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Opinión

Urge un nuevo centro de PROA en Cáceres

Pilar Pérez Peña

Martes, 5 de noviembre 2024, 22:44

La ciudad de Cáceres ha estado consternada por la oleada de robos que ha sufrido el centro de educación especial PROA. Robar es un delito ... muy serio, y es mucho mayor si se comete en un centro que atienden a personas especialmente vulnerables. Pienso en Robin Hood, y siento que lo sucedido es lo contrario a lo que simbolizan las fechorías de la figura legendaria, robar a los ricos para repartir entre los más necesitados. Logró convertirse en un icono cultural por luchar contra la injusticia y la opresión. Robar en un centro de educación especial tiene un impacto profundo al alterar la seguridad y el bienestar de personas que necesitan mucha más ayuda que los demás. Si se esclarecen los hechos y se detiene a los autores espero que la justicia tenga en cuenta la gravedad del daño y la condena lo refleje.

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Afortunadamente, el centro de PROA ha podido comenzar el curso con normalidad tanto para los alumnos internos como para los externos. Las autoridades regionales y municipales se han dado prisa y han dotado al centro de todo lo que habían sustraído, además de adecentar el exterior desbrozando toda la vegetación salvaje, y de dotarlo de mayor seguridad por nuevas cámaras de videovigilancia. Pero, a pesar de todo eso, sigue siendo un centro obsoleto construido en los 60. Las personas con necesidades educativas especiales llevan esperando 20 años un nuevo centro. Hace una década que el Ayuntamiento cedió unos terrenos para las nuevas instalaciones en el barrio de Casa Plata-Maltravieso sin que su construcción viera la luz. ¿Es desidia política o también ha influido la implantación del modelo inclusivo en los centros de educación ordinarios?

En un mundo ideal lo mejor sería que convivieran los centros de educación especial junto con la educación inclusiva en los colegios ordinarios con los suficientes recursos económicos para cubrir las necesidades específicas de este colectivo. Por un lado, los centros de educación especial son necesarios para los alumnos que requieran una atención muy especializada, y deberían ser capaces de convertirse en centros de referencia y apoyo para los centros ordinarios. Y por otro, la escuela inclusiva, además de favorecer valores como la empatía y el respeto, aspira a ofrecer derechos y oportunidades a los alumnos con necesidades educativas específicas que lo deseen. ¿La educación inclusiva sigue siendo una utopía? Sí, por falta de recursos humanos, materiales y económicos. Las escuelas ordinarias aún no están convenientemente preparadas. Faltan docentes con la formación necesaria, espacios acondicionados, y, entre otras cosas, recursos tecnológicos y materiales adaptados que permitan que los alumnos con discapacidad desarrollen bien un aprendizaje correcto. Urge un nuevo centro para PROA. Si fallan los recursos invertidos en el colectivo de diversidad funcional no sólo se fallará en el rendimiento académico, sino que además habrá una carencia en el desarrollo integral del alumno que siempre lastrará su integración social y laboral.

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