La Sala la Idiota está en la calle Muñoz Torrero y suele hacer espectáculos sin taquilla, a la gorra. J. V. Arnelas

Badajoz

La sala de teatro La Idiota cerrará en abril ahogada por la burocracia

Esta asociación cultural surgida hace tres años en el Casco Antiguo se queja de los requerimientos que le hace el Ayuntamiento

Martes, 21 de enero 2025, 20:37

'Una sala en el Casco antiguo para crear y reír', rezaba el 29 de abril de 2022 el titular de HOY que informaba de ... que la antigua sala Tragaluz, en el 21 de la calle Muñoz Torrero, reabría sus puertas. En realidad el proyecto iba más allá de un escenario. Ponía en pie un viejo anhelo de tres payasas –María Bris, Inés Pérez y Ana Crisp– de tener un lugar propio desde proyectar sus inquietudes como clown. Así, La Idiota es el nombre de la sala de la asociación cultural 'Las sin carpa'. Ahora, aquella idea va a llegar a su fin antes de lo esperado debido a que no pueden atender todos los requerimientos que les hace el Ayuntamiento, explicaron ayer en una carta de despedida. La clausura no es inmediata. En abril cumplirían tres años, por eso animan a disfrutar estos últimos cuatro meses antes de cerrar sus puertas en los que seguirán programando actividades.

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En la carta, dirigida a la «familia idiota», aseguran son más de 1.600 personas las que han arropado su proyecto en estos casi tres años. Y recuerdan que la sala ha impartido numerosas formaciones, impulsado un laboratorio de creación, organizado el I Festival de Payasas de La Raya, creado la Liga Extremeña de Improvisación junto a otras agrupaciones y ofrecido más de cincuenta muestras de circo y humor.

No han podido acometer la insonorización, adaptar el baño o tener una salida de emergencia

Según explican, «hace aproximadamente un año y medio el Excelentísimo Ayuntamiento de Badajoz empezó a solicitarnos los permisos de apertura, pasando por alto que somos una asociación cultural sin ánimo de lucro y con derecho a una sede sin una licencia especial para ello… Pero bueno, ya sabéis cómo funciona esto; en realidad no somos nadie, no tenemos padrinos y además, molestamos. 'Nos reíamos demasiado alto', fueron palabras textuales en una de sus respuestas (entre otras)», exponen las promotoras de La Idiota.

Deuda de 2.500 euros

La carta habla de papeleo, requerimientos, subsanaciones, plazos y tensión policial. Y de manera concreta de la obligación de insonorizar, de hacer un baño accesible o de una salida de emergencia. «Nos rendimos a la evidencia: pagar un dinero que no tenemos para invertirlo en un edificio que no es nuestro es pasarse de idiotas».

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«Hemos alargado los tiempos todo lo que hemos podido –prosiguen– pero el coste emocional ha sido excesivo y lo que se abrió como un lugar de placer y disfrute estaba dejando de serlo».

Una de las representaciones en La Idiota. HOY

Por último, hacen un llamamiento, ya que tienen un déficit de 2.500 euros. «Ha habido meses en los que no hemos podido cubrir gastos y sumando a esto algunos arreglos e inversiones que hemos tenido que hacer (goteras, cristales, seguro de responsabilidad civil…), nos hemos endeudado más de la cuenta. Así que ahora, para poder cerrar sin pérdidas necesitamos 2.500 euros». Por ello, harán una campaña de recaudación de fondos y han habilitado un número de cuenta (ES86 3001 0043 3643 2001 8941) y un bizum (638935057) por si hay gente que quiera aportar dinero para que puedan cerrar sin deudas.

El proyecto de la Sala La Idiota se concretó en 2022, pero en realidad nació dos años antes en El Salvador durante una Caravana de la Risa después de la pandemia. Hay que tener en cuenta que los espectáculos que allí se programaban no eran a taquilla sino a la gorra, con aportaciones voluntarias de los espectadores. Como mucho, cobraban un euro simbólico al expender un carné a quienes acudían por primera vez.

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Una de sus apuestas, y por tanto de sus señas de identidad, ha sido un formato de teatro humorístico basado en la improvisación. La propuesta inicial consistía en que actores o payasos subían al escenario sin saber qué iban a hacer y era el público el que a través de un juego les planteaba el reto de improvisar sobre la marcha su espectáculo de humor.

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