Mucha siesta y poca fiesta
La ciudad a medio gas reajusta sus horarios y las tardes quedan desangeladas
CRISTINA NÚÑEZ
Domingo, 10 de julio 2016, 08:50
No hay duda: el verano ha llegado. Como hace unos años que ya no contamos con termómetros en las calles, la temperatura en grados ya no es tan visible, salvo por algunos comercios que nos brindan esa información en sus carteles luminosos. No hace demasiada falta, más allá de cálculos matemáticos el calor se siente.
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Comercios, negocios y servicios de todo tipo inician ese periodo a medio gas y ajustando horarios. El verano es también tiempo de obras y de puestas a punto para iniciar la nueva temporada con fuerzas renovadas, así que también son muchos los que cierran por este motivo. Resumen: entre el calor que hace y lo poco que hay que hacer es mejor buscarse algún paraíso y huir.
Después de la última representación en el Gran Teatro, dentro del Clásico, a finales del mes de junio, el recinto en el que se desarrolla el mayor número de eventos culturales de la ciudad, cierra sus puertas hasta el mes de septiembre. No es nada nuevo, año tras año y fuera de quien fuera la gestión, se ha hecho así. Este año se ha puesto un cartel en el que se explica que se está trabajando para volver en septiembre. Este cierre a cal y canto suele explicarse por la falta de público para llenar los espectáculos. El que no vacaciona aprovecha el fin de semana para estar a la fresca.
No solo la Biblioteca Pública, que depende de la Junta de Extremadura, ha decidido echar el cierre por la tarde generando quejas entre sus usuarios. También la Biblioteca del Palacio de la Isla, que depende del Ayuntamiento y que en invierno abre mañana y tarde, cierra sus puertas por las tardes. Durante el mes de julio y agosto abren desde las 8,30 hasta las 15,00 horas. En realidad, es todo el Palacio de la Isla el que sigue este horario. Actualmente hay dos exposiciones colgadas en sus paredes a las que solo se puede acceder por la mañana. El que tenga que estudiar o tenga ganas de estar cerca de los libros lo va a tener muy difícil en Cáceres.
Pero que no cunda el pánico. Muchos de los museos de Cáceres mantienen sus puertas abiertas por las tardes sólo con pequeños ajustes que permiten prolongar la visita en horas más tardías. El Museo de Cáceres abre de martes a sábado de 9 a 15,30 y de 17,00 a 20,30, aunque la Sección de Bellas Artes cierra por las tardes. Los domingos de 10,00 a 15,30 y a sala 17, arte antiguo, cierra los domingos.
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El Museo Vostell mantiene su horario de primavera-verano, de martes a sábado de 09,30 a 13,30 y de 17,00 a 20,00 y los domingos de junio, julio, agosto y septiembre de 9,30 a 14,30.
También centro de Artes Visuales Helga de Alvear intenta sintonizar con los calores ciudadanos y por la tarde abre a las 18,00 horas y cierra a las 21,00. Por la mañana no cambia, de 10 a 14.
Hostelería «relajada»
Los cafés circulan a mansalva en la cafetería Montebianco a eso de las doce de la mañana. Durante el mes de julio ajustan su horario a las necesidades del público. Tal y como explica Yolanda Mostazo, cierran los sábados por la tarde durante el mes de julio. «No hay nadie», cuenta. El mes de julio se nota mucho más el bajón de público que el de agosto. Parece que esta percepción confirma la estadística sobre turistas en Cáceres. El mes en el que más llegan a la ciudad es precisamente agosto, a pesar de los calores. También es el momento en el que muchos emigrantes regresan a distintas localidades de Cáceres.
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Coinciden en este diagnóstico de que julio es un mes más flojo que agosto en la céntrica cafetería 'Manómetro'. Allí los sábados y domingos de julio y agosto hacen una larga parada que va desde las 16,30 hasta las 20,00. «No viene gente a esa hora, en invierno es la hora de los cafés, pero en verano la gente se está refrescando», explica uno de los camareros de este establecimiento, Javier Pérez Burgos.
También han borrado como día de trabajo el domingo los trabajadores de la cafetería Zeppelin durante los meses de julio y de agosto. Miguel Crespo es uno de los trabajadores de este concurrido local, que durante todo el año es uno de los primeros en subir la persiana. «No hay demasiada gente, pero también cerramos para poder disfrutar nosotros, para poder ir a la piscina o estar con nuestra familia», destaca Crespo.
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Lo que cuesta más encontrar es establecimientos que decidan cerrar sus puertas totalmente durante un periodo del verano. El Figón de Eustaquio, el célebre restaurante de la Plaza de San Juan, ha elegido la primera quincena del mes de julio. No son pocos los turistas que, atraídos por sus guías, buscan una mesa en este restaurante, pero tendrán que volver a partir del día 15. Otros locales como Chocolat o la cafetería de Alfonso IX aprovechan para hacer sus reformas. Otro clásico veraniego.
«Los sábados y domingos de verano cerramos de 16,30 a 20,00; a esa hora no viene nadie»
«En verano cerramos los domingos, para que los trabajadores estemos con la familia»
«Los sábados de julio cerramos, es el peor mes, porque en agosto hay más gente»
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