Una segunda vida para la capota de almendra
Del campo a la caldera. La biomasa, generada a partir de subproductos agrícolas, gana peso en las grandes industrias de Extremadura
Dice la sabiduría popular aquello de que 'del cerdo, hasta los andares'. Un refrán que resume la cultura del aprovechamiento y que bien podría aplicarse ... también a la agricultura. Capotas, huesos, orujos o podas, que durante años fueron considerados sobrantes, se han transformado en recursos capaces de alimentar industrias, calderas y cabañas ganaderas. Una nueva economía circular al alza y Extremadura lidera buena parte de su distribución a nivel peninsular.
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La biomasa es un combustible que se desarrolla a partir de materiales orgánicos, una fuente de energía renovable y sostenible utilizada para generar electricidad u otras formas de energía. Referente a nivel regional es la empresa Tentubío, con oficinas en la localidad pacense de Don Benito, que se ha afianzado en la última década como principal distribuidora de biomasa en España, con un modelo único de almacenamiento, logística y suministro que le permite cubrir grandes volúmenes y clientes de toda la península.
«Hemos tenido un crecimiento muy grande en muy poco tiempo; más del 40% anual, no solo en facturación, también en la venta de combustible y empezando desde cero hasta alcanzar ahora mismo en torno a las 300.000 toneladas», explica Adolfo Reviriego, gerente de Tentubío.
«El olivar se sigue aprovechando, pero el almendro es el que más se ha potenciado»
Fundada en 2018, esta empresa extremeña ha sido recientemente incluida en la lista Cepyme500 como una de las 500 empresas españolas con mayor crecimiento, desempeño e impacto en el tejido empresarial del país.
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Con el propósito de suministrar biomasa de distintos tipos, además de fomentar el uso sostenible de los recursos naturales forestales y agrícolas, buscan dar una segunda vida a los desechos de la agricultura. En palabras técnicas, lograr la valorización del subproducto agrícola al convertirlo en biomasa para uso térmico y eléctrico.
Actualmente, la biomasa es la fuente de energía renovable que cuenta con mayor potencial de crecimiento, y uno de los recursos renovables más utilizados en el mundo.
Y aquí es donde, como en los andares del cerdo, vale prácticamente todo. Hueso de aceituna, orujillo, harina de granilla de uva, poda agrícola, matas de tomate y, especialmente, capota de almendra, un subproducto al que en este caso han conseguido dar una salida comercial diferenciada. «Teniendo la máquina apropiada y conociendo el procedimiento que requiere cada uno, se puede valorizar prácticamente todo», cuentan desde esta empresa extremeña.
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Este desecho de la almendra, aunque Adolfo Reviriego prefiere hablar de subproducto, es quizás el que tiene más potencial actualmente. «Hemos tenido unos años muy fuertes de almendro en Extremadura», reconoce sobre esta opción para la biomasa que se suma a otras ya más asentadas y conocidas como el hueso de aceituna. «Se sigue aprovechando, pero el almendro es el que más se ha potenciado recientemente», añade.
Se recoge la capota de almendra de puntos como Montijo, Talavera, Guareña, Solana de los Barros, Santa Amalia, Don Benito e, incluso, la Vega del Alagón ya en la provincia de Cáceres. Tras el proceso de secado, la humedad pasa del 27-30% al 12%. «Una vez seco, lo tenemos ya óptimo para un almacenamiento durante todo el año», prosigue.
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Para ello, en las plantas de descapotado se retira la capota de almendra, lo que es la primera piel del fruto, y se somete a un proceso de deshidratado al sol. «En la fecha en la que se produce, aquí hay mucho sol, que es un aliado para nosotros porque nos permite tener una fuente de energía térmica sin coste alguno», desarrolla el gerente de Tentubío sobre el procedimiento.
Se trata así de una biomasa 100% sostenible, como en el resto de subproductos de esta entidad. Una vez extendida y seca, se puede almacenar, comercializar deshidratado como biomasa industrial o triturar para incorporar en piensos para alimentación animal, «llegando incluso a hacer exportaciones a países árabes para la alimentación de vacas de leche».
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No obstante, la capota de almendra «aporta una fuente de energía bastante grande y con unos niveles de azúcares de en torno al 25%, muy altos respecto a otras materias primas». A esto hay que añadir que se trata de un subproducto con un valor muy bajo en el mercado.
«La biomasa siempre ha sido el patito feo de las energías renovables»
Cada subproducto requiere un tratamiento distinto para darles así una segunda vida, pero siempre siguiendo el calendario natural de la agricultura extremeña: «Vamos solapando una campaña con otra; por ejemplo, en verano trabajamos más con la almendra y ahora hasta febrero nos centramos más en la aceituna».
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En el caso del hueso de aceituna proviene de la molturación de la aceituna. Otro caso, el del orujillo de aceituna, es la biomasa obtenida del orujo de dos o tres fases una vez deshuesado parcialmente, reducida la humedad en secaderos tipo trómel y desengrasado en plantas de extracción físico-química.
El potencial de futuro de este tipo de subproductos está en auge y la biomasa sigue abriendo hueco en la región para la generación de energía eléctrica. La Agenda 2030 y la demanda a nivel europeo para la reducción de emisiones, argumenta Reviriego, da un impulso a estas energías alternativas. «La biomasa siempre ha sido el patito feo de las energías renovables, pero poco a poco hemos ido haciendo nuestro nicho de mercado», dice sobre este auge que también se siente en Extremadura.
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En el caso de esta empresa, que genera 18 puestos de trabajo directo en Don Benito, estiman que en torno al 12% de la producción se queda en Extremadura. «Se consume biomasa no solo por un ahorro energético, también por un ahorro económico y por la imposición en cuanto a la regulación de emisiones», concluye. Como valor añadido, es una energía que repercute de forma directa en la economía local.
Las industrias extremeñas de tabaco, conserveras, aceituneras o cementeras, incluso de snacks, están adoptando cada vez más la biomasa; especialmente, tras la subida del gas por la guerra de Ucrania.
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Entre las últimas en sumarse a esta apuesta por la biomasa están las industrias tomateras, con bastante peso en la región y que ya incorporan calderas de biomasa, «son grandes consumidoras de energía térmica que antes optaban por el gas y ahora ven en la biomasa una energía estable, segura y cercana». No son las únicas. Recientemente, Acciona anunciaba la construcción de una nueva planta de biomasa en Logrosán.
Si bien, el objetivo ahora es la internacionalización de esta biomasa 'Made in Extremadura' con Polonia como meta prioritaria. «Es ahora mismo en Europa el principal país contaminante de CO2 y gases de efecto invernadero», sostiene Adolfo Reviriego que propone, por ejemplo, el orujillo como sustituto del carbón en tierras polacas.
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