Cada mañana nos despertamos con noticias inquietantes: lluvias torrenciales, incendios devastadores, guerras, conflictos, desastres naturales, talas incontroladas, mutaciones de virus… Hace más de 66 millones ... de años toda una especie se extinguió; los dinosaurios. ¿Estamos en un nuevo ciclo de la Tierra? ¿Cuánto tiempo le queda a la humanidad en este planeta? Suena apocalíptico, pero seguro que alguna vez te lo has preguntado. ¿Somos conscientes de que el fin está cerca? Los dirigentes de los países desarrollados acuerdan políticas para la reducción de emisión de gases efecto invernadero y las empresas, que no cumplen, entran en el mercado de dióxido de carbono (CO²). Se basa en la compra y venta de CO² o permisos de emisión, también conocidos como créditos de carbono. Este mercado ha sido diseñado para poner un precio al CO² que las empresas emiten. Cada crédito representa el derecho a emitir una tonelada de CO² o su equivalente en otros gases de efecto invernadero. Las empresas que logran reducir sus emisiones por debajo de la cuota asignada pueden vender sus créditos excedentes en el mercado, mientras que aquellas que excedan sus límites deben comprar créditos para cumplir con la normativa. Un trato muy beneficioso, aunque, ¿es efectivo? Tengo mis dudas al respecto. Al final el futuro de nuestro planeta se limita a una transacción comercial, que incluso ha dado pie a estafas millonarias. Seamos honestos, está claro que las medidas son insuficientes. Si queremos salvar el único planeta conocido donde podemos vivir debemos tomar conciencia y poner nuestro granito de arena. No me gustaría recibir esta carta algún día.
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Si queremos salvar el único planeta donde podemos vivir debemos tomar conciencia y poner nuestro granito de arena
«Escribir estas palabras me duelen. De nada ha servido la confianza, el tiempo compartido o el sacrificio. He sido paciente, quizá demasiado. Siempre procuré dar más de lo que recibí con la esperanza de que, un día, nuestro amor fuera reciproco. El tuyo era un amor colmado de egoísmo, dejadez y destructivo. El mío incondicional y tolerante, pero ya no me quedan fuerzas ni deseos de seguir luchando. Me siento abandonada, sin ánimos de darte una nueva oportunidad. Recuerdo con nostalgia los inicios de nuestra relación, cuando ambas nos respetábamos y cuidábamos la una de la otra. Después, el lazo que nos unía se fue deshaciendo sin que tú hicieras ningún esfuerzo por estrecharlo. Tu falta de conciencia me ha esquilmado poco a poco, me siento vacía. Intuyo, que al leer esta carta, me dirás que aún es posible una reconciliación, pero sabes que no es cierto. Desaté mi furia en numerosas ocasiones y tomaste a la ligera mis advertencias. Te abrí el corazón, y tú has devorado mis entrañas, no me queda nada que ofrecerte. Quiero acabar con todo, no mirar atrás y por más que duela, cerrar los ojos y hacerte desaparecer. Necesito respirar y junto a ti, me muero. No sé si será la elección acertada, solo el tiempo lo dirá. Me despido de ti con amargura, nunca creí que pudiera hacerlo. Mañana, dejarás de existir. Para la Humanidad de la madre Tierra». Aún quedan esperanzas, trabajemos unidos para darles a nuestros hijos un futuro mejor.
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