Un cacereño en 'prime time'

Ropa de sport, gesto desinhibido y un tanto cansino, bigote y perilla. Su perfil oficial es el de un joven «fogoso, alegre y despreocupado». Su cara es perfectamente reconocible para muchos cacereños. Muchos de ellos se quedaron tan sorprendidos como descolocados cuando se encontraron de frente con ese rostro familiar en horario de máxima audiencia y en La Primera de TVE. Sucedió el pasado lunes a las 10 de la noche, pleno 'prime time'. Era el estreno de la serie Plan América, la nueva apuesta de la televisión pública. Y allí estaba Roberto Hazas, el responsable de mantenimiento de una ONG española en el corazón de la selva sudamericana. Hazas es Daniel Holguín, un cacereño que presume de vivir «una experiencia de gran nivel». Y no tanto por aparecer en la pequeña pantalla como por el reto que le supone «hacer cine para televisión».

Su condición de extremeño le facilita el trabajo. Se deja las 'eses'por el camino y cada diálogo en el que participa transmite un tono brusco y rotundo, acorde con el papel de su personaje. Por teléfono su voz suena en las antípodas de esa interpretación. Habla con precisión y una dicción tan nítida que cabe poner en duda sus orígenes. Aunque él mismo se encarga de recordarlos en varios momentos. «En Extremadura hay muchos talentos, muchísimos, repartidos por toda la geografía nacional. Conozco gente en Madrid, Barcelona... que se dedica a esto. Gente buenísima», apunta en medio del ajetreo del rodaje de nuevos capítulos en Tenerife. La conversación transcurre plácidamente, ajena a las urgencias de estos casos. Daniel Holguín pasa revista a su último reto profesional y anuncia proyectos de futuro que no menciona pero le ilusionan: «Aquí no puedes hablar hasta que estás rodando, o casi. No hasta que está firmado, sino después. Nunca te puedes fiar», reflexiona este joven actor de 29 años, en cuyo currículo figuran apariciones en series como Hospital Central, El Comisario o Cuéntame.

«Todo empezó en Cáceres. Tenía 15 ó 16 años y entre varios amigos formamos una compañía que iba a los pueblos. A partir de ahí, me di cuenta de que me gustaba. Y Extremadura, desafortunadamente, tiene un techo muy bajo para alguien que se quiere dedicar a esto y te tienes que marchar». Acude a sus raíces y esos recuerdos se entremezclan con su última y gran experiencia: Plan América, puesta en marcha para el gran público en horario de máxima audiencia el pasado lunes. Es la historia de una ONG que presta servicio en Tuculapa, una imaginaria selva de Latinoamérica. Allí operan narcos, guerrilleros y paramilitares. Daniel Holguín comparte cartel con Pepe Sancho, Fernando Cayo (El Orfanato, El penalti más largo del mundo) y Daniel Grao (Amar en tiempos revueltos, Sin tetas no hay paraíso), entre otros. «Llevamos rondando desde enero. Y lo hacemos a ritmo de 12 ó 14 horas diarias. En estas condiciones, ir a Cáceres es difícil para mí, aunque tengo previsto escaparme en mayo», relata Daniel, apenas unos minutos antes de volver a rodar y con una sensación «agridulce» por el estreno: el temido 'share' lo explica todo. «La audiencia no importa tanto estando donde está. Son dos millones de espectadores. Es una serie muy especial, distinta, arriesgada. No para todos los públicos. Sabíamos que podíamos estar por esos índices. Pero hacer cine para televisión es una experiencia de gran nivel».

Con Benicio del Toro

Cuenta Atrás, Divinas Palabras -en el Auditorio de Cáceres-, Matrimonio con Hijos, dos años en el Centro Dramático Nacional y la película Guerrilla, de Steven Sorderbergh, con Benicio del Toro, forman parte de su trayectoria más reciente. En la misma atribuye un papel determinante a Alfredo Guzmán: «Tuve la suerte de trabajar con un profesional como él. Me dijo: 'chaval, tienes que salir'. Espero que la Escuela de Arte Dramático llegue a Cáceres y se forme una compañía estable. Hay muchos actores extremeños dispersos por toda la geografía. Ojalá empiece a producirse algo. hay gente muy válida repartida por Valencia, por Barcelona, por Madrid... Dramaturgos, actores, directores... Te queda esa cosilla de no ser profeta en tu tierra», alude con un tono más amargo del que acostumbra.

Cita entre sus planes «un par de funciones» y volver al Centro Dramático Nacional. También aparece, cómo no, el cine. Pero es imposible sacarle un pase: «Vamos a ver qué pasa con Plan América. Tengo un par de películas en el aire. Hay que cerrar acuerdos, pero no digo nada. En este mundillo, no te lo acabas de creer hasta que estás rondando».

Mantiene su tono didáctico y explicativo, una amabilidad que quizás sea natural o fruto del paisanaje. Se acerca la hora de volver al escenario. La hora de Daniel Holguín.