Langostas caribeñas en aceite de Villamiel

En Cuba la langosta sabe a poco, y lo que es peor, pringada en mantequilla acaban por echarla a perder

Fernando Valbuena

Lunes, 21 de diciembre 2015, 07:55

Tony desayuna langosta en la plaza de la catedral. Cada mañana una o dos. Mientras, La Habana se le bambolea y le canta. En Cuba se canta y se baila, pero a Tony le delata el aceite. De oliva, por supuesto. Cada vez que viaja a Cuba se lleva aceite de oliva extremeño. Según él, allí la langosta sabe a poco, y lo que es peor, pringada en mantequilla acaban por echarla a perder. Tony prefiere la langosta del Caribe bañada en aceite de Villamiel.

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En un libro que acaba de publicarse, El Banquete de los Dictadores, se cuenta que Castro opina como Tony. Según Fidel, la langosta hervida pierde enjundia, viene a menos, empobrece. La cubana es una langosta de subsidio y aguas cálidas. Por eso el compañero Fidel recomienda prepararla al horno o, como mal menor, a la brasa. Y, es más, se atreve con los detalles. Once minutos de horno, seis de brasa. Para eso es el compañero presidente.

En El Banquete de los Dictadores, además de cómo preparar la langosta según Castro, se hace también mención de la sopa de tortuga como uno de sus platos preferidos. Tortuga de mar, claro.

Lee el post completo en el blog La cuchara de San Andrés

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