Inmigración y la ventana de Overton

Este modelo fue creado en la década de los 90 por Joseph Overton, que hasta su muerte en 2003 en un accidente aéreo fue miembro destacado del Centro Mackinac, un instituto conservador estadounidense especializado en políticas públicas.

La ventana de Overton encierra las ideas que son aceptables para el público y, por tanto, para los políticos, mientras excluye las que son inaceptables para ambos. Pero esa ventana se puede desplazar hasta conseguir que ideas inaceptables para la sociedad acaben siendo admitidas.

El concepto central es que los políticos, por lo general, solo implementan medidas que son ampliamente aceptadas en toda la sociedad como opciones legítimas, es decir, están dentro de la ventana de Overton. Si apoyan iniciativas o ideas que están fuera de ella, corren el riesgo de perder el apoyo popular.

Quienes proponen políticas fuera de la ventana buscan persuadir o educar a la opinión pública para que la ventana se expanda y abarque esas nuevas ideas. En cambio, los opositores de políticas o ideas que estén dentro de la ventana buscan convencer a la sociedad de que deberían ser inaceptables. Botón de muestra son los intentos de la ultraderecha de derogar el derecho al aborto o los derechos del colectivo LGTBI.

El comentarista político Joshua Treviño enunció los pasos para que una política pública alcance la total legitimidad: impensable, radical, aceptable, sensata, popular, política, estando las últimas cuatro dentro de la ventana de Overton. Además, existen técnicas para mover la ventana, por ejemplo promoviendo deliberadamente ideas «radicales» con la intención de hacer parecer más moderadas y, por ende, más aceptables algunas ideas que ya se encuentran fuera de la ventana. También se puede cambiar la mentalidad de la sociedad apelando a hechos, circunstancias o valores morales, o manipulando las emociones y la información, algo para lo que se han vuelto muy útiles las redes sociales.

Creo que con las técnicas mencionadas se está moviendo la ventana de Overton en un tema altamente sensible como la inmigración. Hasta el punto es así que gobiernos socialdemócratas como el alemán o el español están endureciendo su política migratoria asumiendo ideas incluso de la ultraderecha –consideradas inaceptables hasta antes de ayer, como quien dice– ante el auge electoral de esta, que ha sabido catalizar y canalizar el creciente malestar de la opinión pública con los migrantes, sobre todo musulmanes, al lograr criminalizarlos con la viralización en las redes sociales de bulos e hipérboles xenófobas.

Ya el profeta Isaías nos advertía del arte del engaño, de la perversión de la palabra y la sofisticación de la mentira como herramienta política: «¡Ay de los escribas que hacen leyes injustas, y de los escribas que escriben juicios injustos, para pervertir la causa de los pobres y abusar de la justicia de los pobres entre mi pueblo!»