La cereza recupera producción y precios
Frente a la campaña desastrosa del año pasado, los productores inician la cosecha con buenas perspectivas y con una alta demanda de consumo sobre todo en Europa
Jorge Bermejo, de 45 años, y su padre Ángel, de 72, llegan al campo con el cesto, salvan una garganta, La Robada, y se meten ... en una pequeña parcela en pendiente para hacer lo que han hecho toda la vida en Navaconcejo: coger cerezas. En el Valle del Jerte, al igual que en las comarcas de La Vera, el Ambroz o Las Hurdes, ha comenzado la campaña cerecera. Este año llega sin tormentas que causen daños tan elevados como los del año pasado, aunque con exceso de agua en el momento de floración del frutal. El ánimo es positivo entre los cereceros, habitualmente propietarios de parcelas muy pequeñas y que suelen asegurar la mano de obra, siempre complicada, con familiares.
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«Hay buenas sensaciones en precios y en kilos, aunque no vaya a ser una campaña más allá de una producción media», resume José Antonio Tierno, presidente de la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte, sustento para que los productores de cerezas sigan siendo competitivos. Tiene 15 cooperativas de base, con alrededor de 3.500 socios.
«La pena es que nos llovió demasiado cuando la floración. Si no, hubiéramos tenido un cosechón. Mira, hay cereza perfecta en estas ramas pero en otras la temprana no ha cuajado bien», muestra Bermejo al equipo de HOY que se acercó a Navaconcejo (2.044 vecinos, a 30 kilómetros de Plasencia) la semana pasada.
Los mercados empiezan a demandar fruta de mayor calibre y se cambian variedades
En la finca, de poco más de 6.000 metros cuadrados de extensión, situada en el paraje Las Malpicas, Jorge y Ángel cogen cereza con dos jornaleros más. Cuenta con alrededor de 80 cerezos que produzca fruto.
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«Los que tenemos cerezas solemos tener otro cultivo más porque solo no te da para vivir, aunque paguen buenos precios. Porque el tiempo hace variar muchos la producción, se suelen perder bastante. Y llevamos dos años muy malos en el Valle con la cereza en cuanto a producción, aunque en precio no lo hayan sido», relata Jorge Bermejo.
Ángel, su padre, asiente y señala con el dedo a lo alto de la sierra. A 1.100 metros de altitud. Allí tiene la familia una plantación de castaños. «El año pasado pudimos coger 42.000 kilos de castaña, muchos más de que de cerezas teniendo varias parcelas», enfatiza. No todos esos productores de cereza están en la comarca del Valle del Jerte aunque es ahí, con cerca de un millón de cerezos, donde están la gran mayoría. Están en explotaciones pequeñas generalmente.
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Rentabilidad con incógnitas
«Aquí si tienes nueve hectáreas de cerezos tienes una explotación enorme. Poca gente lo posee. Lo normal son parcelas pequeñas. Una aquí, otra allí...», especifica Jorge Bermejo mientras coge cereza temprana de dos variedades, la lory y la kristin, que él llama la 3/13.
«No me preguntes cuántas variedades tenemos en el Jerte porque cada año se ponen más. Hay muchas», refrenda.
«Es normal. Los mercados marcan tendencias y los agricultores se adaptan», analiza José Antonio Tierno, perfecto conocedor del subsector de la cereza arraigado casi como monocultivo en el Valle del Jerte.
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Se estima una producción media; las abundantes lluvias de primavera impidieron una gran cosecha
«De agua vamos sobrados este año», añade Tierno para empezar a valorar el inicio de la campaña. Los árboles han tenido un buen número de horas de frío, aunque no todas las que se consideran necesarias. En realidad, todos los frutales llevan asumiendo una realidad como esta en los últimos años.
Las previsiones son buenas en cuanto a volumen y a calidad de la fruta a pesar de las lluvias primaverales. Y el calor de finales de mayo tampoco ha venido mal porque ha sido durante pocos días. Lo peor hubiera sido que aparecieran tormentas y este año no lo han hecho.
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Sobre la rentabilidad, los datos apuntan a que el coste aproximado de un kilo de cereza para el agricultor se sitúa entre 1,20 y 1,30 euros el kilo mientras la venta media alcanza los 2, 2,30 euros por kilo. En principio saldrían las cuentas en condiciones normales pero hay también mucho riesgo, indican los cereceros.
«Realmente no sabemos aún cómo va a ser la campaña pero hay una alta demanda en los mercados. Sobre todo en Europa. Turquía, Grecia, Italia y Hungría, algunos de nuestros competidores, han sufrido este año fuertes heladas y han perdido mucho producto», informa el presidente de la Agrupación de Cooperativas.
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Por contra, la comunidad autónoma de Aragón, el gran competidor de la cereza extremeña en España, prevé tener una excepcional cosecha.
Aragón tiene en producción alrededor de 12.000 hectáreas de cerezo, frente a las 7.700 aproximadamente de Extremadura. En Aragón se producirá más del 40% de lo que se cultiva en toda España, según la previsión de la UPA aragonesa, con unas 25.000 toneladas previstas.
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En aquella región la superficie ha crecido de forma notable últimamente, en Extremadura no. Allí no hay apenas movimiento cooperativo en este subsector, como hay en territorio extremeño, y se impone la comercialización por empresas privadas. Dos zonas productoras, dos modelos diferentes de gestión.
Hacia un mayor calibre
«Un año nos toca a nosotros y otro a otros», argumenta cuando explica cómo afecta la meteorología a un fruta especialmente sensible como es la cereza.
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«Lo importante es posicionarnos mejor por la calidad porque el consumidor de fruta no busca que sea saludable, que ya sabe que lo es, sino porque tenga el mejor sabor», agrega Tierno a este diario.
Destaca que en los últimos años se han producido reestructuraciones muy notables de variedades de cerezo en las fincas. Ángel Bermejo lo confirma y da su propia explicación.
«Ahora la gente quiere que los frutos sean más grandes. Parece que están buscando eso. El color siempre es fantástico y el sabor, bueno. Hay sabores para todos los gustos, pero ahora para que se busca sobre todo el calibre. Y por eso se han plantado nuevas variedades», señala mientras coge el cesto para iniciar la recolección en Navaconcejo en una jornada calurosa.
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«Lo principal, ahora y siempre, va a seguir siendo el sabor, pero no es menos cierto que hay un tendencia consolidada de querer fruta de mayor calibre», admite el presidente del grupo cooperativo.
De cara a los mercados, los productores prefieren las campañas tempranas, agrega. «Nos posicionamos antes que nuestros competidores», según Tierno.
Sin embargo, un adelanto excesivo para vender fruta antes de finales de mayo también eleva el riesgo de que las tormentas de primavera caigan en un momento en el que los árboles tengan mucho producto en sus ramas y hagan más daño.
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El caso es que esta campaña no ha habido adelanto de cosecha. Esto quiere decir que, en cuanto a mano de obra, todavía no se ha alcanzado ni de lejos el momento de mayor necesidad, tanto en los campos como en la central de la Agrupación de Cooperativas.
En esta, con sede entre los términos municipales de Valdastillas y Navaconcejo, trabajan ahora mismo alrededor de 500 personas pero serán casi el doble en cuestión de una semana. El centro de envasado ocupa 5.500 metros cuadrados y4.200 el de calibrado de la fruta.
«El tema de la mano de obra nos preocupa cada vez más. Nosotros lo tenemos salvado para coger la cereza porque tenemos a dos personas que están con nosotros todo el año, pero en muchos casos las pasan canutas para coger el fruto», expresa Ángel Bermejo.
En realidad, se buscan temporeros en Extremadura y fuera de ella. El alojamiento para esos jornaleros es otro problema al que se tienen que enfrentar.
En campañas anteriores la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte optó por alquilar un establecimiento hotelero en Plasencia y se va a hacer lo mismo en esta para intentar asegurar ese alojamiento que favorezca la llegada de temporeros.
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