Fernando Rodríguez, ante la cañada real. :: F.N.
SOCIEDAD

Memoria viva de la trashumancia

Hijo de un pastor trashumante, recuerda la llegada de los pastores sorianos a Valverde

FERNANDO NEGRETE

Jueves, 15 de julio 2010, 02:07

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Ahora que se pretende recuperar las vías pecuarias que atraviesan nuestra región como parte significativa de la historia de Extremadura es oportuno recordar por dónde discurrían esas auténticas autopistas para el ganado que eran las cañadas. Una de las iniciativas dedicada a esa recuperación corresponde a Trashumancia Viva, grupo vinculado a programas de desarrollo de Extremadura, Castilla y León y La Rioja, que ha presentado ante el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, un proyecto que propone abrir un expediente ante la UNESCO para la declaración de la Cañada Real Soriano Occidental como Patrimonio de la Humanidad o como Itinerario Cultural Europeo. Esta vía pecuaria tiene su origen en Logroño, atraviesa Castilla y León y Extremadura y termina en Valverde de Leganés, en las proximidades del pantano Piedra Aguda tras recorrer más de 700 kilómetros.

Todas estas circunstancias despiertan gran interés por conocer el modo de vivir de la trashumancia. Para ello tenemos la suerte de contar en Valverde de Leganés con un testigo directo. Fernando Rodríguez Rodríguez, valverdeño de 80 años, también conocido como Cristo el Carnicero, hijo único de uno de aquellos pastores trashumantes que tantas veces transitaron la Cañada Real. Conoció de primera mano las condiciones de la trashumancia cuando sus familiares bajaban el ganado hasta nuestro pueblo desde tierras zamoranas.

Con un vocabulario ágil, Fernando nos traslada a las primeras décadas del siglo pasado en las que su padre, Miguel Rodríguez Castaño, su hermano José y otros familiares llegaban a tierras valverdeñas con miles de ovejas procedentes de Porto de Sanabria, localidad zamorana en el límite con Orense. Dice que tardaban más de un mes en el recorrido. Pastores y ganado permanecían en estas tierras de noviembre a mayo. Fernando recuerda cómo desde pequeño acompañaba a su padre hasta la finca de Los Bayones, próxima a San Jorge de Alor, donde pastaban las ovejas. Allí, entre familiares y amigos, en las largas noches de invierno, en los chozos y alrededor de una lumbre, las conversaciones reflejaban la vida del pastoreo, las penurias y fatigas pasadas en el largo viaje, las buenas o malas condiciones de abrevaderos, majadas, descansaderos, posadas, chozos. un sinfín de información que ha perdurado en la memoria de nuestro informador y que ahora nos trasmite.

Fernando 'Cristo' también fue carnicero, profesión que ahora ejerce uno de sus hijos. Gracias, en buena parte, a su profesión, Fernando nunca perdió el contacto con la trashumancia que perduró hasta mediados de los 70, y junto a su padre hicieron durante décadas, de anfitriones de los pastores cuando acudían a Valverde a por suministros de viandas y enseres. Recuerda esos momentos destacando los buenos modales y educación de los castellanos-leoneses y en especial de los sorianos, y añora el especial y delicioso sabor de la carne de aquellos animales criados con el clima y los pastos frescos del norte. Dice que era un manjar de lujo.

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Como colofón, afirma que con el uso del tren para transportar el ganado, las vías pecuarias cayeron en desuso, lo que fue aprovechado por propietarios de fincas colindantes en propio provecho, limitando o suprimiendo su uso público, por lo que le satisface las iniciativas que buscan su recuperación como patrimonio histórico.

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