Calvo Poyato: «Hoy impresiona el respeto con el que se trataban los diputados del siglo XIX»

Calvo Poyato, ex político y columnista de ABC, protagonizó el Aula de Cultura HOY que se celebró este miércoles en el Chalé de los Málaga, la sede de Cajalmendralejo. Y habló de su libro, sí, pero hizo un ameno recorrido por una época, la de la segunda mitad del XIX, marcada por la abundancia de periódicos, las tertulias en elegantes cafés y un parlamentarismo exquisito. Para escribir su obra ha revisado todos y cada uno de los diarios de sesiones del Congreso de los Diputados de la I República y su conclusión es muy clara: «hay unos discursos que impresionan por la forma y el respeto con que se tratan los diputados». Salmerón, Pi & Margall o Castelar tienen intervenciones en las que se refieren a sus oponentes políticos como «mi amigo» o «mi maestro», explicó Poyato. «Igual que ahora», ironizó haciendo una alusión velada a la crispación permanente que se vive en el Congreso.

El periodista de HOY Sergio Lorenzo fue el encargado de presentar a Calvo Poyato, autor de 40 libros entre los que destacan sus novelas históricas 'La biblia negra', 'El rey hechizado', 'El gran capitán' o 'Conjura de Madrid'. Tal y como glosó Lorenzo es la figura de Fernando Besora, un personaje que sale en otra obra de este autor, el director del periódico 'La Iberia', el que lleva de la mano al lector para conocer la trama. «Besora tiene como amigo a Benito Pérez Galdós, un escritor venerado por José Calvo desde que de joven, en un solo verano, hizo la proeza de leerse los 46 Episodios Nacionales», indicó mientras el autor asentía.

El periodista aludió a la declaración de principios que aparece en la página 233 de la novela, en la que se narra una tertulia en el café El Suizo en la que participa el político e historiador Cánovas del Castillo, el director de 'La Iberia', Pérez Galdós y Juan Varela, autor de Pepita Jiménez. «La novela histórica seguirá vigente porque el interés por el pasado, contado con amenidad, seguirá interesando a los lectores», puede leerse en esa página. «Una buena novela histórica requiere mucha precisión arqueológica. Hay que buscar datos y, aunque la novela permite ciertas libertades creativas, los hechos no pueden alterarse».

Eso, la necesidad de la historia, fue uno de los temas que Calvo Poyato abordó ante un auditorio curioso y participativo. «Se puede aprender historia con una buena novela, pero tiene que ser fiel», remarcó. Como ejemplo explicó que el cantonalismo que floreció en Cartagena durante la I República tuvo su eco un siglo después en las primeras elecciones municipales de la democracia española, en donde el 20% de la población les votó. «Los que votaron en esas elecciones habían escuchado a sus padres o sus abuelos» hablar de la insurrección federalista de 1873 en esa población murciana. Para Calvo Poyato es una muestra de que la historia es importante y explica el presente de una forma innegable. Hay un hecho real con el que arranca la novela que es el robo de libros de la Biblioteca Nacional, «una práctica muy habitual durante el siglo XIX».

El autor abordó también el proceso de creación en el que, en su caso, según dijo, hay una parte fundamental de lectura y documentación. «Escribir es la parte final», explicó, mientras reconoció que a veces que la trama «toma vida propia» y los personajes «te meten en un jardín».