Mitad del camino para Rafael Mateos

Es obligado desempolvar el programa electoral del PP para saber si se están cumpliendo al menos las promesas principales. Rafael Mateos dejó muy claro en la campaña cuáles eran sus grandes proyectos para estos cuatro años en materia de infraestructuras, a saber: las reformas integrales de la plaza Marrón y la avenida Virgen de la Montaña, un complejo deportivo con piscina climatizada en Casa Plata y la recuperación integral de la Ribera del Marco. Los cuatro, en efecto, están en marcha, en el sentido al menos de que se han iniciado los procedimientos administrativos, pero por unos u otros motivos los trámites han sufrido parones y demoras y aún falta bastante para empezar a ver máquinas trabajando. Todo avanza muy lento y casi nos podríamos conformar con que al menos alguna de estas obras arranque antes de que termine la legislatura. En el caso concentro de la Ribera del Marco, nadie espera que se pueda materializar en tan poco tiempo una recuperación que nos llevan prometiendo décadas, pero sería deseable que al menos se deje listo el plan director que marcará los pasos a seguir.

En cambio, el gran tanto que se está marcando Rafael Mateos tiene que ver con algo con lo que pocos contaban, aunque también aparecía en su programa electoral y en el de los demás partidos: la creación de suelo industrial desarrollado y ya listo para la instalación de empresas. Todo el mundo tiene claro desde hace décadas que esa es una de las principales carencias que lastra el desarrollo de Cáceres, sobre todo en unos últimos años en los que no dejan de anunciarse grandes proyectos industriales para Extremadura, que en su mayor parte van a ciudades que ya cuentan con ese suelo industrial, como Badajoz, Mérida o Navalmoral de la Mata. El proceso de adquisición de los terrenos en lo que ya se conoce como Capellanías II, y la cesión a la empresa pública Avante para que los urbanice, llevan un ritmo bastante mayor del que muchos preveíamos.

En cuanto a eso que se conoce como 'talante', Mateos no se está revelando como un gobernante autoritario sino más bien todo lo contrario, hasta el punto incluso de resultar demasiado poco asertivo en algunos asuntos en los que sería de esperar de un alcalde que tomara decisiones en firme y fuera capaz de mantenerlas, aunque haya a quien no le gusten. Al fin y al cabo esa es una de las responsabilidades del mando. El mejor ejemplo es lo ocurrido con el traslado del mercadillo, que tras darle muchas vueltas y anunciar varias veces nuevos emplazamientos, al final se queda en Vegas del Mocho hasta que se habilite una parcela municipal como ubicación definitiva.

Las calificaciones finales para Mateos llegarán justo dentro dos años y serán los cacereños quienes las pongan. En las urnas.