«Vivo a tres kilómetros del centro de Badajoz y nadie me da servicio»

La escena se ha repetido varias veces ya. Responsables de Telefónica y de la Junta comparecen en rueda de prensa para anunciar con orgullo que Extremadura es la primera comunidad española donde se puede acceder a Internet con banda ancha en todos los municipios, pedanías y entidades locales menores. El logro no es menor, sobre todo teniendo en cuenta que Extremadura es la última de la fila en muchos parámetros. Sin embargo, parece que la realidad no es estrictamente esa.

Existen varios ejemplos, pero uno muy llamativo es el de la urbanización La Atalaya. Se encuentra apenas a tres kilómetros del centro de Badajoz, pero no es posible encontrar ninguna compañía que le dé servicio de Internet.

Es el caso de Enrique Parra, quien lleva tres años viviendo en esta zona, donde como todos paga sus contribuciones. «Es que algunos no tenemos ni teléfono fijo. Al llegar lo pedimos. Pasado un tiempo vinieron a poner los postes y no han vuelto por aquí. Ante esto, nos hemos movilizamos. Fuimos a la central de Telefónica de Badajoz, donde al final nos dijeron que eso era una empresa privada desde hacía mucho tiempo, que se movía por interés económico. Sólo si había un estudio económico que dijera que eso salía rentable, nos ponían línea. Y eso que estamos más cerca de Badajoz que Las Vaguadas».

Al parecer el problema estriba en que la infraestructura original se ha quedado pequeña y no hay más 'enganches' para los usuarios.

Por eso, la primera decena de vecinos sí que tienen línea telefónica fija, aunque con un servicio muy deficiente. Por eso, tampoco pueden tener Internet. «Los primeros que llegaron sí que tienen teléfono, pero no pueden usar Internet porque la calidad de la línea es infame. La velocidad de conexión es mucho más lenta que en el casco urbano de la ciudad. Hasta aquí llegan los operadores con muy buena intención, pero luego dicen que no pueden hacer nada», comenta Enrique.

Ante la situación, se han buscado alternativas. Por ejemplo, a través del servicio de fibra óptica de ONO: «La comercial daba muchas facilidades hasta que le dije que vivía en Badajoz. Entonces me comentó que no podía ser, que en Extremadura no han han abierto ni una zanja para meter cables», asegura. Al final, la comunidad ha optado por instalar una antena wi-fi, más cara y con menos calidad que el ADSL.

Enrique no puede evitar la ironía cuando se le comenta los 'logros' anunciados por la Junta. «Que vengan aquí y vean las conexiones que tenemos».