José Ibarrola

Radiografía ante la COP30

La evolución empresarial en materia climática es especialmente reseñable en España, que debe convertir ese liderazgo en palanca para acelerar la transición

Cristina Sánchez

Directora ejecutiva de Pacto Mundial de la ONU España

Miércoles, 12 de noviembre 2025, 13:34

La COP30 aspira a ser un nuevo punto de inflexión en la historia de la acción climática. Esta trigésima edición de las cumbres de las Naciones Unidas sobre el cambio climático -que comenzaron en 1995 en Berlín- coincide con el décimo aniversario del emblemático Acuerdo de París, un hito que trazó la hoja de ruta global hacia la descarbonización y la resiliencia climática. Diez años después, el mundo llega a esta cita con avances significativos, pero sobre todo con la urgencia de acelerar el paso.

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El Acuerdo de París ha funcionado, al menos en parte. Gracias al multilateralismo impulsado por Naciones Unidas y al esfuerzo conjunto de gobiernos, sociedad civil y sector privado, el planeta ha logrado contener las previsiones más catastróficas. Sin esa coordinación global, la humanidad se enfrentaría hoy a un escenario de más de 4 °C de calentamiento. Con las políticas actuales, nos encaminamos hacia unos 3 °C y, si los compromisos nacionales (NDCs) y otros planes de acción se aplican en su totalidad, podríamos limitar el aumento a 2,6 °C o incluso menos. Un progreso que, aunque insuficiente, demuestra que la cooperación climática global funciona.

En este sentido, muchas empresas han desempeñado un papel decisivo al asumir responsabilidades, medir su impacto y orientar sus estrategias hacia la sostenibilidad. En el caso de España, la evolución empresarial en materia climática es particularmente reseñable.

De acuerdo con nuestra Consulta Empresarial sobre los ODS 2024, la medición de la huella de carbono ha pasado de ser una práctica minoritaria -apenas un 28% de las empresas la realizaba en 2020- a convertirse en un estándar: casi la mitad del tejido empresarial español (48%) la lleva a cabo hoy. Además, cuatro de cada diez empresas cuentan con un compromiso formal de reducción de emisiones. Y, cada vez más, lo hacen alineando estos objetivos con la ciencia climática.

En concreto, según el Anuario Climático 2025, que elaboramos desde el Pacto Mundial de la ONU España junto con ECODES, en el último año el número de empresas españolas comprometidas con la iniciativa Science Based Targets (SBTi) -que impulsa objetivos de descarbonización basados en la ciencia- ha crecido un 22%, alcanzando las 224 compañías. Esto sitúa a España en la decimotercera posición mundial y en la séptima dentro de la Unión Europea.

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Además, si hablamos del posicionamiento internacional en materia climática, es destacable que 17 empresas españolas forman parte de la 'A List' de CDP, la clasificación que reconoce a las entidades líderes en la lucha contra el cambio climático. De ellas, 11 pertenecen al IBEX 35, un dato que refleja cómo la sostenibilidad se ha integrado también en el corazón del sistema económico. En este aspecto, España ocupa la novena posición global y sobresale por tener una de las mayores proporciones de empresas con calificación A respecto al total de evaluadas: más del 30%.

Estas cifras confirman que España no se está quedando atrás. Las empresas españolas comprenden que la salud del planeta está directamente vinculada a la salud de sus negocios, y que la sostenibilidad no solo es una exigencia ética, sino también una fuente de competitividad y de nuevas oportunidades económicas. De hecho, el 84% de las empresas de nuestro país (el 96% de las grandes corporaciones) considera que la sostenibilidad les aporta ventajas competitivas frente a otras del mismo sector. Más aún, el 51% afirma que su trabajo en sostenibilidad ha tenido un impacto positivo en sus resultados económicos.

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Entre las principales áreas de acción medioambiental destacan la apuesta por las energías renovables y la integración de procesos de economía circular, adoptadas ya por el 47% del tejido empresarial. Ambas estrategias son clave para reducir emisiones, optimizar recursos y fortalecer la independencia energética en un contexto global incierto.

Como señaló recientemente el secretario general de la ONU, António Guterres, «las recompensas están ahí para quienes estén preparados y dispuestos a liderar el mundo en estos tiempos difíciles. Les insto a aprovechar este momento y a hacerse con el premio». Un mensaje que también interpela al sector empresarial, llamado a liderar con ambición y coherencia la transformación hacia una economía neutra en carbono.

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A las puertas de la COP30, España llega con una base empresarial sólida y comprometida, pero con un amplio margen para consolidar su liderazgo y para conseguir que más empresas se sumen a una acción climática inteligente para su negocio. La transición ecológica no es solo una responsabilidad compartida: es una oportunidad económica, tecnológica y social que definirá la competitividad de las empresas en las próximas décadas.

El desafío es claro: pasar de los compromisos a la acción transformadora, de los proyectos piloto a los cambios estructurales. Las empresas españolas han demostrado que pueden estar entre las más avanzadas del mundo. Ahora toca convertir ese liderazgo en una palanca para acelerar la transición justa y climáticamente neutra que el planeta necesita.

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