Algunos izquierdistas exquisitos han resucitado estos días ese viejo dicho que asegura que no hay persona más estúpida que un obrero de derechas. Los resultados ... de las elecciones del 4M en Madrid han descolocado a muchos, empezando por un Ciudadanos reducido a cenizas, pero también a quienes como Unidas Podemos y PSOE dan por sentado que los barrios pobres deben votar mayoritariamente a la izquierda. Y si votan a la derecha, es decir al PP, es que los 'obreros' son tontos y no saben lo que les conviene.
Publicidad
Habría que plantearse qué entendemos hoy por 'obrero' y hasta qué hay detrás del concepto 'clase trabajadora'. Y quiénes la componen.
¿Un albañil que gana 2.000 al mes es un obrero? ¿Y un economista recién titulado que no llega a los mil, qué es? ¿A quién votan? Y, sobre todo, ¿a quién deberían votar, según los gurús cabreados por el éxito de Ayuso en Vallecas o Carabanchel?
La sociedad española es hoy mucho más compleja que hace cincuenta o cien años como para que su comportamiento electoral pueda ser explicado con los viejos clichés acuñados en 1936. Los ciudadanos votamos principalmente a quienes nos da la gana y el empeño de los partidos por amarrarnos y convertirnos en sus votantes fieles elección tras elección es cada vez más inútil.
Se equivocaron socialistas y Podemos al dar por sentado que los barrios del sur madrileño eran suyos, y se equivocaría ahora el PP si creyera que los ha conquistado para los restos. La gente cambia de voto, lo que no significa que vote a voleo o a tontas y a locas. Siempre hay una causa detrás de ese cambio, probablemente una decepción con el partido o con el político elegido en la elección anterior. Y el partido que ha perdido votos a chorros, como le ha ocurrido al PSOE, bien haría en analizar por qué tantos antiguos electores socialistas le han sido infieles en lugar de amonestarles.
Publicidad
Lo que resulta indiscutible es que las elecciones de Madrid han dado un serio aviso al PSOE de Sánchez y han insuflado una buena dosis de optimismo al PP de Casado. Pero sería mucho aventurar decir que la victoria popular de Madrid supone un cambio de ciclo en toda España. Faltan dos años para las elecciones autonómicas y locales y dos y medio para las generales, un tiempo más que suficiente para que se desinfle el fenómeno Ayuso e incluso para que Sánchez se reinvente otra vez.
La marcha de la economía va a determinar las próximas elecciones. Como lo ha hecho en Madrid. No nos engañemos, los madrileños se han decantado por Ayuso no porque les convenciera su eslogan de comunismo o libertad (que no se creía nadie), sino porque tenían la percepción de que les podía garantizar un mejor futuro económico. Pedro Sánchez va a tener la ventaja de disponer de los fondos europeos para la reconstrucción económica y eso, si se gestiona bien y no nos come la deuda, le puede ayudar a armar una mayoría suficiente para permanecer en el poder más allá de 2023. Quién sabe. Hoy dos años son un siglo y nadie sabe qué puede ocurrir en España dentro de tres meses. La tendencia más sostenida indica que se refuerza el bipartidismo, con UP y Vox en los extremos, pero sin amenazar la hegemonía de PSOE y PP. Quién domine en cada momento, si socialistas o populares, va a depender de qué votan los 'obreros'. Los de derechas y los de izquierdas, que también debe quedar alguno.
Primer mes sólo 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión