Dos comedores sociales conviven con la hostelería en la Plaza de la Soledad
Algunos de los beneficiarios del desayuno que reparte La Soledad se pasan la mañana en la plaza a la espera del almuerzo en el comedor de San Vicente de Paúl
La Plaza de la Soledad, nuevo punto de moda en Badajoz con locales de hostelería, cuenta con dos comedores sociales.
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Se puede entender como tal ... el entorno de la Soledad, cuya hermandad ofrece desayunos todas las mañanas a un centenar de personas de media.
Tras recibir la primera comida del día, algunos de ellos se desplazan a la otra esquina, la que está más próxima a la calle San Pedro de Alcántara. En esa calle está el comedor social San Vicente de Paúl.
Allí esperan hasta recibir el almuerzo. Y eso genera quejas.
El negocio más próximo es La Casona Baja, un bar de éxito donde cuesta encontrar mesa libre. Desde allí lamentan «la mala imagen que da una plaza emblemática de la ciudad» por algunos usuarios de esos comedores. Las peleas son frecuentes. «Montan unos espectáculos impresionantes», dice Carlos Rodríguez, del mismo establecimiento.
A las trifulcas se une la basura que generan, dado que en el desayuno reciben el café en vasos desechables que dejan en los bancos y envoltorios. «Algunos se duermen en los bancos hasta que les dan la comida a las 14 horas y hay un hombre que suele orinar en la esquina a plena luz del día sin que nadie le llame la atención».
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En esas horas, explican desde el bar, no se ve una dotación especial de limpieza ni de Policía Local por la zona para mantener el orden, a pesar de la cantidad de turistas y pacenses que acuden por la mañana a La Soledad y su entorno.
Desde el comedor San Vicente de Paul indican que ellos abren sus instalaciones a la hora marcada, les dan el almuerzo durante 30 minutos y salen en dirección de donde desean.
El Ayuntamiento reconoció hace unos meses que la acumulación de locales sociales en el Casco Antiguo (a estos dos se une el comedor de las Hermanas de la Caridad en la calle Martín Cansado) supone un foco de marginalidad. A ellos se suma el albergue de Bravo Murillo.
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Desde el Ayuntamiento indican que no han abandonado la idea y estudian distintas alternativas, pero de momento no hay avances y cada comedor continúa en su sitio.
Desde la Hermandad de la Soledad indican que ellos están dispuestos a operar desde otro punto de la ciudad. Se han puesto a disposición de Servicios Sociales para que indiquen en qué barrio son más necesarios y les cedan un local hasta donde se desplazarán sus voluntarios. Pero de momento siguen junto a al ermita.
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