Una mañana en el museo para conocer la ciudad

Los paneles informativos distribuidos a lo largo de las salas contienen suficientes datos para que el visitante conozca la historia de Badajoz por sí mismo. Pero esto cambia en verano, con el aumento de temperaturas y la llegada de las vacaciones desciende el número de visitas. «Badajoz no es una ciudad muy turística y esto se nota en los museos. Recibimos visitas diarias pero no son numerosas», explica el coordinador del Luis de Morales, Francisco Chamorro.

Para atraer a más personas en verano el museo organiza desde el pasado sábado y hasta el 31 de agosto visitas guiadas por su exposición permanente. Para ir a la visita, que es gratuita, no es necesario reserva previa.

«Es una forma de hacer que la gente se anime y venga a conocer por qué hoy Badajoz es lo que es. De hecho, vienen muchos emigrantes que nacieron aquí y vuelven de vacaciones con sus familias», explica Chamorro.

Así, puntuales a la cita, la visita comienza a las 11 de la mañana. Ayer acudieron dos personas a esa hora para conocer de primera mano los entresijos de la ciudad. Antes de comenzar hay parada obligatoria por la sala dedicada al pintor. «No podemos comenzar la visita sin hablar de Luis de Morales, su obra y su vida. Lo hacemos para dar a conocer más aún a este personaje tan relevante de la ciudad», explica Ledesma.

Tras observar algunas de las pinturas del que fuera propietario de la casa en la que hoy se recogen los paneles y pantallas táctiles con las fechas, nombres y acontecimientos más importantes de la ciudad, Encarna se encarga de introducir a los visitantes a través de las paredes abovedadas por las salas que hablan de la conquista árabe, el reino aftasí o los siete años en los que la ciudad fue portuguesa, dato que muchos de los visitantes desconocían.

«La exposición permanente funciona como un centro de interpretación, no sólo son paneles también hay elementos interactivos y la guía les ayuda a hacerse una idea más general», cuenta el coordinador del museo.

La herencia musulmana es una de las paradas favoritas de los visitantes, allí pueden oler el aroma de productos que los musulmanes trajeron a la ciudad como el limón, la canela o el sándalo.

Pero esta no es la sala que más atrae a turistas y visitantes, las maquetas con escalas a 1:56 en las que los ejércitos francés e inglés luchan por hacerse con el control de Badajoz es la que más sorprende a la gente. «Es lo que más gusta por lo bien hechas que están las maquetas y la historia que transmiten. Ayuda mucho a imaginarse lo que aquí sucedió durante la Guerra de la Independencia», cuenta la guía.

Figuras de soldados, caballos, artillería, armas, la puerta de Ronda del Pilar, Puerta Trinidad y las casas aledañas son los elementos que aparecen en las seis maquetas que cuentan las diferentes batallas que hubo hasta que el ejército inglés colgó su casaca roja de La Alcazaba.

Esta última incorporación a la muestra contiene maquetas hechas a mano y que lleva diez mil tejas milimétricas en sus casas.

Un dato con el que la guía sorprende a los visitantes y que según cuenta le sirve para mantener la atención de la gente.

«Más allá de la evolución histórica también hablamos sobre como era la Alcazaba y cómo se construyó», relata.

Más actuales son el bosque de siluetas y el noticiero. En este apartado de la exposición aparecen veinte personajes ilustres que han construido la ciudad, desde Ibn Marwán hasta el Porrina, un espacio que según cuenta Chamorro está previsto de ampliación con la incorporación de alguna silueta femenina.

Acontecimientos más recientes como la riada de 1997 ponen el tono de color a la sala del noticiero, donde a través de diferentes cabeceras de periódico cuentan los hechos más importantes de los últimos años.

Una exposición que sumerge al espectador por la historia de la ciudad fronteriza y que registró en su primer día diez visitantes, dos el lunes y otros dos ayer. «Esta será la tónica general habrá días con más gente y días que no venga nadie, estimo que la media es de un par de personas diarias», espera Chamorro.