Cinco camellos de Valencia de Alcántara aceptan penas de cárcel de hasta cuatro años
Fueron detenidos en la operación 'Ishtar' de la Guardia Civil, que se centró en la venta de droga en un club en el que se ejercía la prostitución
Operación 'Ishtar'. De esta manera fue bautizada por la Guardia Civil la actuación policial que significó, en diciembre de 2017, la desarticulación de una banda dedicada al tráfico de drogas en Valencia de Alcántara.
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Este martes se citó en la Audiencia Provincial de Cáceres a los siete acusados de pertenecer a esta banda, en donde se aseguraba que se distribuía heroína, cocaína y marihuana desde un club en el que se ejercía la prostitución. Se quería ver si se llegaba a un acuerdo entre la defensa y la acusación para no llegar a juicio.
De los siete acusados, cinco aceptaron ser condenados a penas que iban desde un año a cuatro de prisión. Son camellos que supuestamente cogían grandes cantidades de droga en el club para venderla a terceros.
Quienes no aceptaron un acuerdo son el hombre y la mujer que llevaban el club, que son señalados por la Fiscalía como los responsables de la banda. Serán juzgados a finales del próximo mes de octubre, solicitando el ministerio fiscal que cada uno sea condenado a trece años y seis meses de prisión.
Según la acusación pública la pareja uso la gran cantidad de dinero que ganó vendiendo drogas para comprar viviendas y locales comerciales en Valencia de Alcántara y localidades catalanas.
Su abogado, Alfredo Pereira, afirma que son inocentes.
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La operación 'Ishtar' surgió como consecuencia de unas investigaciones realizadas por el equipo de la Guardia Civil dedicado a los robos en el campo (Roca), los agentes verificaron que había un importante punto de venta de drogas en Valencia de Alcántara, concretamente en un club de alterne situado en las proximidades la población.
Según la investigación, la actividad delictiva de tráfico de drogas en un principio era desarrollada por el responsable del establecimiento, un hombre de 48 años, natural y vecino de Valencia de Alcántara. El detenido utilizaba la actividad del club para enmascarar el punto de venta de drogas que tenía allí establecido, estando al frente del negocio una mujer de nacionalidad rumana y que participaba activamente en todas las acciones delictivas.
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A la Guardia Civil le llamó la atención que las personas que visitaban este local permanecían allí poco tiempo, por lo que sospecharon que era para la adquisición de algún tipo de droga, ya que estos desplazamientos se producían incluso cuando el establecimiento estaba cerrado. Esto, sumado a los antecedentes por tráfico y consumo de drogas del propietario y de las personas que asiduamente lo visitaban, evidenció que el único propósito era comprar drogas.
Según avanzaba la investigación, la Guardia Civil pudo constatar cómo algunas de las personas que visitaban el club, compraban mayores cantidades de drogas, para posteriormente traficar con estas sustancias en sus lugares de residencia mediante el menudeo, pudiéndose identificar otros tres puntos activos de venta de drogas dentro de la población de Valencia de Alcántara.
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