Cuando el maestro es un guardia civil

Para ello invitó a varios grupos de alumnos de los colegios Juventud y Nuestra Señora de Bótoa, en total unos 160 chicos y chicas que tuvieron la oportunidad de subir a una moto del Seprona, acariciar a los perros que usa el servicio antidrogas, coger en sus manos un casco antidisturbios o portar la bandera de España antes de ser izada en un enorme mástil. «Nuestro objetivo es acercarnos a la ciudadanía», explicaba Manuel Rubio Leal, uno de los agentes que trabajan en la Oficina Periférica de Comunicación de la Guardia Civil.

«A mí lo que más me ha gustado es ver lo que pesa el casco y todas las cosas que usan», decía Paula. «Pues a mí, los discursos que han dedicado a los fallecidos», añadía María.

Junto a ellos se encontraba Alejandro, que después de preguntar a un agente cómo tenía que soplar en la boquilla que utiliza la Guardia Civil en los test de alcoholemia, quedó sorprendido por lo bien que cantaban los agentes. «Para mi lo mejor han sido las canciones que han realizado», afirmaba este pequeño.

Distinta fue la sensación de Claudia, que tras de quedar impresionada por los drones que utiliza la Guardia Civil y mirar por unos prismáticos, se ofreció como voluntaria para ser esposada. «Me he sentido rara», confesaba sin salir del todo de su asombro.

Paula, María, Alejandro y Claudia son alumnos de 4º del Colegio Juventud y se desplazaron al Parque de los Sitios en compañía de su profesora, Paloma Fernández. «Realmente ha sido muy interesante el taller de desactivación de artefactos y el del Seprona, han estado muy atentos», aportaba la docente.

Tras la exhibición de medios comenzó el acto castrense, al que asistieron el delegado del Gobierno en Extremadura, el alcalde de Badajoz y el consejero de Presidencia e Interior de la Junta, Abel Bautista.

Ellos fueron los encargado de imponer las condecoraciones a los agentes que recibieron la Cruz al Mérito de la Guardia Civil, que este año ha sido entregada al teniente coronel de la Brigada Extremadura XI, Sergio Cobos Marquina, y a una docena de mandos y guardias que trabajan en Extremadura. Entre ellos, los sargentos N. Alberto García Montes y Fernando David Álvarez, la teniente Jessica Romero Vázquez y el subteniente José María Bernabé. A ellos se sumaron el cabo primero Francico Javier Quintana Solís y los agentes Rafael Vargas Pita, J. Antonio Ayuso María, Rafael Gómez Carrión, Antonio García Diaz, Purificación Toro Vacas, Ignacio Núñez Montero y Paula Arróniz Antúnez.

A los condecorados se dirigió el general de división jefe de la Guardia Civil en Extremadura José Manuel Santiago Marín, quien les agradeció su dedicación.

Esas palabras también estuvieron dedicadas a los agentes que se han jubilado durante el último año: el cabo 1º Francisco Tienza Núñez; el subteniente Juan Cuello Sánchez; el cabo mayor Juan Villafanes Llanos; y los guardias civiles José Delgado Silvero, Custodio Luis López Jiménez, Juan Francisco González Cabañas, Manuel Nieto de Tena Torres y Lorenzo Romo Vázquez.

En su discurso, el general puso en valor los principios que han impregnado desde su creación a la Guardia Civil, un cuerpo al que se refirió como «grande, por ser la fuerza de seguridad del Estado español con mayor despliegue territorial; eficaz, porque consiguió que los caminos del país fueran seguros; y de robusta vida, porque sobrevivió, saliendo siempre fortalecida, a pesar de los sucesivos cambios de gobierno, regímenes políticos y guerras civiles».

Recordó el general de división que del primer Tercio que tuvo la Guardia Civil en Extremadura, compuesto por un jefe, 14 oficiales y 335 guardias de tropa, se ha pasado en la actualidad a contar con 2.863 efectivos que se dividen en 13 compañías, 2 subsectores de Tráfico, 157 puestos y 8 destacamentos de Tráfico.