A finales de agosto, estaba trabajando de psiquiatra en el Hospital Universitario de Badajoz, cuando de repente empecé a encontrarme mal. Parecía un virus que ... atacaba al hígado, pero llegó al corazón y caí: ¡miocarditis fulminante! Por suerte, estaba en mi hospital y el equipo de Cardiología trabajó sin descanso y consiguió lo imposible: me devolvieron el latido del corazón. Pero eso no es todo; desperté rodeada de profesionalidad (el resultado era evidente, estaba viva), ilusión, dedicación y humanidad por parte de todo el equipo. Mi vida continúa gracias a ellos. Al Hospital Universitario de Badajoz y en especial al Servicio de Cardiología: mi eterno reconocimiento por vuestra entrega y compromiso con la vida.
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