María Guardiola toma posesión hoy en el Museo de Arte Romano

María Guardiola ha elegido para la ceremonia el mismo marco con el que José Antonio Monago quiso resaltar el carácter histórico que consideraba que tenía su investidura como jefe del Ejecutivo extremeño: era la primera ocasión que el Partido Popular gobernaba en la región después de siete legislaturas socialistas.

La historia también ha estado en boca de Guardiola en gran parte de sus intervenciones desde que tras la jornada electoral del 28-M vislumbró que podría convertirse en la primera mujer en presidir la comunidad autónoma. Un hito en la política extremeña y un nuevo paso hacia la igualdad, para el que, quién lo iba a decir, ha sido necesario el apoyo de Vox.

Para subrayar lo que de acontecimiento histórico tiene la presidencia de Guardiola, el Partido Popular ha optado por abrir de nuevo, con tres legislaturas de diferencia, las puertas del edificio de Rafael Moneo para celebrar la toma posesión en compañía de esculturas como la de la diosa Ceres, protectora de la agricultura –sector clave en la economía extremeña–, o del emperador Augusto, que se aupó al gobierno de Roma formando parte de un triunvirato mal avenido y destinado a no durar.

Guardiola tampoco comenzó con buen pie su relación con sus ahora socios de Gobierno. «No puedo dejar entrar en el Gobierno a los que niegan la violencia machista», señaló a Vox la ya presidenta extremeña semanas antes de llegar a un acuerdo para su investidura con la formación de ultraderecha. A cambio, Vox tendrá una consejería en el nuevo Ejecutivo. Ese pacto, hacia el que han empujado las direcciones nacionales de ambos partidos, parece haber afianzado el vínculo en la región entre PP y Vox. A pesar de ello, ni Guardiola ni Ángel Pelayo Gordillo, líder de Vox en Extremadura, ocultan sus diferencias, como quedó patente en la sesión de investidura del pasado viernes.

Con la ceremonia de hoy, que comenzará a las siete y media de la tarde, Guardiola completará en menos de dos meses un álbum de fotos que sí quedará para la historia y en el que ha pasado de la alegría y cierta incredulidad de la noche electoral a la sonrisa tranquila con la que fue investida presidenta, pero en el que también guardará los momentos tensos y de extrema seriedad de la sesión constitutiva de la Asamblea –que presidirá por tercera legislatura consecutiva la socialista Blanca Martín– y de enfado en los días posteriores a esa votación, sin olvidar su cara de circunstancias al anunciar y firmar el acuerdo con Gordillo.

La toma de posesión servirá también para que concluyan los actos que formalizan el cambio de Gobierno y para dar por iniciada la segunda legislatura con los populares al frente de la comunidad.

El panorama político actual es significativamente distinto que hace doce años, pese a que también tiene puntos en común. En aquel 2011, la lista encabezada por Monago fue la más votada en Extremadura: obtuvo 32 escaños. El PSOE logró 30 diputados y fue la abstención de los tres representantes de Izquierda Unida lo que posibilitó el gobierno del PP en minoría.

Guardiola no ha podido repetir ese resultado en los últimos comicios. Fue el PSOE la opción más votada por los extremeños, por apenas 6.000 sufragios de diferencia, pero socialistas y populares empataron con 28 escaños; Vox con cinco y Unidas por Extremadura con cuatro completaron el Pleno de la Asamblea. Ha sido necesario un pacto de Gobierno, otra novedad en la historia democrática extremeña, para conformar el primer Ejecutivo de la región formado por más de un partido.

Más similitudes hay en el contexto político nacional, con unas elecciones generales a la vuelta de la esquina –mucho más cerca esta vez, ya que en 2011 fueron en noviembre– a las que el Partido Popular se dirige reforzando su poder territorial y con todas las encuestas a su favor.

Hace doce años, Mariano Rajoy obtuvo una mayoría absoluta que hoy parece lejana para Alberto Núñez Feijóo. Con un paisaje político mucho más fragmentado, sobre todo en la derecha parlamentaria, todo hace indicar que la posible llegada de los populares a la Moncloa pasa por un nuevo acuerdo con Vox. Una realidad que, sin duda, ha influido en el viraje de Guardiola que ha terminado con el primer Ejecutivo bicolor de la democracia extremeña.