«Es fácil educar a los hijos de los demás, a los propios resulta más complicado»
Carlos Pajuelo, orientador de la Consejería de Educación, se jubila
Con 64 años, el orientador psicopedagógico más popular de la consejería de Educación en Badajoz se jubila. El psicólogo podía haberse quedado un año más, ... pero «hay que saber irse y, además, en la vida hay más cosas que el trabajo». Lo dice después de 35 años detectando dificultades del aprendizaje a niños de entre cero y tres años. En esta entrevista aconseja a los padres en la tarea de educar y anuncia que retomará su blog 'Escuela de Padres' en HOY.es después de las Navidades.
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–¿Se desvincula totalmente?
–Es difícil desvincularse de algo que es una parte de mi vida diaria. Pero lo haré desde otro escenario. Quiero retomar el blog de Escuela de Padres en HOY.es, que este diciembre ha cumplido nueve años. Intentaré mantener el objetivo de mi tarea: animar a padres y profesorado a seguir con la tarea de educar.
–Educar no es fácil.
–Es fácil educar a los hijos de los demás, educar a tus propios hijos y alumnos es más complicado. Fundamentalmente porque a nuestros hijos los queremos y a veces los cariños sin medida nos atenazan. Educando tenemos miedo al futuro, queremos lo mejor para ellos y eso nos hace estar maniatados.
–¿Los padres de ahora son peores que los de antes?
–Los padres de ahora son los mejores padres. Tendemos a la idea de que antes era más fácil, pero era diferente. Las familias y la escuela han mejorado, todo va cambiando. Con los cambios aparecen cosas buenas y dificultades, por eso surgen conflictos. Las novedades de innovación, como los móviles, aportan mucho.
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–Los móviles son una fuente de conflicto en muchas casas. ¿Cómo deben actuar los padres?
–Las nuevas tecnologías han aportado una herramienta maravillosa para el desarrollo personal y social. Pero también generan problemas porque un móvil es una ventana al mundo, al mundo maravilloso y al mundo sórdido. A los hijos hay que enseñarles también lo que hace daño para que aprendamos.
–Son días de regalos. ¿Con qué edad se puede tener un móvil?
–Un móvil es algo más que un teléfono para hablar, un móvil es un juguete. Los padres tenemos que pensar para qué va a necesitar nuestro hijo el móvil en función de la edad que tiene. Y, sobre todo, a qué herramientas puede acceder un niño con 10 años. Si es para jugar, solo con los juegos que los padres permitan. Los niños juegan hoy 'on line' y los padres deben cerciorarse de que los hijos juegan con sus amigos. Hay que educarles en que cualquier persona que se presente por Internet como de 10 años, puede no serlo. No me da miedo que los niños tengan móviles, sino que los padres miren para otro lado.
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–Que controlen a los hijos, ¿no?
–Que haya una supervisión. La tarea de ser padres es cansina, te hace estar 'pendiente de' y entonces no estamos pendientes de otras cosas. Hemos asistido al boom de autoayuda y deberíamos dejar este mundo tan hedonista. Prestar ayuda a una persona en construcción supone admitir, aceptar y aguantar los envites de quien no está todavía terminado. Hay padres que ven a los hijos como un impedimento para el desarrollo personal, pero ayudar a los hijos a construirse como personas y que valoren a los demás no tiene precio. Si tuviéramos más consciencia de ello los padres no seríamos tan cagapenas.
–Decía antes que hay que enseñar a los hijos lo sórdido del mundo. ¿Los tenemos en una urna de cristal?
–Los padres siempre han protegido a los hijos, pero antes no había un acceso tan fácil a aspectos sórdidos de la vida como ahora. Sabemos que hay muchos peligros y hay que hablar con normalidad del acoso, abuso, maltrato, respeto, pornografía... de todo lo que puede perturbar. Hay que hablar para educar.
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–¿Por ejemplo, a través del reguetón?
–No se puede prohibir el reguetón en casa porque sus amigos también lo escuchan. Los padres debemos utilizarlo para dar mensajes que contrarresten las letras de las canciones. Hace años oía con mi hijo La Polla Récord y le dije: «hijo, ¿no te parece un poco fuerte esto?». Y me dijo: «Que se me paren los pulsos si te dejo de querer. Eso sí que es fuerte, papá». La copla, hoy, aparecería con el teléfono 016 debajo. Tenemos que estar pendientes para darles un mensaje, preguntarles qué significa y explicárselo.
–Eso implica perder el pudor a hablar de sexo con los hijos.
–Hay que hablar con los hijos de pornografía. Si los padres estamos atentos a los móviles de nuestros hijos podemos ver cuándo la han visto ellos a través del rastro de las páginas. ¿A qué edad? Está claro que no con ocho años, pero cuando son prepúberes hay que ir poco a poco. No estaría bien que nuestros hijos pensaran que el modelo para relacionarse es el sexo de la pornografía. Hay que hablar del sexo ligado a la afectividad. Hay que hablarles del sexo desde el respeto, el cariño y el cuidado hacia la otra persona.
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–¿Cómo afronta un padre que no le cae bien su propio hijo?
–¿Cómo no te va a caer mal que la sangre de tu sangre te lleve la contraria 24 horas al día? Los niños tienen la manía de parecerse a sus padres. De padres flamencos, hijos farruquitos.
–Ahora se habla de la salud mental. ¿Cómo ayudar a un hijo que vemos 'raro'?
–La infancia y adolescencia siempre han tenido el problema de que es una edad ninguneada. Niños y adolescentes sienten las mismas cosas que los adultos. Debemos incorporar el malestar como algo natural de los seres humanos en las políticas educativas. Que los niños desde pequeños puedan expresar sus emociones. A un niño le negamos la posibilidad y le decimos que sus problemas son tonterías, y no lo son.
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–¿Cuántos juguetes se puede regalar a un niño?
–Mira las paredes de tu hijo antes de decidir. Que pidan dos o tres cosas, pero que una no sea para ellos, sino para otra persona. Como persona debemos empezar a pensar un poco en cómo podemos ayudar a los demás.
–¿Un libro?
–El libro que más ayuda a los hijos es el que leen los padres. No podemos pretender que se pongan a leer con seis años sin generarles el gusto y el interés por el conocimiento.
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