Los coches ya circulan por la Ronda Sureste de Cáceres

Era una de las actuaciones más reclamadas y esperadas desde hace años, «una deuda histórica con los ciudadanos de Cáceres», en palabras del alcalde, Luis Salaya. Después de más de tres años en obras, 37 meses para ser exactos, este lunes la nueva circunvalación cacereña, la Ronda Sureste, abría al tráfico.

Minutos antes de las 14.00 horas, cuando estaba fijada su apertura, el intenso tráfico de Miralrío y Ronda Vadillo todavía era patente. A lo largo de la tarde, los vehículos comenzaron a circular tímidamente por la nueva carretera. Furgonetas de empresas, coches de autoescuelas y vehículos particulares avanzaban por ambos sentidos de circulación, que se estima que soportarán un tráfico de 15.000 vehículos diarios.

Éstos se desviarán, a su vez, del centro, descongestionando de este modo San Francisco, Miralrío, Ronda Vadillo y zonas aledañas, todo un alivio para los conductores que cada día realizan algún desplazamiento por trabajo o para ir y venir de sus domicilios. Desde ahora se ahorrarán los atascos en horas punta. Unos cuatro minutos con poco tráfico y respetando los límites de velocidad, 50 kilómetros por hora y 40 en la entrada a las rotondas, es el tiempo que se tarda en llegar de un extremo a otro.

Antes de que los coches recorrieran el impoluto asfalto, a las 12.30 del mediodía, entraban en servicio los carriles bici y las áreas peatonales. Ciclistas, patinadores y usuarios de patinetes eléctricos fueron los primeros en estrenar los casi cuatro kilómetros.

«A diferencia de la Ronda Norte, aquí el carril bici mantiene el mismo trazado que la vía, por lo que las pendientes son más suaves y el firme es muy bueno», apreciaba Javier Muñoz, presidente de la Asociación Cacereña de Patinaje. «Además, que lleve el símbolo del patín es un reconocimiento para este deporte».

Dos autobuses urbanos realizaron también el trayecto entre Vistahermosa y el cerro del Amparo para trasladar a medios de comunicación y autoridades al acto de inauguración, que tuvo lugar en el nuevo mirador.

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y el alcalde cacereño, Luis Salaya, encabezaron la comitiva de autoridades, entre las que se encontraban la delegada del Gobierno, Yolanda García Seco, la presidenta de la Asamblea, Blanca Martín, el presidente de la Diputación de Cáceres, Carlos Carlos, y el presidente regional del PP, José Antonio Monago.

En su intervención, el presidente extremeño reseñó que la Ronda viene para «sumar» y hacer la ciudad «aún mejor, más habitable y más amable».

Fernández Vara reconoció, además, el hecho de que hayan sido empresas extremeñas las que han intervenido en el proyecto. «Hace 40 años esto no hubiera sido posible», apuntó el dirigente regional, que subrayó que la vía aporta una visión «rabiosamente moderna» de la ciudad.

Por su parte, Salaya afirmó que va a ser «vital» para el futuro de Cáceres. «La dibuja, la define, la delimita pero también la expande para los peatones y eso es importante», resaltó el alcalde.

En abril de 2018 comenzaron los trabajos del tramo en funcionamiento, el comprendido entre la EX-206, la carretera de Miajadas, y la N-521, la de salida hacia Trujillo. Queda pendiente el segundo, de tres kilómetros, para completar el anillo este, que conectará la Charca Musia con la rotonda del ferial, en la salida hacia Badajoz y la A-66.

Las obras tenían un plazo de ejecución de 30 meses que se han ido a 37. En marzo las constructoras pidieron a la Consejería de Movilidad, Transporte y Vivienda, promotora de la obra, una prórroga de dos meses para finalizar los trabajos. El pasado viernes día 11 quedó recepcionada la infraestructura y, tres días después, se ponía en servicio.

Su coste ha superado los 22 millones de euros y la actuación se adjudicó en dos lotes, ejecutados por las uniones temporales de empresas Senpa-Aglosan-Araplasa y Gévora-Majoin-Durantia.

Casi un año después de que se iniciara la actuación, cuando se llevaba acometido un 20 por ciento, aparecieron dos cuevas kársticas sin datar que pararon la obra en un tramo de 250 metros. El descubrimiento suscitó un gran interés y obligó a modificar el trazado –sin que supusiera un coste adicional– para estudiar y conservar las grutas, una de más de diez metros cuadrados y la otra de unos cuatro metros.

La vía cuenta con cuatro pasos inferiores, dos viaductos –el que salva el arroyo del Marco y el de Valdeflores– y cinco glorietas. Además de la rotonda de la intersección con la EX-206 y la conexión con la de la Guardia Civil, las otras son: la que da salida al residencial Universidad; la de los juzgados, en la ronda de San Francisco; la de Vistahermosa; y la del cruce con la carretera del santuario. Su diseño requiere poco mantenimiento, según precisaron ayer los directores de la obra.

Como curiosidad, en una de ellas se ha representado una estrella de ocho puntas, como guiño a la del Arco de la Estrella.

En la nueva dotación se han colocado más de 330 farolas, unos 900 árboles, 66.000 arbustos, 74 semáforos, 42 bancos, 37 papeleras y cinco fuentes.

El mirador del cerro del Amparo también está operativo. Hasta esta área de recreo se puede acceder por una pasarela peatonal de 55 metros de largo por cuatro de ancho. En el recinto, que conserva una garita de observación de la Guerra Civil, se han consolidado y adaptado restos arqueológicos protegidos.

Además, en el acceso a la carretera desde la rotonda de la EX-206 se ha habilitado otra pequeña área de descanso con mobiliario, que suma una zona de esparcimiento más para peatones.