Se buscan piezas de Tente

NI Paco ni Ángel son frikis (raros especímenes de gustos extraños y comportamiento extravagante, que proliferan en la tele actual). Los dos son conscientes de que mañana, en el trabajo, algún compañero les hará la gracia por haber salido en el periódico rodeados de juguetes, pero posan sin reticencias.

Lo que une a Paco (45 años) y a Ángel (33) es el Tente. A muchos de los que ahora tienen entre 30 y 45 años, aproximadamente, la simple mención de la palabra les traerá recuerdos. El mecanismo de la nostalgia echará a andar y volverán a la mente los años de los juguetes. Y entre ellos, el Tente ocupa en muchos casos un espacio singular.

Un hallazgo afortunado

En el caso de Paco, fue un hallazgo fortuito lo que le introdujo en un mundo al que desde entonces dedica todas las horas que puede, que son muchas menos de las que le gustaría. Fue hace un par de años. «En la casa de un familiar -recuerda- encontré un bote lleno de piezas de Tente, y a partir de ahí empecé a buscar más».

En uno de esos primeros rastreos por Internet fue a dar con Ángel, también residente en Cáceres y como él, interesado en los juguetes antiguos. «El Tente es de la época dorada de la juguetería española -explica Paco-, y era de la marca Exin, la misma del Cine Exin o del Exin Castillo». Cosas del mercado, de la economía y las empresas, Exin desapareció a principios de los noventa. «Durante un tiempo -comenta Ángel-, la firma Borrás comercializó el Tente, y las piezas eran las que tenía en almacén Exin, pero cuando se les acabaron, empezaron con otras nuevas, y no son iguales».

Según coinciden los dos, cambian los colores y la calidad de las piezas. Al margen de esos cambios, el Tente de Borrás siguió vendiéndose hasta principios del nuevo siglo, cuando desapareció definitivamente. «En Cáceres -certifica Paco-, ahora mismo, todo lo que se puede conseguir de Tente son seis barcos que tienen entre un par de jugueterías».

A través de Internet

Su compañero de afición recuerda que en su caso, fue la visita a una página de Internet, buscando información para un trabajo, lo que le devolvió a su infancia. «Encontré en Internet alguien que vendía un muñeco hecho con Tente -relata-, lo compré por dos euros, y así empecé». Hoy, Paco supera las 20.000 piezas y Ángel ronda las 40.000.

Cada semana, se juntan para intercambiar información, para ver lo que cada uno ha podido encontrar en Internet, comprar a través de la Red o descubrir en algún rincón de su inmenso almacén. «Hay bastante gente en España que se dedica a esto -comenta Paco-, y a través de unos y otros, en distintos sitios, es como consigues las piezas». «El problema -apunta Ángel- es que no todo el mundo lo hace por afición, no todos compran las piezas para jugar con ellas, hay muchos que especulan, que compran para luego vender más caro».

No es el caso de ninguno de ellos. Aseguran que su motivación es doble: por un lado, rescatar del fondo de trasteros olvidados unas piezas que a ellos les encantan, y por otra, tratar de encontrar nuevas utilidades a esas láminas, cuadrados, rectángulos o tubos con agujeros que se enganchan a otras pareidas. «El Tente te permite coger una pieza de un helicóptero, otra de un coche y una de una casa y hacerte un avión», cuenta Ángel, que ha introducido a su hija de tres años en los juegos de construcción. Y la niña, confirma, se lo pasa pipa.

Como ellos, hay fanáticos del Tente en toda España y en varios países europeos, como Portugal, Bélgica o Alemania. Por eso, ellos piden un favor: quien tenga en casa alguna de estas piezas, que llame al teléfono 649 314 473 o mande un correo electrónico a la dirección: mi.tente@gmail.com.