¿A qué jugamos con la sintaxis?

Andrés M. Domínguez Murillo

Jefe del Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Vegas Bajas de Montijo

Miércoles, 4 de junio 2025, 23:12

Soy profesor de Lengua Castellana y Literatura en un instituto público de Extremadura y escribo estas líneas con un pesar difícil de disimular, el que ... nace de ver cómo el esfuerzo de nuestros alumnos de 2º de Bachillerato se topa con una prueba que no premia su trabajo, sino que los desconcierta.

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En la prueba de la PAU de este año en Extremadura, la sintaxis se ha convertido en un verdadero obstáculo del examen de Lengua para la inmensa mayoría de nuestros alumnos, y no por falta de preparación o estudio, sino por la complejidad innecesaria del ejercicio que se ha planteado. En un examen ya de por sí extenso, que apenas deja tiempo para respirar, se les ha pedido a los alumnos que analicen una oración casi imposible para la mayor parte de ellos.

Era una estructura compleja, con cinco verbos –uno de ellos, además, elidido–, y tan larga que obligaba a poner el folio en horizontal para escribirla en dos líneas, con letra contenida, para que cupiera entero un análisis sintáctico caprichosamente enrevesado. ¿Y qué sentido tiene introducir semejante complejidad en un ejercicio que debería medir competencias adquiridas y no la capacidad de adivinar una estructura compleja que no se ha trabajado en ningún aula de 2º de Bachillerato?

Nuestros alumnos, que se han esforzado durante todo un curso y que han dedicado horas a trabajar cada concepto gramatical, no merecían esto. No merecían sentirse impotentes frente a una oración que parecía diseñada más para ponerlos a prueba que para evaluarlos con justicia. El malestar ha sido general.

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La pregunta que deberíamos hacernos es quiénes son los responsables de estos exámenes. Y la respuesta es sencilla: alguien de la Universidad, alguien que, probablemente, nunca ha impartido docencia en Bachillerato, alguien que tal vez no conoce los procesos de aprendizaje de nuestros alumnos. ¿No sería entonces necesario que los profesores de Educación Secundaria tuviéramos un mayor peso a la hora de decidir cómo debe diseñarse este tipo de pruebas?

La situación sería menos hiriente si el nivel de dificultad hubiera sido semejante en otras comunidades autónomas. Pero no ha sido así; en la mayoría de ellas, las oraciones propuestas para el análisis sintáctico fueron mucho más asequibles. Mientras tanto, nuestros alumnos tendrán que competir con esos mismos compañeros de otras regiones por las mismas plazas en las mismas universidades. ¿Es esto lo que entendemos por igualdad de oportunidades?

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La sintaxis es una herramienta poderosa. Nos ayuda a comprender cómo se organiza el pensamiento, cómo se construye el mundo desde las palabras, pero cuando se convierte en un muro inexpugnable, cuando no se adapta al fin que se persigue en el aula, pierde su valor pedagógico y se convierte en una trampa. Y yo, que amo la lengua y que cada día la enseño con humildad y mucho respeto, no puedo dejar de preguntarme a qué jugamos con la sintaxis.

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