Carles Puigdemont está cumpliendo con lo que se esperaba. Tiene la sartén de la legislatura por el mango y bien que lo está aprovechando. Cada ... negociación con él, es para Pedro Sánchez un quebradero de cabeza. La relación entre ambos sigue la dialéctica entre el amo y el esclavo desarrollada por Hegel.
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Como explica el filósofo Javier Correa Román en un artículo en Filosofía&Co, el pensador alemán describe la lucha entre dos conciencias que buscan imponer su verdad y el reconocimiento de la otra. Cuando sentenciamos: «Esto es así», el mundo no nos aplaude ni nos ratifica. Si otro dice: «Tienes razón, es así», nos sentimos reconocidos. Mas para ello es necesario que una conciencia doblegue a la otra. No obstante, una no quiere matar a la otra porque la dejaría sin reconocimiento, quiere someterla. De resultas, la ganadora se convertirá en amo y la perdedora, en esclavo.
El amo no tiene miedo a nada, ni a la muerte, lo más importante para él es la libertad, mientras que el esclavo teme a la muerte y no le importa tanto su libertad. Por ejemplo, entre Puigdemont y Sánchez, el amo es el 'expresident' porque no teme –al menos aparentemente– que la relación se rompa y la legislatura se vaya al garete. En cambio, el líder socialista sí. En palabras de Hegel, el amo es un «ser para sí», y no lo es porque él lo diga, sino porque otro –y esta es la clave, subraya Correa– también lo cree así. Lo que el amo sentencia como verdad, el esclavo lo reconoce. En esta situación, el esclavo trabaja para el amo, pero solo este disfruta de los beneficios.
Sin embargo, a medida que el esclavo crea más y más cosas para el amo comienza a darse cuenta de que el mundo que lo rodea fue creado por sus manos, por lo que ya no está alienado, mientras que el amo se ha vuelto totalmente dependiente de la creación de su esclavo. En el caso de Puigdemont y Sánchez, este ha creado a instancias de aquel la ley de amnistía. Esta norma no es suficiente para el caudillo posconvergente porque teme que no le blinde por completo ante la Justicia, pero si la tumba definitivamente puede forzar a Sánchez a adelantar las elecciones ante la falta de apoyos parlamentarios. Puigdemont se arriesga, en ese caso, a que PP y Vox sumen, ahora sí, mayoría absoluta y le dejen sin amnistía y sin posibilidad de arrancar más concesiones. Por ende, el capo de Junts es esclavo del trabajo que Sánchez le hace, le necesita para satisfacer sus deseos.
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Así, el trabajo, según Hegel, condena al esclavo, pero también le libera, pues forja con él un mundo a su imagen y semejanza (es decir, como dijo Sánchez, acaba haciendo de la necesidad virtud, pues logra así gobernar). La relación ya no es entonces tan clara. Al final, ninguno es plenamente libre ni dependiente. En consecuencia, la lucha deja a los dos insatisfechos e infelices.
El filósofo Robert Brandom explica que la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo «es un intento de demostrar que las relaciones asimétricas y reconocibles son metafísicamente defectuosas, que las normas que instituyen no son del tipo correcto para ayudarnos a pensar y actuar (...). El conocimiento asimétrico es de esta manera una autoridad sin responsabilidad, del lado del amo, y responsabilidad sin autoridad, del lado del esclavo. Y el argumento de Hegel es que, a menos que la autoridad y la responsabilidad sean proporcionales y recíprocas, no hay una normativa real». Que Puigdemont y Sánchez tomen nota.
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