La región 'se come' la Gran Manzana
Vino, aceitunas, aceite de oliva y embutidos de la región se exponen en la Fancy Food de Nueva York
José M. Martín
Lunes, 1 de agosto 2016, 07:32
E l vocablo inglés 'fancy' puede traducirse como capricho o antojo, aunque utilizado como adjetivo y en su unión con el sustantivo 'food' significa más bien algo así como comida lujosa, pero con unas connotaciones más cercanas a sus acepciones anteriores. De esta forma, la Summer Fancy Food que se celebra desde hace más de 50 años en Nueva York es una feria agroalimentaria con especial dedicación a los caprichos culinarios, los conocidos como productos de la gama gourmet.
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El evento, que tuvo lugar entre el 26 y el 28 de junio, contó con la presencia de cinco empresas extremeñas que se desplazaron hasta la costa este de Estados Unidos para mostrar algunos de los alimentos más característicos de nuestra región. Vinos, embutidos, aceites y aceitunas estuvieron presentes en una feria que tiene dos sesiones al año, ya que en San Francisco se celebra la Winter Fancy Food en el mes de enero. «Participar en esta cita aporta reconocimiento a nivel internacional a Extremadura y a sus productos, así como promoción en el mercado norteamericano, que es uno de los más competitivos del mundo», expone Nuria Lucas, coordinadora de Promoción Exterior de Extremadura Avante.
Una de las empresas que ha estado en Nueva York ha sido Bodegas Habla, que ha llevado toda su gama de vinos hasta Estados Unidos. «A nosotros nos llegan las convocatorias para estas ferias a través de Extremadura Avante», apunta Domingo Robledo, responsable de Exportación de Bodegas Habla. «Si lo tenemos que hacer nosotros contactando con la organización de la Fancy Food hubiese sido imposible, porque no lo hubiéramos podido asumir. Avante nos los propuso, nos interesó y nos guiaron en los pasos necesarios para llegar hasta allí», apostilla Eufrasio Merino, gerente de Merino Olives, otra de las firmas que han estado en Nueva York.
La Fancy Food es una feria muy orientada al sector profesional. Acceder al recinto no es excesivamente caro, pero cuesta unos 25 dólares, lo que supone un primer filtro en la selección de los asistentes y suele funcionar como barrera para las personas que no tienen intención de hacer negocios en el interior. «Además, es cómoda -solo tres días- y con un horario muy bueno, de 10 a 17 horas», señala Robledo, incidiendo en que esto permite mantener reuniones al finalizar cada jornada, quedar a cenar con personas con las que hayas contactado o hacer estudios de mercado visitando vinotecas y hablando con la gente.
Los expositores de las empresas extremeñas -entre las que también estuvieron Aceitunas González, Señorío de Olivenza y Molino de Zafra- eran de tamaño reducido y se ubicaron en el pabellón de España. «Son espacios muy dignos y no hace falta más. Cualquier escaparate en el que te puedas mostrar al resto del mundo es interesante y el mercado estadounidense son 300 millones de consumidores, por lo que es importante ir a estas ferias», entiende Merino, que ya hace negocios en Norteamérica.
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Por tanto, su objetivo principal de visitar a los clientes se ha cumplido. «Me han transmitido que tenemos que enviar más producto y eso significa que están contentos, algo que es motivo de satisfacción. Por otro lado, la idea de captar nuevos clientes no sé si se ha logrado, aunque sí hemos recibido varias visitas, lo que era otro objetivo», dice satisfecho el gerente de Merino Olives. El 90% de la producción de aceituna negra de esta empresa, ubicada en Moraleja, se destina a la exportación, ya sea de manera directa o indirecta. «Estados Unidos es un punto al que se dirige gran parte de la producción de aceituna negra española. Cualquier producto que te imagines en una ensalada o en una pizza tiene un gran mercado en Estados Unidos y la aceituna es uno más en este sentido. Por eso, las grandes empresas españolas estaban representadas y los competidores de la cuenca mediterránea también, como Marruecos, Túnez, Egipto o Grecia», confirma Merino.
Con un objetivo distinto, el de abrir nuevos mercados, acudió hasta la Fancy Food el responsable de Exportación de Bodegas Habla. «La intención era buscar distribución en la zona de Nueva York, pero al ser una feria nacional a nuestro expositor ha llegado gente de Texas, de Chicago o de Nevada», reconoce Robledo, que considera que la experiencia ha sido muy positiva.
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Un detalle muy importante en los eventos de este tipo es llevarlos muy bien preparados. «Es una plataforma para reuniones que llevas concertadas con antelación», admite el responsable de ventas de Habla, algo en lo que coincide el gerente de Merino Olives. «Conocer las características y peculiaridades del mercado al que se desea llegar; realizar una difusión previa de la presencia en la feria; prestar una especial atención al etiquetado y envase con una imagen cuidada, y visitar diferentes canales de distribución del país para observar cómo se vende el producto, son algunas de las recomendaciones que hacemos», indica Lucas.
La labor de marketing es fundamental, y más en un mercado como el estadounidense, consideran los miembros de las empresas presentes en la feria. «Hay que hacer un buen producto, pero que también esté muy bien presentado. Las tiendas de producto gourmet quieren tener algo exclusivo y la presentación es esencial. Hay que hacer buenos catálogos y las cosas con gusto. Los importadores buscan productos nuevos y les entran por la vista, aunque luego tiene que ser de calidad, es evidente», manifiesta Robledo.
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Ambos también se muestran en consonancia al afirmar que «cualquier empresa extremeña que quiera participar en eventos de este tipo, lo primero que debe hacer es ponerse en contacto con Avante», en palabras del responsable de Exportación de Bodegas Habla. «La asistencia a la Fancy Food cuesta 2.000 euros, pero luego te lo bonifica Avante. El mayor gasto está en el vuelo, la estancia y el envío del producto. Es cierto que es un dinero, pero es interesante», remarca Merino. «Por eso hay que seleccionar bien a qué ferias se hay que ir», concluye Robledo.
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