¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
César Silva posa delante de su facultad, en el campus de Cáceres, donde se graduó el jueves. JORGE REY

César Silva, primer gitano de Cáceres que se gradúa en la Universidad

Ha estudiado Derecho en la UEx ·

«Mucha gente me dice que soy un ejemplo», admite el joven de 23 años, convertido en el orgullo de su familia y de todo un barrio

Sábado, 11 de junio 2022, 07:53

César Silva Montaña ha cumplido esta semana su sueño: graduarse en Derecho. Hoy en día puede parecer un logro al alcance de cualquier joven de ... 23 años. Pero en su caso hay algo de gesta en su éxito en los estudios. Es, según apuntan desde de la Fundación Secretariado Gitano de Cáceres, el primer gitano de la ciudad que consigue un título universitario.

Publicidad

El sueño no era solo de César. Era también el de su abuelo materno, Francisco Montaña, un vendedor ambulante de calzado al que todos en Aldea Moret, el barrio donde reside la familia, conocían como Morín. Falleció hace cinco años. Pero estuvo muy presente en la ceremonia de graduación celebrada este jueves en la Facultad de Derecho. Su nieto cogió prestado su sello de oro –que la viuda custodia como un tesoro–, se lo puso y, cuando le impusieron la beca, besó la sortija y elevó la mano hacia el cielo.

Los Silva Montaña viven en un segundo piso de la calle Jesús Nazareno. Aún con resaca de felicidad por todo lo acontecido, Mari Carmen Montaña Vargas, madre del recién graduado, cuenta el orgullo que para la familia supone el paso dado por el mediano de sus tres hijos. «Estamos contentos, contentos, contentos. La familia está como loca. Yo todavía ni me lo creo», admite entre risas desde el salón de su casa, una estancia decorada con mesas que lucen el logo de Chanel en cristal y sillones tapizados en blanco salpicados con botones brillantes.

La madre reconoce la fuerza de voluntad de su hijo. «Desde que era chiquitito estaba con la cosa de ser abogado», indica. César lo confirma. «Desde pequeño quería hacer Derecho. Se lo prometí a mi abuelo. Ahora siento mucha satisfacción. Ha sido un camino difícil, con muchas noches sin dormir para estudiar. Pero ha merecido la pena».

Publicidad

César Silva, en el momento de la imposición de la beca, junto a dos de sus compañeras de promoción. JORGE REY

Si hay un sitio donde el gran paso dado por este joven –al que le gustaría en un futuro montar su propio bufete para ejercer la profesión– se ha vivido como un triunfo propio es la sede de la Fundación Secretariado Gitano, situada en la calle Río Tíber, a pocos metros de la casa de los Silva Montaña. Desde el año 2011 la fundación desarrolla el programa 'Promociona', que consiste en acompañar a los niños gitanos desde que están en el colegio para que no abandonen los estudios, algo que suele ser bastante habitual. Profesionales como Soraya Martín, orientadora educativa, hacen un seguimiento de su evolución en coordinación con el equipo docente, están en contacto con las familias y brindan clases de refuerzo.

Durante la última década, cuenta la orientadora, los chicos del programa que han elegido estudiar han optado por los grados medios de Formación Profesional, ya que se sienten atraídos por la inmediatez de conseguir un empleo. Sin embargo, César ha optado por una carrera de fondo. «Siempre he tenido el apoyo de mis padres. Nunca me han molestado ni me han pedido que no fuera a clase para que les ayudara en los mercados. Sin ellos, no lo habría logrado. Me inculcaron unos valores distintos a los que tienen otros jóvenes de mi edad», admite el protagonista de esta historia.

Publicidad

Mari Carmen se casó con 17 años. Reconoce que le hubiera gustado ser maestra si hubiera podido estudiar. Pero la vida tenía otro destino para ella. Nacida en una familia numerosa, desde muy pequeña le tocó ayudar en las tareas de casa. Y una vez que contrajo matrimonio se dedicó, como sus padres, a la venta ambulante, un sector que no quería para sus hijos. Ella tenía un puesto de ropa.

«No quería que mis hijos vivieran de la venta ambulante. Es muy sufrido. Pasas frío, te mojas... Prefería que tuvieran sus estudios y su trabajo», señala la mujer, que se sacó el carné de conducir para traer y llevar a los niños al instituto. Después de pasar por el colegio Gabriel y Galán, César continuó su formación en el IES Javier García Téllez, desde donde accedió a la Facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura. «Me he esforzado mucho, pero ahora estoy muy orgullosa. Mis primos, mis vecinos y todo el mundo me dan la enhorabuena. Para nosotros esto es algo muy especial», resume la madre del recién graduado.

Publicidad

César Silva estuvo acompañado por su madre, su hermana, sus tíos Emilio y Paco y su amigo Eugenio. JORGE REY

Todavía le quedan por conocer dos notas para saber si está todo aprobado, pero César tiene buenas impresiones. Sus prácticas recientes en el bufete del letrado Benjamín Cortés han despertado su especial interés por el derecho penal, el laboral y la rama de familia. El próximo curso, avanza, hará un máster en abogacía en la UEx. «Mucha gente me dice que soy un ejemplo. A mí lo que me gustaría es que otros gitanos estudiaran y que lo mío fuera lo normal», zanja. Solo un cuatro por ciento de los jóvenes matriculados de etnia gitana llega a la universidad, según datos nacionales del Secretariado Gitano.

«Siempre dijo que lo conseguiría, tardara lo que tardara. Ha sido un triunfo», recuerda Inmaculada Márquez, coordinadora de la fundación en Cáceres, al tiempo que señala que la comunidad gitana carecía de referentes universitarios en la ciudad. Hasta ahora. El sueño cumplido de César puede cambiar las cosas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Primer mes sólo 1€

Publicidad