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Calle Muñoz Torrero, donde había once locales de hostelería abiertos y ahora quedan cuatro. casimiro moreno

La inflación cierra los bares del Casco Antiguo de Badajoz

Las calles Muñoz Torrero y Felipe Checa pierden establecimientos de hostelería en los últimos meses por el alza de los precios, el declive del barrio y las consecuencias de la pandemia

Rocío Romero

Badajoz

Jueves, 25 de agosto 2022, 07:27

De tener que esquivar los veladores a poder pasear sin temor a tropezarse con una silla. Es el cambio que se aprecia este verano en ... la calle Muñoz Torrero, donde apenas sobreviven cuatro negocios de hostelería cuando llegaron a ser once hace unos meses. El panorama es similar en la calle Felipe Checa.

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«Cerró Bigotes, cerró El Tronco, La Caleta y ahora nosotros. En 150 metros se han perdido cuatro locales», dice Belén Arias, de la Pezería ubicada en la esquina de las dos calles. Esta empresaria busca ahora dar el traspaso de un bar que abrió en mayo de 2017 y cerró justo después de feria.

Arias hace una radiografía del sector hostelero que suma otros problemas a los propios del Casco Antiguo. Estos últimos dibujan un centro que pierde negocios y suma casas abandonadas. También desaprovechó la movida nocturna, que se trasladó a los paseos del río. Eso les ha obligado a olvidarse de los jóvenes que quedaban en el centro a picar algo antes de ir a por la copa o bailar.

Otros inconvenientes, en cambio, afectan a los bares estén donde estén. La subida de la luz les está haciendo mucho daño. «Al principio pagábamos recibos de unos 400 euros mensuales, pero los últimos eran de 1.400 euros. En julio, cuando ya estaba cerrado y sin actividad, hemos pagado más de 700 euros». Este gasto fijo se hace insoportable si, como Belén, regentaba más de un negocio. A la Pezería sumaba La Jazzería (en Menéndez Valdés). «Algunos meses hemos pagado más de 3.000 euros entre los dos locales».

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Los cambios en la legislación laboral también les han perjudicado. Si a esto se añade las dificultades de encontrar a personas dispuestas a trabajar media jornada en las franjas horarias más complicadas los obstáculos crecen. «Los negocios que funcionan son los familiares, donde son ellos los que trabajan y no dependen de nadie. Esos son los que van a mantenerse», vaticina.

Pandemia e inflación

Berenice Sánchez regenta la Tasquita de Bere, uno de los tres locales de hostelería que permanecen abiertos en Muñoz Torrero. «Quedamos la Cocina Portuguesa, El Farol, el kebab y nosotras», lamenta. Está agradecida a los propietarios de su local, que se portaron «muy bien» durante lo peor de la covid. Pero asegura que otros hosteleros no han tenido la misma suerte y algunos compañeros sumaron deudas de alquileres acumuladas durante el confinamiento y los cierres obligados en 2021. A esto se suma el alza de los precios. «No solo la luz. La cerveza y todo el género ha subido y no siempre es fácil trasladarlo al cliente», añade.

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Berenice señala la importancia de que los bares permanezcan abiertos en la zona histórica. No solo para atender a los turistas, sino para mantener el barrio «con vida». «Hace falta más limpieza y atención, también más vigilancia porque ha habido algunos robos hasta con los negocios abiertos y algunos clientes se quejan de que cada vez se acercan más a pedir a las mesas».

Esta empresaria no entiende cómo pueden darse estas situaciones tan cerca de la Catedral, cuando se promociona la ciudad como parte del Camino de Santiago y se ha estrenado la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional para el Carnaval hace unos meses.

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Un cartel de «Se Alquila» luce en la fachada de La Quimera, un restaurante que abrió la semana anterior al Carnaval y cerró la posterior a la feria de San Juan en la misma Muñoz Torrero.

Luis Enrique Rodríguez montó el negocio con todas su ganas, pero se ha llevado una enorme desilusión al comprobar que «la afluencia de personal en la calle San Juan ha caído muchísimo». Esta era el primer negocio que puso él en el Casco Antiguo, pero los ha tenido en otras zonas de la ciudad y trabajó hace años en otros locales a los pies de la Catedral. Por eso sabe que cerrar durante el mediodía en feria era la peor de las señales. «Hace años yo llegaba a trabajar a las doce y me iba a las dos de la mañana».

Aviso tras la feria

Tras la feria, la hostelería del centro lanzó un SOS que no pudo superar este restaurante. Señala que las costumbres han cambiado. «Antes de la pandemia, lo habitual era comer y quedarte tomando una copa. Igual en la cena. Pero el 'copeo' ya no existe», explica Luis Enrique Rodríguez. A esto se sumaron otras circunstancias. «Me cogió la huelga de transportes, la subida del aceite, de la luz, de todos los productos entre un 15 y un 20%. Subí el menú de 10 a 11 euros. Es una pescadilla que se muerde la cola. Hemos tenido que cerrar en Muñoz Torrero, que era el buque insignia del Casco Antiguo y solo han quedado tres bares».

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Iván López ha regentado durante los últimos seis años El Tronco. Apunta a alquileres altos en la zona, la reducción de fiestas y, como otros hosteleros, los cambios de hábitos de la pandemia. Los clientes quieren espacios amplios y al aire libre. Pero en Muñoz Torrero, estrecha, no podía mantener los siete veladores con las medidas de distancia social. El Ayuntamiento le permitió colocar cuatro en su fachada y otras tres dos terrazas más allá, lo que no vio factible. «Se ha juntado un poco todo». Pero en su caso cree que la pandemia ha tenido la culpa. «El covid no fueron tres meses, en hostelería ha durado dos años».

Blas Monje tiene una visión más optimista en No ni Ná, que cumplirá su primer año abierto el día 13 junto a la esquina de Muñoz Torrero y Felipe Checa. Aunque han cerrado varios en esta última calle, tras las vacaciones reabrirá Rosendo, de comida peruana.

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Blas Monje no lo da todo por perdido y cree indispensable «recuperar otra vez el Casco Antiguo. El Ayuntamiento podía darle otro empujón». Su experiencia le dice que turistas hay, porque «el 90% de sus clientes» son visitantes. Muchos, al igual que los locales, comentan «que es una pena que la zona histórica esté así».

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