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Estuche, libros e Inteligencia Artificial en la mochila

Educación. Un profesor de Filosofía de Badajoz utiliza herramientas creadas con este método para ayudar a sus alumnos a estudiar

Lunes, 13 de octubre 2025, 02:00

Un estudiante teclea en su ordenador «La tierra es redonda». La pantalla le responde que su afirmación es incorrecta y le cita las razones científicas ... por las que se equivoca, por ejemplo, que los polos están achatados. Y desde ese punto el alumno puede continuar hablando y preguntando más detalles. La herramienta que ha usado se llama 'Llévame la contraria', un asistente con Inteligencia Artificial (IA) creado por su profesor de Filosofía.

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El creador es Ramón Besonías, un docente del IES San José de Badajoz que se ha convertido en un pionero en el uso de la IA como recurso didáctico. Utiliza herramientas como 'Llévame la contraria' para enseñar a discutir a sus estudiantes usando argumentos bien construidos.

Para muchos, la IA es una amenaza porque parte de los usos que se dan son negativos, por ejemplo, hacer un trabajo copiado o manipular imágenes o vídeos. Sin embargo, este profesor pacense defiende que es un recurso que estará en todas partes en el futuro y que es vital crear una relación positiva entre la herramienta y los estudiantes lo antes posible.

«Ahora está creciendo, pero en unos años va a ser fundamental y los escolares deben manejarlo»

«Cuando empezó me di cuenta de que es una revolución, que algo está cambiando y decidí ponerme las pilas»

«Se puede usar la IA para generar ideas pero luego los alumnos tienen que expresarlas y presentarlas»

Otro ejemplo de lo que permite la Inteligencia Artificial a nivel didáctico es la llamada 'Ruleta filosófica', una rueda que pulsan los alumnos y que les ofrece preguntas de forma aleatoria. «Se podría crear en papel, pero así es más fácil cuando aprendes a hacerlo», explica Besonías.

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Eso sí, este profesor deja claro que la IA solo es una herramienta de apoyo, para facilitar y ayudar en los estudios, pero no un sustituto de los trabajos, los deberes o el esfuerzo que tienen que hacer los escolares. «A lo mejor pueden utilizar la Inteligencia Artificial para generar ideas, pero luego las ideas me las van a tener que expresar sin IA. Tendrán que presentar esos argumentos oralmente o a través de un trabajo colaborativo», detalla Ramón Besonías.

Este docente pacense comenzó a formarse en IA por su cuenta, cuando se extendieron los asistentes como el ChatGPT. Pensó desde el inicio que estaba ante un cambio importante.

«Cuando nació (la IA para los usuarios) vi que era una revolución. Pensé: aquí hay algo que está cambiando y sobre todo a nivel lingüístico, es decir, la forma de leer, escribir y acceder a las noticias. Entonces, me puse las pilas».

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«Curiosamente», añade, «la IA podría parecer la enemiga de la Filosofía», su especialidad. «Por eso nosotros queremos que los niños aprendan al natural a pensar, ¿no?».

A este respecto, Ramón Besonías considera que sería un error darle la espalda a esta nueva tecnología. Cree que los centros escolares y también las familias tienen que centrar sus esfuerzos en educar en el uso de la IA de forma positiva. «Esto debe ser un detonante para aprender. Ahora aún comienza, pero dentro de unos años va a ser fundamental».

La IA puede servir, por ejemplo, para hacer tareas más rápido que dejen tiempo a los estudiantes para temas más importantes o incluso como tutor. Muchos escolares carecen de ayuda en casa y un buen asistente podría responder alguna de sus dudas.

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Problemas en el futuro

Uno de los retos que este docente cree que van a encontrarse los profesores y los escolares en el futuro es el cambio en la forma de comunicarse. Besonías sospecha que los móviles pasarán a ser solo IA y además atenderán a todo por voz. Eso hará que los usuarios no tengan que leer ni escribir, por lo que podría bajar su nivel de expresión y comprensión. «En el futuro puede haber un déficit muy grande a nivel de escritura y de comprensión que nosotros tenemos que intentar solucionar».

Otro problema es que hay muy pocos docentes formados en IA. Como explica Besonías, lo han hecho por su cuenta y hay pocos recursos. Calcula que solo un 5% de los profesores utilizan la Inteligencia Artificial como un recurso didáctico y en torno al 30% lo utiliza en labores burocráticas.

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Los pocos profesores que se han formado en esta especialidad, dice este docente, están en contacto por toda la geografía española para apoyarse y ven necesario que se extienda.

Quién usa IA

Besonías advierte, además, de que la IA ya se está extendiendo entre los menores, aunque sin formación ni asesoramiento. «Cada vez en edades más tempranas. Al principio yo hablaba con chavales hasta cuarto de la ESO y muy poquitos lo utilizaban. El año pasado ya algunos de cuarto decían que la conocían y ahora prácticamente todos de cuarto la usan».

Eso sí, el uso no es muy positivo y Besonías advierte de que el buen uso de esta herramienta es «inversamente proporcional al nivel de pobreza, o sea, vulnerabilidad social y económica». Es decir, al igual que las redes sociales, la IA se utiliza peor cuanto menor es el conocimiento y menos competencia lingüística tienen los usuarios.

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Este especialista cree, además, que tanto las redes sociales como el uso de la IA no deben llegar demasiado pronto a los menores. En su caso no lo usa con alumnos hasta, al menos, los 14 años, pero mejor los 16. Principalmente sus herramientas son para estudiantes de 4º de la ESO y Bachillerato.

«No deberíamos decirle que se abra una cuenta hasta los 16 años. Es entonces cuando son interesantes las herramientas o los asistentes de IA», concluye.

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