La rentabilidad marca el inicio de la campaña del tomate
Optimismo. La ausencia de serios contratiempos por el tiempo tras firmar un histórico acuerdo en el precio por tonelada elevan las buenas perspectivas de producción y demanda
Cada vez invertimos más, cada vez se quiere producir más. En estas condiciones, tener un año medio bueno te da respiro». Óscar Llanos, de 38 ... años, tomatero «de toda la vida» de Miajadas, resume así la campaña del gran cultivo de referencia de regadío de Extremadura. Como siempre, nunca llueve a gusto de todos. Las lluvias de mayo y junio aliviaron a muchos regantes pero llevaron plagas a otros. En todo caso, la evidencia es que esta campaña de tomate es una de las que mejor ha arrancado en la región. Un precio nunca visto para los productores, la industria no tiene stock acumulado y venta asegurada y el tiempo está respetando hasta el momento.
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«En el sector se llevaban años especialmente malos para los agricultores. Se juntó todo. Unos, no pudieron plantar por la sequía. Los que pudieron porque tenía agua no lograron producir lo previsto, se dispararon los costes y el precio que recibían era muy bajo», añade Ignacio Huertas, secretario general de UPA-UCE Extremadura.
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«Esta campaña nos estamos acercando a una bien entendida normalidad y rentabilidad para todos, porque esa es la clave», enfatiza el dirigente agrario.
La campaña de tomate alcanzará a mitad de este mes su pico de intensidad de cosecha en el campo y de trabajo en las 16 industrias transformadoras de la comunidad autónoma. Y llega con buenas perspectivas.
De un lado, este año se ha producido una subida significativa en el precio de la contratación, un 47%, al pasar de los 102 euros/tonelada en 2022 a 150. «Si nos llegan a decir hace tres campañas que tendríamos ese precio ahora no nos lo hubiéramos creído. Pero es lo justo», remata el miajadeño Llanos, que este año tiene 20 hectáreas en producción, frente a las 10 del año pasado.
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La superficie sembrada este año es mayor en Extremadura que la de 2022. Se han alcanzado las 22.000 hectáreas plantadas frente a las 19.500 del pasado año, marcado por la sequía. Con todo, esta vez tampoco se ha llegado a la media habitual que supera las 23.000 hectáreas.
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La contratación de tomate en Extremadura en esta campaña asciende a 1.926.997 toneladas en Extremadura, según los primeros datos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura. Las cooperativas y OPFH (organización de productores de frutas y hortalizas) asociadas a Cooperativas aglutinan el 58% de esa contratación. Las cooperativas extremeñas han contratado 1.116.384 toneladas de tomate en esta campaña, un 23% más que la contratación primitiva del pasado 2022.
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En esta campaña la escasez de agua embalsada ha afectado de manera desigual a la plantación de tomate en la región.
Rendimientos
Hay zonas que no han podido sembrar todo lo previsto por las restricciones en el riego, como es la del Canal de Orellana, que abastece a la mayor cantidad de regantes de la región. No se ha podido recuperar la superficie normal prevista en un cultivo tan importante para nuestro regadío.
«He podido poner más hectáreas que la campaña pasada porque había más agua pero no la suficiente para mi superficie potencial de tomate, que son 35 hectáreas», expresa Óscar Llanos.
«La rentabilidad debe ser para las dos partes, para el productor y para la industria. Y eso se puede lograr en esta campaña», sentencia Domingo Fernández, presidente del grupo cooperativo Acopaex.
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«Esta subida es un logro significativo, fruto del frente común en la negociación realizado por las organizaciones agrarias y las OPFH», admite Huertas, aunque puntualiza que los 150 euros por tonelada sigue siendo «un precio ajustado» en función de, por ejemplo, el rendimiento final por hectárea.
Se podrán superar las 90 toneladas por hectárea en casi toda la superficie plantada
En buena parte de Extremadura, las parcelas superarán las 90 toneladas por hectárea pero Óscar Llanos va a ser uno de los pocos productores que no las podrá alcanzar, piensa, porque las lluvias de mayo y las plagas mermaron su cosecha. «Nos ha tocado sobre todo a una parte de tomateros de las Vegas Altas del Guadiana porque en las Bajas no hay problema», señala.
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Eduardo Fernández López lo refrenda en su habitual puesto de trabajo en Montijo. «Empezamos el año con mucha incertidumbre por la poca disponibilidad del agua pero la campaña se está desarrollando bastante bien», comienza la conversación.
El inicio de campaña «es muy bueno, la calidad del tomate en el campo es buena y aunque no todas las hectáreas van a dar la producción deseada este tiene muy buena pinta», comenta, al equipo de HOY, mientras camina por la renovada fábrica de Montijo de Carnes y Vegetales. La Carcesa de toda la vida.
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Fernández es su director genera. La planta de Carcesa en Montijo, en 1952, fue la primera industria dedicada a la transformación del tomate en Extremadura. Hoy está en plena expansión tras superar un periodo crítico en su historia cuando la asumió la familia Ruiz-Mateos en 2008. La dejó en la ruina, hacia su liquidación, hasta que fue asumida por gestores extremeños.
Cuenta Eduardo Fernández que, efectivamente, en el tramo medio del Guadiana extremeño y en el tramo del entorno de Badajoz las parcelas presentan un buen estado. Sin grandes afecciones a causa de lo que suele habitual: por exceso de calor o por exceso de agua.
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«Vamos a tener unos buenos rendimientos», confirma mientras pasa al lado de un lineal de transformación de tomate de la fábrica que envase puré de tomate (tomate triturado) con destino a Alemania.
El país germano es el gran consumidor europeo del tomate que sale de Extremadura, tanto el de la primera transformación como el de segunda, como realiza Carnes y Vegetales a través de sus famosas marcas Apis y Fruco.
Campaña de ingresos
Su crecimiento del negocio tomatero es un hecho constatable desde hace cuatro años. Apis ya ha alcanzado las 85.000 toneladas de productos comercializados al año. Es capaz de transformar al día 2.000 toneladas de producto. Y prevé superar los 70 millones de facturación.
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En su fábrica de las Vegas Bajas del Guadiana se procesa tomate frito, concentrado, triturado y se hacen salsas. Y hay una plantilla estable todo el año que ronda los 100 trabajadores y que sitúa en 250 en la campaña tomatera.
Confirma su director general que el proyecto de expansión «está funcionando muy bien. Depende esa continuidad de esta campaña, que va a ser la de la consolidación. Esta campaña nos va a seguir dando esta oportunidad», sentencia Fernández López.
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Su análisis sobre la campaña no es solo aplicable a Carnes y Vegetales sino, en general, a todo el sector tomatero extremeño, el productor y el industrial.
«Si no pasa nada, y me estoy refiriendo a un cambio brusco del tiempo, con olas de calor en este agosto, va a ser una buena campaña», explica Bartolomé Martínez, gerente de Casat.
Casat es una sociedad agraria de transformación produce unos 250 millones de kilos de tomate para transformado en esta ocasión con unas 2.800 hectáreas productivas. Destina el 90% de la producción a la industria socia Pronat.
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«Se va a sanear mucho el sector en esta campaña. Llevamos, sobre todo, los agricultores, unas campañas muy malas en las que los costes han superado con creces la necesaria rentabilidad de las explotaciones», subraya Martínez al explicar que los agricultores, pero también la industria, van a ver compensado su esfuerzo inversor.
«Cada vez invertimos más en nuestras producciones, aumentamos los costes. Para ser más eficaces, para tener más calidad. Y es hora de que eso se refrenda en un precio competitivo», mantiene Óscar Llanos.
El agricultor de Miajadas, con todo, admite que el cultivo de tomate, dentro de los de regadío, está en una situación privilegiada respecto a otros cultivos. Se refiere sobre todo al arroz y al maíz, con mayores necesidades de recursos hídricos.
«Aquí todo va a depender de si tenemos agua en los embalses. Si no, aunque haya demanda, haya buen precio, es imposible cultivar», señala incidiendo en la obviedad de que «necesitamos tener un otoño y un invierno lluviosos» porque ahora mismo «no había agua para la próxima campaña».
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Líder exportador
Habitualmente el 80% de la producción de tomate de Extremadura sale con destino a la exportación, que sigue siendo el principal foco de clientes. Solo en el caso de Apis y Fruco, su producto transformado rebaja ese porcentaje porque, a partes iguales, Carnes y Vegetales distribuye su producto elaborado entre el mercado nacional y el foráneo.
La exportación de tomate, de hecho, es una de las grandes fuentes de ingresos para la economía extremeña. «Competidores no faltan como China, Italia o Estados Unidos, pero nuestra presencia en los mercados es muy alta, lo mismo que nuestra calidad. En Alemania consumen con mucho gusto el tomate extremeño», añade Domingo Fernández, del grupo Acopaex. El grupo tiene, entre sus principales clientes, a los hipermercados Aldi y Lidl, de origen alemán.
Precisamente la recesión económica que vive Alemania y otros países del continente europeo, con peores datos económicos de España, puede generar cierta duda sobre si se seguirá comprando nuestro tomate con igual intensidad que hasta ahora. Fernández cree que sí.
«Hemos abierto un hueco importante y conocen nuestra calidad aunque siempre hay que mejorar hacia una mayor competitividad. Pero también hay que tener en cuenta que el tomate no es no producto caro y que se consume mucho en los hogares», concluye el presidente del grupo Acopaex.
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Ayuda de 456 euros por hectárea no sembrada
Aunque, de nuevo, se ha logrado afrontar una campaña de regadío más o menos normal para los productores de tomate para industria, lo cierto es que la sequía ha tenido su impacto. No se han podido sembrar todas las hectáreas que hubieran sido posible, básicamente por parte de los agricultores que forman parte de la comunidad de regantes del Canal de Orellana. Por este motivo, el Ministerio de Agricultura acaba de aprobar una ayuda para los agricultores de tomate que no han podido sembrar en este 2023 todas las hectáreas previstas debido a la escasez de agua embalsada. En concreto, se trata de una ayuda directa que alcanza los 456 euros/hectárea no sembrada, «lo que contribuirá a paliar las pérdidas y que se ha arbitrado gracias a la reivindicación de UPA-UCE en la mesa de la Sequía nacional», ha subrayado la organización agraria que dirige Ignacio Huertas en Extremadura. La situación de sequía hidrológica se viene arrastrando desde la campaña pasada, con efectos especialmente gravosos para los productores de arroz y los cerealistas de secano. Aún con recortes en las concesiones de riego, se ha logrado superar el riesgo de un segundo año con pérdidas apreciables de hectáreas en uno de los motores clave de la economía regional.
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