El acusado, en la esquina superior de la imagen, llegó escoltado por dos policías. C. MORENO
Juicio en la Audiencia de Badajoz

Los forenses creen que el fratricida de Los Santos era consciente de lo que hacía

El procesado insiste en su inocencia y la defensa propone, que en caso de ser condenado, se rebaje la acusación a homicidio y se atenúe la pena por su enfermedad penal

Miércoles, 30 de octubre 2024, 07:38

Rafael Ortiz Román era plenamente consciente de que matar a sus hermanos estaba mal, y justamente por eso trató de ocultar sus cadáveres. Esa es ... la hipótesis que defienden los tres forenses que estudiaron al acusado del doble fratricidio de Los Santos de Maimona.

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Los tres médicos certifican que presenta una discapacidad intelectual leve (inteligencia límite), un bajo nivel cultural y dificultad para resolver los conflictos. «Pero eso no implica un trastorno psiquiátrico que le impida comprender lo que está mal y guiar sus actos».

Con estas explicaciones se dirigieron al jurado que juzga a Rafael Ortiz, que se enfrenta a una petición de pena de 48 años de prisión.

El abogado de la defensa, por su parte, propone que si finalmente es condenado se atenúe esa pena por la discapacidad intelectual que padece. Y recuerda que esa circunstancia fue tenida en cuenta cuando se le juzgó por atentar contra los agentes que finalmente lo detuvieron.

Esa es la petición, pero los forenses distinguen entre lo que sucedió durante la detención y lo ocurrido en el interior de la casa. Dicen que cuando amenazó a los guardias civiles con un palo y una horca Rafael sí presentaba una dificultad para controlar sus impulsos que deriva de su enfermedad mental. «Ese hecho era absurdo, no tenía ningún beneficio para él porque estaba rodeado de agentes».

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Distinta es la valoración que hacen del acto de asesinar a sus hermanos. Los tres coinciden en que era consciente de lo que hacía y que por eso ocultó los cadáveres.

Del estado en el que encontraron a Rafael también hablaron los guardias civiles. Coincidieron en que hacía cosas extrañas y uno de ellos recordó que tras un ingreso en el hospital de Zafra permaneció 37 días en ese centro porque se negó a marcharse después de que le dieran el alta.

Esos detalles se escucharon durante una vista en la que también intervinieron los dos forenses que estudiaron los cadáveres. Dijeron que Francisco presentaba cinco golpes en la cabeza causados con un objeto contundente en un corto espacio de tiempo. Localizaron «una fractura bestial en la base del cráneo» pero no lesiones defensivas, que son las que sufre una víctima cuando trata de detener la agresión interponiendo sus brazos o presentando resistencia.

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Creen los forenses que Francisco pudo morir el domingo 2 de mayo, el día en el que se escuchó una discusión que se prolongó entre la 1 y las 4 de la tarde.

Y la misma fecha se apunta para la muerte de Antonio, que tenía lesiones en la cabeza pero no mortales. Se cree que murió asfixiado. A esta hipótesis apunta el hecho de que tuviese una bolsa de basura amarilla en la cabeza y servilletas de papel en la boca. «La hemorragia en el bazo es característica de la asfixia mecánica por sofocación».

Atados de pies y manos

Tanto el cadáver de Antonio como el de Francisco estaban atados de pies y manos con cinta marrón de embalar «Lo lógico es que esas cintas se las colocara post mortem (después de morir). Más que otra cosa parece un empaquetamiento».

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Esa aclaración fue utilizada por la defensa para sostener que en ningún caso se habría tratado de un asesinato sino más bien de una muerte no prevista en una discusión. «No ha quedado acreditado que no pudieran defenderse, no existió alevosía. Y tampoco los escondió tapándolos con basura, esa basura ya estaba allí».

Sobre el estado de esa habitación hablaron los agentes. Recuerdan que estaba llena de basura y escombros y que tardaron tiempo en encontrar los cadáveres. Y ofrecieron un detalle que se desconocía hasta ahora: cuando entraron en la casa había un fuerte olor a gas porque estaba abierta la bombona de la cocina que había sido colocada delante de la puerta de la habitación en la que estaban los cadáveres. «Él no hacía más que insistir en que encendiéramos la luz de la casa».

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Tras la segunda sesión de juicio, el jurado deliberará el fallo este miércoles.

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