Fachada del bloque C en la calle Ródano, en donde han empezado las tareas previas a la demolición. ARMANDO MÉNDEZ

«Aldea Moret no va a mejorar de repente solo porque derriben el bloque C»

Vecinos y comerciantes del entorno de la calle Ródano acogen con escepticismo la demolición de este icono de la marginalidad

Cristina Núñez

Cáceres

Jueves, 30 de noviembre 2023, 07:20

Hay edificios en Cáceres que con solo pronunciar su nombre, o su apelativo, ya cuentan una historia. Es el caso del bloque C. No hace ... falta ubicarlo en el mapa ni decir que pertenece a la calle Ródano de Aldea Moret, porque es un género en sí mismo que habla de una forma de hacer política social en los años 80 que desembocó en chabolismo vertical, marginalidad y estigma.

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El inicio del proceso de su derribo –todavía en labores previas de limpieza, aún no han entrado las máquinas­– augura la esperanza de que la zona mejore y se borre el rastro de degradación y tráfico de drogas de este punto de la barriada, conocido como el Bronx. Pero los vecinos consideran que no será inmediata la regeneración del barrio, ni algo automático.

En un comercio de la zona, en el que prefieren no dar su nombre, sus dueños consideran que «tirarlo es una pena y un coste» y que «no se ha consultado a los vecinos, primero hacen el derribo y luego preguntan», se lamentan. «Se podía haber aprovechado para sede vecinal, rehabilitarlo o aprovechar la estructura, se llegó a hablar de una residencia de ancianos», apostillan. En otro negocio cercano también se cuestionan la efectividad de la medida para mejorar la seguridad en un barrio que continúa con muchas carencias y necesidad. «Lo que no puede haber es un problema en el barrio y que la Policía venga del Nuevo Cáceres, tendrían que empezar por lo importante, que es que abran la comisaría de la Policía Local de Aldea Moret, estéticamente puede estar bien el derribo, pero es más necesario tener seguridad en un barrio que no va a mejorar de repente porque quiten el bloque C, hay reyertas todos los días y venta de droga todos los días».

«Estaría bien tener un parque en el barrio, pero se va a convertir en un estercolero»

Teresa Guisado

Vecina

«Vivo en la calle Ródano desde siempre y espero que la demolición del bloque C sirva para algo»

Nicasia

Vecina

Teresa Guisado lleva toda la vida, sus 50 años, viviendo frente al bloque C. «Me gusta mi barrio, pero es verdad que esto ha traído problemas». Ella sí que cree que el derribo traerá una mejora. «Solamente por las vistas algo habremos ganado, porque ahora salir de casa y ver eso no es nada agradable». La creación del parque del que se habla convence a Teresa, pero no tiene la certeza de que se respete. «Sería estupendo si se cuidara, pero tener un parque para que se convierta en un estercolero, no». Nicasia, vecina de siempre de las casitas bajas de Ródano, frente al bloque C, sí cree que la mejor solución es el derribo.

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Para Yolanda, otra residente que prefiere dar su testimonio sin que se vea su rostro, indica que por más que el bloque C quede borrado del mapa, existe todavía un bloque B que también está degradado. «Hay problemas, se ve más o menos lo mismo que se veía en el que van a tirar, no exactamente igual, pero se dan la mano, en lugar de gastar dinero en el C sería mejor tomar medidas en el que está habitado». Para esta mujer, madre de dos hijos adolescentes, uno de los problemas más graves son las carreras de los coches. «Con los niños nunca ha sido fácil, si salen lo hacen por el centro, les llevo y ya está», explica esta mujer.

Joaquín y Samuel consideran que lo ideal hubiera sido que «por un poco más», se le hubiera dado una utilidad al edificio, pero dejarlo así «es un peligro y da mala imagen». Explican que los niños preguntan en muchas ocasiones que por qué está el edificio así. «Es algo tercermundista», cuentan estos dos hombres, que prefieren no mostrar sus caras. «Luego la gente habla mucho».

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La demolición, a la espera de la entrada de las máquinas

Una valla metálica de protección separa el presente y el futuro del bloque C de la calle Ródano, la considerada zona más conflictiva de Aldea Moret. El presente es un edificio de 1.500 metros cuadrados que parece un queso 'gruyere', con ventanas sin marcos desde las que se adivinan estancias desangeladas que han sufrido una degradación progresiva. Dentro no queda nada, prácticamente ni el material de construcción, es una especie de edifico fantasma, un esqueleto en el que se acumulaba suciedad e incluso plagas de ratas. El futuro hay que imaginarlo, pero será un solar vacío para el que todavía no hay un uso fijo. Aunque el alcalde Rafael Mateos anunció la pasada semana que esta ya serían visibles desde fuera los trabajos de demolición, lo cierto es que por ahora no han entrado las máquinas que van a proceder al derribo de este edificio. Se trata de un derribo «prácticamente manual», explicó Rafael Mateos y se va a hacer por plantas y por fases. No se verá, pues, la impactante imagen de un edificio colapsando, cayendo como un castillo de naipes. La empresa que se encargará de esta demolición es la madrileña Promociones Arribas Gozalo, S.L. La medida, que tiene un coste de 561.610 euros, la dejó encauzada el anterior equipo de gobierno municipal, aunque se adjudicó el pasado mes de julio. El bloque C, que se construyó en los años 80 tiene una antigüedad de 35 años y hace 13 fue tapiado para evitar el acceso de personas a este entorno que en unos días será historia, una historia luctuosa.

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