«Las nuevas variedades de uva nos están sorprendiendo»

–¿Cómo empezaron con este proyecto?

–Yo soy de Ribera del Fresno y teníamos unos viñedos heredados, así que decidimos meterlos en reestructuración y una vez que teníamos las viñas plantadas, decidimos hacer vino con nuestras uvas. Fue más bien un capricho, no un negocio; aunque siempre tiene que haber negocio. Lo hicimos también para darle valor a las tierras de mis padres. Así que es un proyecto que tiene un valor sentimental.

–¿Cuándo fueron los inicios?

–La primera cosecha que recogimos fue en 2019 y la bodega Pentateuco se abrió en 2020, arrancamos en la pandemia, mal hecho, pero así fue. Plantamos nosotros con un cambio de suelo a espaldera y los viñedos son todos nuevos. Tenemos doce hectáreas y cinco variedades. Como no teníamos mucho idea, nos dejamos asesorar por un enólogo. Y vimos que portainjertos y que variedades eran interesantes para la zona. Tenemos uva de las variedades tempranillo, cabernet sauvignon, garnacha tinta, monastrel y mazuelo. Y con esas cinco variedades elaboramos nuestros vinos. Normalmente llevan de todas, pero en distintas proporciones buscando distintos perfiles de vino y también con distinta maceración o más o menos tiempo en barrica.

–¿Cómo están respondiendo las nuevas variedades?

–Pues esas variedades nos están sorprendiendo. En el mundo rural siempre se suele hacer lo mismo, y nos toman como un poco locos. Nos decían que esas variedades no iban a funcionar en Tierra de Barros por el calor y porque nunca han funcionado de los compañeros, pero nos gusta probar cosas nuevas.

–¿Toda la producción de vino se vende embotellada?

–Sí, toda. Sabemos que las plantaciones hasta dentro de tres o cuatro años no estarán en pleno desarrollo. Con la primera cosecha sacamos 10.000 botellas nada más. Porque nosotros hacemos poda en verde, tiramos uva al suelo para que la viña pueda con lo que debe poder, no nos interesa tanto la cantidad como la calidad.

–¿Y es rentable?

–Ahora mismo no, porque hay que hacer mucha inversión, pero estamos convencidos de que algún día lo será. Aunque vivimos de otra cosa, pensamos que es un proyecto sostenible y de futuro.

–¿Cómo se posiciona un vino así en el mercado?

–Es dificilísimo, así que optamos por buscar la diferencia con nuestro vino. Primero con la botella, que llama la atención. Es una botella barroca, italiana y es un poco distinta. Y luego buscando canales distintos, porque no podemos estar en un lineal de un supermercado. Esto es un vino para clientes más expertos que demandan otra cosa y que sea una alternativa a la propuesta tradicional de dar un Rioja o un Ribera de Duero en un restaurante.