«El que diga que lo sabe todo se engaña a sí mismo»
Artes marciales. Julián Sánchez es profesor de kárate, prepara a niños y funcionarios de prisiones, y nunca olvida que las cosas se hacen «con humildad»
Antonio Nogales
Jueves, 17 de agosto 2023, 08:07
Tras ver alguna película de artes marciales el público suele quedarse maravillado ante los movimientos que realizan sus protagonistas. Es el caso de Julián Sánchez, ... monitor de kárate en las asociaciones de vecinos de San Roque y el Cerro Gordo, quien comenzó a practicar esta modalidad cuando era un niño. «Empecé con el kárate desde muy pequeño. Me gustaba, veía las películas», asegura.
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Sánchez comenzó su andadura en el gimnasio Omikami, en la carretera de la Granadilla, y cuando se federó continuó en el gimnasio Record.
Tras haber competido en varias ocasiones y conseguir un subcampeonato de Extremadura, finalmente decidió comenzar a dar clases motivado por sus compañeros. Actualmente intenta transmitir lo que le enseñó su profesor José Antonio Tejera: «La importancia de la humildad».
Ahora imparte clases en el Cerro Gordo y en San Roque, aunque está intentando poner en marcha nuevos proyectos. Enseña tanto a niños como a adultos e intenta dar las clases «de forma divertida». «Hago que practiquen mucho las caídas para que se quiten ese miedo», explica. También se centra en explicar cómo se realizan las luxaciones de muñeca, codo y hombro.
Julián Sánchez no sólo es monitor de kárate, sino que también enseña 'goshin' y defensa personal penitenciaria. «Son reducciones al paso. Está enfocado para prisiones. Ante una agresión, estas técnicas permiten una reacción muy rápida y el control total del agresor». «Este tipo de defensa personal está pensado para cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Es una herramienta primordial para puestos como vigilantes de seguridad o funcionarios de prisiones», añade.
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La defensa personal penitenciaria exige unas técnicas distintas a las habituales. La principal variación radica en que la mayoría de las técnicas son en movimiento y se utilizan mucho más los puños. En kárate se suelen hacer técnicas sin desplazamiento y además de los puños se utilizan las patadas.
La defensa personal penitenciaria incluye igualmente porras y grilletes, y suele practicarse en pareja.
Son distintos movimientos a los que se utilizan en kárate y 'goshin', dos modalidades con muchas similitudes y variaciones muy sutiles que las federaciones consideran la misma arte marcial. En kárate hay defensa y ataque de puños y piernas, mientras que en 'goshin' se espera el ataque y se centra más en la defensa para conseguir el control total del agresor. Muy parecido a lo que hacen los funcionarios de prisiones que entrena Julian Sánchez.
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Pero el objetivo de este profesor no es solo enseñar técnicas de defensa y ataque. Sus alumnos también pueden presentarse a competiciones. Julián Sánchez participó en muchos campeonatos cuando era más joven, empezando en 1994. Fue subcampeón de Extremadura cuatro veces y tercero en varias ocasiones. «Yo era competidor. Cuando llegaba un viernes me iba siempre a competir fuera».
Gracias a esa experiencia, sabe de primera mano cómo competir y cómo preparar a sus alumnos. Actualmente los prepara para el Campeonato de Promoción de Verano, que se celebrará el 16 de septiembre en el pabellón de la Granadilla y que tendrá modalidades tanto de 'kata' como de 'kumité'. «En 'kumité' intentamos mejorar la velocidad, la potencia y la fuerza del golpe. En 'kata' trabajamos mucho los giros, para ello trabajamos mucho con gomas, con aros...».
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Esta no será la primera competición a la que se presenten sus alumnos. «Compitiendo en serio llevamos un año», asegura. «Tenemos campeones y subcampeones de Extremadura tanto en modalidad de 'kata' como en 'kumité'».
Sánchez cree que el hecho de que hayan llegado a ganar competiciones no es gracias a él. «El mérito no es mío. Casi todo el mérito es del alumno y de los padres. Sin los padres esto no se podría hacer. Han sido ellos quienes han apostado por esta actividad».
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La humildad es uno de los valores fundamentales que, según indica, deben aprender sus alumnos para poder practicar las artes marciales. «Nunca se deja de aprender».
Otro valor que trata de enseñar es el sentimiento de unidad. «Intento que seamos una piña. Hacer una convivencia, un grupo. Que no se limite a las clases».
Por eso cuando terminan una competición van juntos a comer o a realizar otras actividades. «No quiero que lo que hagamos se quede únicamente en el dojo (gimnasio). Quiero que continúe fuera también».
No olvida tampoco el buen trabajo que realiza sus compañeros a la hora de dar las clases. «Está Paco, que es entrenador regional de arbitraje, y Jessica, que ha sido la seleccionadora de 'katas' de Extremadura. Cada uno enriquece con sus propias formas y técnicas de enseña. También aprenden los unos de los otros. El que diga que lo sabe todo, se está engañando a sí mismo».
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