonio, ella con 17 y él cerca de los 50. Fue una boda por intereses comunes, no hubo amor, ambos unificaron sus fuerzas para defenderse y crear un linaje, para unir y fundar un mayorazgo.
–Llama la atención que se queda viuda, con cinco hijos, y se vuelve a casar...
–Ese es uno de los giros más interesantes de su vida. Cuando lo que se esperaba de ella era que se consumiera en lutos, decide hacer lo que realmente le daba la gana e iniciar una nueva vida. Contrae matrimonio con un hombre 12 años más joven que ella, burlando las convenciones, y se traslada a Madrid. Este caballero, Pedro Arias Portocarrero, es uno de los grandes desconocidos. Tradicionalmente es confundido con un primo suyo. Siempre se ha creído que murió poco tiempo después de Francisca, y en mi estudio he podido verificar que siguió vivo muchos años después de fallecer Francisca, en 1598.
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–¿Cuánto tiempo vivió ella en Trujillo?
–Tras obtener la libertad Hernando Pizarro, ambos se trasladaron a la Zarza, hoy conocida como Conquista de la Sierra. Desde allí Francisca dirigió las obras del palacio de la Conquista en Trujillo, vivió entre La Zarza y Trujillo entre los años 1561 y 1581, que es cuando se traslada a Madrid.
–¿Cómo es tu relación con Trujillo, con Extremadura?
–Extremadura es mi tierra querida. En Trujillo me fascina perderme por su casco antiguo, redescubrir la historia que albergan cada una de esas casas fuertes y palacios. Los personajes que las habitaron, sus cuitas y desvelos, es lo que me inspira. A menudo me parece que voy a toparme con Francisca Pizarro por sus callejuelas. Los lazos que unen Trujillo y Perú son indestructibles, están mas vivos que nunca. Me asombra contemplar las polleras andinas, uno de los signos de identidad de la mujer de los Andes, y encontrarlas el día del Chiviri, es el traje regional de Trujillo. Compartimos historia, costumbres, cultura, alimentos y solo hay que investigar y estudiar para comprobar que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.
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